Volkswagen Touareg.
Primo hermano del Audi Q7, no hay nada que se le resista.
Más largo –ocho centímetros–, más ancho –cuatro centímetros– y más bajo –un centímetro–; ese podría ser un escueto resumen de la tercera generación del Touareg pero, gracias a que está realizado sobre la excelente plataforma MLB del grupo –la misma del Audi Q7 y el Porsche Cayenne–, el más grande y sofisticado de los Touareg nace con una genética privilegiada. Lo mejor es que su interior es más amplio en todas las cotas. En su imponente salpicadero llama la atención la gran pantalla central de 15 pulgadas, combinable con el cuadro digital Premium Digital Cockpit, que hace desaparecer casi todos los interruptores. Ahora sólo quedan dos mandos giratorios en la consola central, uno para los modos de conducción y otro para la suspensión neumática opcional.
La plataforma compartida permite que el Touareg pueda disponer del sistema eléctrico de 48 voltios para funciones auxiliares y elementos que hacen su
comportamiento mucho más ágil y eficaz como la dirección a las cuatro ruedas, las estabilizadoras activas controladas electrónicamente que eliminan casi por completo el balanceo o la enorme cantidad de ayudas a la conducción.
Mecánicas V6 y V8
De momento está a la venta con un único propulsor TDI, del que se ofrecerá una nueva variante menos potente a final de año y que será el más asequible de la gama. A principios de 2019, llegará un gasolina V6 de 340 caballos y, más tarde, un V8 TDI de 421. Como casi todos sus rivales, el Touareg ya ha perdido la reductora, un elemento que, en cierta medida, compensan el elevado par motor, el cambio automático y la electrónica. El 'paquete off-road' incluye protección de bajos y de la batería, depósito de combustible ampliado en 15 litros, dos argollas de remolque y programas de conducción específicos para fuera del asfalto y que, en combinación con la suspensión neumática opcional, llegan a elevar la carrocería del Touareg unos 10 centímetros sobre la altura 'normal' de marcha.
Sobresaliente en todo
El Touareg siempre ha destacado por su excelente relación entre calidad, precio y comportamiento a pesar de no ser un vehículo asequible, cosas que sigue manteniendo. Es un SUV con un elevadísimo nivel de comodidad y, aunque mi percepción es que un Audi Q7 es
más silencioso, la sensación de calidad que transmite el Touareg es magnífica. No tiene, y creo que tampoco es lo que se ha buscado, un comportamiento con ese toque más deportivo que tienen otros modelos de esta categoría, pero sí es tremendamente ágil y en ningún momento se tiene la sensación de conducir un coche de semejante tamaño… hasta que te adentras por las estrechas carreteras del Tirol austríaco y te das cuenta de su anchura. El ligero balanceo de la carrocería en curva queda contenido en cuanto seleccionamos el modo de conducción Sport, la dirección tiene un tacto excelente y, el V6 TDI, un empuje de primera desde muy pocas vueltas, elementos más que suficientes con los que afrontar cualquier desplazamiento con el más elevado nivel de comodidad.
Cuando la gama esté completa habrá tres acabados –Pure, Premium y R-Line–, pero, de momento, sólo se ofrecen los dos más completos. Dentro del Premium se pueden elegir dos ambientes interiores y, aunque el equipo de serie es completo, la lista de opciones es larga.