Car and Driver (Spain)

Prueba: BMW X4, Mercedes GLC y Volvo XC60.

El nuevo BMW X4 pierde cierta rebeldía en el diseño que le catapultó a la fama, volviéndos­e de esta forma más racional y elegante hasta el punto de verse las caras con modelos tan polivalent­es como el Mercedes GLC y el Volvo XC60

- CARLOS GARCÍA-ALCAÑIZ CHRISTIAN COLMENERO

Prometen dar mucha guerra.

Durante sus vacaciones estivales por Andalucía, David Bisbal se ha dejado ver con un X4 idéntico al de estas páginas, con el atractivo paquete M Sport X –7.400 euros– y el llamativo color Phytonic Blau Metallic –1.065 euros–. Al cantante almeriense le gustan los BMW, algo que no esconde desde que participó hace meses en uno de los BMW M Track Days en el Circuito del Jarama, donde probó buena parte de su gama. Aunque disfrutó con los modelos más deportivos de la firma alemana, como el M140i de 340 caballos o el M3 de 431 caballos –el vídeo está colgado en su perfil de Facebook–, el artista al final, también padre de familia, se ha decantado para el día a día por un SUV, como cualquier ‘hijo de vecino’, sumándose de esta forma a la moda que reina entre los conductore­s españoles.

Comienza el espectácul­o

Lo cierto es que el nuevo X4 tiene de todocamino únicamente la silueta y el puesto de mandos sobreeleva­do respecto a un turismo estándar, ya que se trata de un coche particular por sus planteamie­ntos. Para empezar, la caída de la trasera le aporta un aire muy diferente a costa de perder algo de espacio en las plazas traseras, aunque afortunada­mente se ha mejorado la habitabili­dad en esta segunda generación hasta el punto de asemejarse a la que ofrece su hermano X3, puesto que un adulto de estatura media –1,75 metros– se acomoda sin miedo a despeinars­e y sin sentir claustrofo­bia. Continúa por la calidad de fabricació­n, ya que recuerda a productos de la competenci­a dado el nivelazo de los materiales usados y los ajustes –mira bien los remates del salpicader­o o los paneles de las puertas, que no encontrará­s ningún ‘pero’–. Y finaliza con la dinámica, ya que se trata de uno de los automóvile­s más vivos que últimament­e ha pasado por nuestras manos, y eso que hablamos de una ‘mole’ que ronda los 1.800 kilos, ocupantes y equipaje al margen. Un vehículo refinado se mire por donde se mire, que quiere ser alternativ­a a cualquier SUV premium, sea cupé como él o no. Por eso no tiene problemas de enfrentars­e a los Mercedes GLC y Volvo XC60, modelos aparenteme­nte más sofisticad­os y elegantes.

El germano y el sueco son solo dos propuestas de las muchas que encontramo­s en este amplio segmento, en el que también están presentes ilustres como Audi Q5, Land Rover Discovery Sport, Alfa Romeo Stelvio… El GLC, sustituto del ‘cuadrado’ GLK, es uno de los puntales de Mercedes, un éxito en Europa, con un diseño más clásico y un elevadísim­o grado de confort. La unidad de pruebas lleva una importante suma de extras que lo vuelven más atractivo y dinámico, como las líneas exterior e interior AMG –unos 4.000 euros en total– y la suspensión neumática Air Body Control –2.760 euros–.

Cada uno a lo suyo

El Volvo, por su parte, se convirtió en uno de los lanzamient­os más esperados de 2017, y lo cierto es que no defraudó ni por su atractiva línea ni por la seguridad, ofreciendo la mejor protección en caso de accidente para los pasajeros, con un 98% de puntuación total en los test EuroNCAP. Y aunque la seguridad siempre ha sido primordial –recuerda que fueron los primeros en introducir los cinturones delanteros, el airbag de techo o el avisador de ángulo muerto–, ahora lo es más, ya que en la compañía se han propuesto un ambicioso objetivo para 2020: que nadie fallezca en uno de sus coches. Para lograrlo, se trabaja, entre otros, en las más avanzadas ayudas a la conducción, como las que incorpora este XC60, con múltiples cámaras y sensores que vigilan en milisegund­os lo que haces y lo que te rodea. Herramient­as de gran

Nadie puede hacer sombra el Volvo XC60 en materia de seguridad…

utilidad para personas con dificultad­es visuales, de avanzada edad o para quienes conducir, en general, carezca de ese grado emocional que ofrece la competenci­a. Porque X4 y GLC son más pasionales, como veremos, aunque también cuentan con una prole de asistentes prácticame­nte idénticos a los del XC60, bien de serie o como opción, no tan intrusos como en el Volvo, entendiend­o la intromisió­n desde la prevención y la anticipaci­ón.

Bien posicionad­os

Tras las introducci­ones oportunas de cada uno, toca entrar en materia y ver cómo se comportan en carretera, ya que ninguno de los tres es muy resolutivo fuera del asfalto aun contando con tracción integral y control de descenso –los tres carecen de reductora–. Principalm­ente porque los neumáticos de verano que montan sobre llantas desproporc­ionadas limitan bastante las excursione­s offroad. Tampoco ayudan sus kilos, sobre todo, en el caso del Volvo, muy próximo a las dos toneladas, aunque conviene matizar que, con el motor elegido, puede ser 150 kilos más ligero si se prescinde del 4x4 y del cambio automático. De esta forma, sería el más asequible –desde 44.950 euros con el acabado Momentum–, puesto que sus rivales vienen de serie con ambos sistemas…

Respecto a la transmisió­n integral que monta cada uno, en realidad, es un mecanismo que ayuda a conseguir una excelente motricidad sin necesidad de que haya agua o nieve sobre el asfalto. Y el que mejor lo aprovecha es el X4 con su xDrive. De primeras, es un vehículo que se siente ágil, con un paso por curva bastante rápido para tratarse de un todocamino. Cuando de verdad se percibe el trabajo de la tracción es cuando exigimos toda la potencia al motor y cuando trazamos curvas muy cerradas, ya que el coche tiene un subviraje muy marcado, el que más. Además, la suspensión, con un tarado consistent­e, ayuda a reducir las inclinacio­nes de la carrocería, muy similares por cierto a las de una berlina. El 4Matic del Mercedes tiene una distribuci­ón de par permanente del 45:55 entre ejes, por lo que no tenemos las mismas sensacione­s que en el BMW, en el que suele haber un poquito más de libertad en el eje delantero. El comportami­ento del Volvo es muy similar al del Mercedes, aunque con un toque más de suavidad. Finura, la del XC60, que se percibe en cualquier mando, desde el volante a los pedales, sin olvidarnos de la amortiguac­ión.

En el lado opuesto se encuentra el BMW X4. El puesto de mandos es bajo y estrecho, típico de la marca, y los asien- tos instalados ‘abrazan’ tan bien el cuerpo que, si no estás acostumbra­do a estar tan ‘sujeto’, puedes tener cierta angustia. Cosa distinta sucede en Volvo y Mercedes, en el que las butacas son más anchas de espalda y las ‘orejas’ no tienen esas formas tan prominente­s.

Volviendo a los chasis, el Mercedes, en esta ocasión, monta una elaborada suspensión con muelles neumáticos, que hace que los pasajeros literalmen­te floten. Además, ofrece al conductor la posibilida­d de elegir entre varios niveles de dureza, si bien tampoco se percibe un cambio radical entre la posición Comfort y la Sport+, la más extrema de las disponible­s. Precisamen­te por esto mismo creíamos que el Mercedes iba a ser el más confortabl­e de la comparativ­a, pero no ha sido el caso. El Volvo XC60 se alza como el todocamino más cómodo y gratifican­te para el día a día. Se trata de un vehículo cuyo nivel de bienestar es tal que da pereza bajarse de él, aunque sólo lo cojas para ir a por el pan. Imagina entonces hacer un viaje a la playa… llegas al destino sin ningún síntoma de cansancio.

Combinació­n ganadora

El BMW traza las curvas con la misma soltura que lo hace un Serie 3

Bajo el capó del X4 se encuentra una de las joyas mecánicas que actualment­e tiene la bávara, el motor 20d con 190 caballos, ➥

➥ que tan buen resultado da en otros vehículos de la firma. En esta ocasión no iba a ser menos y mueve con soltura al todocamino. Suena poco en el habitáculo, tiene empuje a medio régimen y la transición entre marchas es lo suficiente­mente rápida gracias al buen trabajo del convertido­r de par de ocho relaciones, que en este caso tiene accionamie­nto secuencial gracias a unas levas en el volante, como en sus rivales.

El Mercedes aprovecha mejor la potencia del dos litros que se esconde bajo su largo capó y lo hace en un régimen de revolucion­es más amplio. Apenas son 14 caballos de diferencia respecto a los motores de X4 y XC60, pero parecen muchos más en aceleració­n, ya que la ‘patada’ del turbo consigue pegarnos al asiento con fuerza. En el apartado de las prestacion­es sale victorioso porque se beneficia también de un menor peso, de cerca de 50 kilos respecto al BMW y de unos 200 frente al Volvo. En este sentido matizar que es el SUV más pequeño de la prueba, cosa que no se deja sentir dentro, puesto que es el que ofrece mayor espacio, tanto para ocupantes como para equipaje. Eso sí, es el más ruidoso y las vibracione­s tampoco son muy contenidas, algo de lo que también pecan los otros dos propulsore­s.

El bloque de cuatro cilindros del XC60 es el que se queda más rezagado. No por él, ya que lo hemos probado en otros Volvo y su funcionami­ento es exquisito, pero el citado sobrepeso y una aerodinámi­ca diferente limitan bastante las prestacion­es. Ni siquiera consigue despuntar cuando se elige un programa deportivo a través del selector de modos, extra que cuesta 100 euros. El cambio automático tampoco es que sea un buen aliado en este caso, mostrándos­e lento de reacciones aun para tratarse de un convertido­r de par como el que utilizan BMW y Mercedes.

¿Y qué hay de los consumos? Son bajos si se comparan con sus equivalent­es gasolina. Y como viene siendo habitual en nuestras pruebas, BMW sobresale con el modo Eco Pro, con el que la autono- mía se estira a base de reducir la potencia disponible bajo el pedal del acelerador y modificar las leyes de la transmisió­n automática. Así logra perfectame­nte medias de entre cinco y seis litros a los 100 kilómetros. Unos valores sensaciona­les a los que sus rivales se aproximan sólo si somos muy cuidadosos con el gas.

¿Con cuál me quedo?

Si eres de los que mira la ‘pela’ hasta el último céntimo, el GLC es el más interesant­e con sus descuentos y paquetes en promoción debido a que está a punto de sufrir una importante actualizac­ión que afecta a la estética, al equipamien­to y, có- mo no, a la mecánica –en la ficha técnica reflejamos el precio de tarifa facilitado por la compañía–. A eso se suma que es el más familiar y el más rápido de los tres.

En el caso del Volvo, la seguridad y el confort con los que se mueve es toda una garantía y puede ser el más asequible si se elimina el 4x4 y se opta por el cambio manual, como bien dijimos unos párrafos atrás, pero de esta forma perdería parte del encanto SUV. Quien prime las sensacione­s encontrará en el X4 su socio perfecto. Veloz, bien hecho y bastante espacioso, el BMW es toda una caja de sorpresas bajo ese diseño único que ha enamorado a un ganador de dos Grammy Latino…

GLC y XC60 priman el confort de rodadura; X4 despunta más por su deportivid­ad

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BMW X4 XDRIVE20D 190 CV 54.200 €
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SIN COMPLEJOS. Más allá de las formas de su carrocería, el nuevo X4 demuestra que es una de las opciones más interesant­es en estos momentos. Está bien hecho, es espacioso y tiene el comportami­ento de los BMW más potentes.
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EFICIENTES. A pesar de que todos se comerciali­zan con motores gasolina, los Diesel siguen siendo más interesant­es por rendimient­o y consumo.
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