Prueba a fondo: Skoda Kodiaq 4x4.
¿Hay algo malo en este todocamino de siete plazas?
Recientemente un buen amigo padre de dos niños me consultaba qué coche comprar frente al cadáver de su vetusta Renault Scénic, que había muerto por agotamiento. Abocado al universo SUV ante el ocaso de los monovolúmenes y sin ser un gran aficionado al automóvil, la respuesta parecía evidente… un Skoda Kodiaq. Uno de esos coches que ven la luz de tanto en cuanto y que pueden definirse como automóviles que "cuestan menos de lo que valen", y es que basta echar un vistazo a su tarifa de precios para descubrir unas cantidades bastante 'razonables' si tenemos en cuenta que nos estamos llevando muchos de los últimos componentes tecnológicos del Grupo VW, como la plataforma MQB –la misma del VW Tiguan–, el motor gasolina TSI en su variante de 150 caballos o la tracción integral. En el aspecto negativo una lista de espera para pedidos superior a los cuatro meses, pero como dicen lo bueno se hace esperar.
Calidad interior y exterior
En el interior se dan la mano unos materiales de una calidad excepcional, ojo lo que no quiere decir lujosos, con plásticos blandos y molduras firmes muy bien ajustadas. También abundan las guanteras y los vanos portaobjetos con multitud de soluciones inteligentes como los portabotellas de las puertas, que evitan que se gire la botella y nos permite quitarle el tapón con una sola mano, o los paraguas ocultos, por citar sólo un par de ellas. En el apartado de equipamiento es cierto que la lista de opcionales es amplia y que configurarlo a nuestro gusto no es barato, pero podemos elegir pantalla
multimedia de ocho pulgadas, techo solar panorámico y abrible, o las últimas medidas de seguridad como la alerta por cambio involuntario de carril, el lector de señales, el detector de ángulo muerto, el programador activo de velocidad o la imagen exterior de 360° mediante cámaras.
En materia de motores más vale recurrir a una máxima que nunca ha fallado ni fallará; si haces muchos kilómetros compra Diesel, si no gasolina. Y basta ponerlo en marcha para descubrir que no nos hemos equivocado, el propulsor 1.4 TSI aporta un refinamiento en su funcionamiento excelente y se muestra buen compañero de viaje junto al incombustible DSG de seis velocidades, aunque conviene tener en cuenta sus limitaciones de par y potencia para aquéllos que vayan a circular cargados hasta los topes con frecuencia.
En autopista la comodidad es la nota predominante, por encima incluso de otros modelos del grupo con los que comparte mecánica. Disponemos además del sistema DCC de selección de firmeza de amortiguación, que se deja notar con nitidez cuando pasamos de Sport a Comfort, aunque sin estridencias. En carreteras de montaña se defiende sin complicaciones, con una potencia que tampoco nos permite hacer alardes ni es capaz de poner en un compromiso el buen hacer del bastidor y del ESP, que junto al 4x4 anulan con rapidez cualquier 'derrapada'.
El conjunto se completa con unas plazas amplias y muy utilizables en caso de usar sólo cinco asientos, y algo más justas si desplegamos las siete –1.000 euros–, conservando además cierto maletero para unos bolsones de viaje.