Prueba supercar: Cupra Ateca.
Jordi Gené se ha encargado de su puesto a punto.
Cupra lanza su primer modelo, el Ateca. Basado en el todocamino homónimo de Seat, está potenciado hasta el punto de que ridiculiza a más de un deportivo pata negra gracias a sus 300 caballos y un arsenal tecnológico prácticamente de carreras
Mientras el huracán Florence hace de las suyas sobre Carolina del Norte y Carolina del Sur y el tifón Mangkhut barre parte de Filipinas y China, otro con cuatro ruedas, llamado Cupra Ateca, se encarga de 'destrozar' la pista de Castellolí, en Barcelona. Es algo que ha comprobado en sus carnes el piloto Jordi Gené, quien nos explica cómo es la bestia que vamos a conducir en unos minutos; no hay nadie mejor que él para 'destriparlo', ya que ha sido uno de los responsables de su puesta a punto. “Es un Ateca que no es un Ateca”. Se explica: “La forma de la carrocería y el interior no engañan, pero tiene una transformación tan importante y extrema que es la que hace que hablemos de este modelo como uno totalmente nuevo”. Y así es. Porque en Cupra no se han dedicado única y exclusivamente a cambiar la 'ese' de Seat por su emblema pintado en color cobre. Han invertido muchas horas en el túnel de viento para crear un kit exterior que sea deportivo y también mejore el rendimiento. Los enormes paragolpes con inserciones en negro piano mejoran el flujo aerodinámico y la gran apertura del frontal ayuda a refrigerar la mecánica cuando ésta necesita bocanadas de aire fresco. Las llantas de 19 pulgadas de efecto diamante alojan en su interior unos enormes discos de freno ventilados que, opcionalmente, son de la firma Brembo, en este caso, con un tamaño de 370 milímetros para el eje delantero. En la zaga, los ojos van a parar directamente a las cuatro salidas de escape, agrupadas de dos en dos, que además escoltan al prominente difusor.
Dentro sucede algo parecido. El estilo es muy familiar, puesto que no ha habido una revolución; tampoco es lo que se pretendía. Los asientos tipo bacquet con sobrecoste –de serie vienen unos más discretos–, el cuadro de mandos digital de 10,25 pulgadas y multitud de elementos específicos como la iluminación ambiental dan el toque personal al Cupra Ateca.
Fuerza bruta
Aun con todo lo que has leído y visto hasta el momento, puede que el Cupra Ateca no te convenza. Es normal. A nosotros nos ha pasado lo mismo hasta que hemos sabido del arsenal que se encuentra bajo la silueta SUV. Y no es para menos: motor gasolina turbo de 300 caballos, cambio automático de doble embrague DSG de siete marchas, tracción integral 4Drive y suspensión regulable, una pequeña parte de elementos que, en conjunto, permiten a este vehículo hacer un 0 a 100 en 5,2 segundos sin apenas despeinarse. ¿Ya lo ves con otros ojos? Porque sólo es medio segundo más lento que un BMW M140i xDrive de 340 'jacos'…
Relajado y seguro del potencial del Cupra Ateca, Jordi continúa explicándose en la calle de boxes mientras los mecánicos se encargar de comprobar en última instancia las presiones de los neumáticos ➥
La suspensión delantera es McPherson; detrás se opta por un elaborado multibrazo
de los coches que vamos a conducir en Castellolí: “Lo peor que le puede pasar a un SUV es que lo metas en un circuito, ya que no es su hábitat natural". ¿Y eso mismo es lo que le sucede a este 'superAteca’?, preguntamos, a lo que el catalán, sonriendo, contesta con un rotundo 'no'. Está claro que no va a decir nada malo de la marca o del coche, porque para eso le pagan, pero Jordi es un tipo de fiar, un profesional con una larga experiencia en competición y con un currículum intacha- ble. Ha hecho muchos kilómetros a sus mandos y se muestra orgulloso de ello, a pesar de que él quería una suspensión más dura, pero los ingenieros le dijeron que no era viable porque este Cupra tenía que ser un coche de uso diario aun con ese marcado espíritu racing. La historia de este debate se remonta meses atrás, hasta el pasado invierno, cuando Gené disfrutó de una unidad camuflada, a la que iba 'metiendo tralla' sin que nadie se percatara de ello. "Mi grupo de amigos alucinaba cuando los fines de semana nos juntábamos para ir a esquiar. Ellos iban en todoterrenos más potentes y lujosos y veían cómo me pegaba en las curvas. Me decían que les contara la verdad porque ese coche no era normal". Cual pillo, ríe.
Se pone serio
Ya sentados dentro del Cupra Ateca, esperamos la orden de salida de los comisarios, que comprueban que todo esté perfecto. Tras el banderazo, quemamos rueda gracias a la función Launch Control, lo que nos ayuda a coger el ritmo rápidamente, puesto que Jordi va delante marcando la pauta con un León TCR de competición, del que también ha participado activamente en su puesta a punto. Si quisiera, nos dejaba atrás con un zapatazo al acelerador, pero hoy no está participando en una carrera de las TCR Series…
La primera vuelta es de calentamiento y nos sirve para tomar referencia de los puntos de frenada, de trazada y de aceleración; nunca está mal recordarlos ya que aquí hemos conocido otros 'cacharros' como los Toyota GT86 y Yaris GRMN. Para este primer vis a vis, seleccionamos el modo Comfort del Drive Profi- ➥
le, el selector de modos de conducción, cuya ruleta se encuentra tras la palanca del cambio, justo a la altura del freno de mano eléctrico. A pesar de ser una función en teoría tranquila, el Cupra pisa con firmeza, se mueve con bastante soltura y nos incita una y otra vez a ir ‘a saco’. La unión entre el piloto y la máquina es tal que rápidamente te olvidas de la carrocería y sólo quieres ir más rápido para bajar los tiempos. Con la sangre y el aceite bien calientes, ha llegado la hora de activar el programa más extremo de todos los existentes, denominado Cupra. El buen feeling que hemos percibido desde el principio se acentúa un poco más hasta el punto de que, por momentos, nuestros sentidos están confundidos, puesto que creemos estar a bordo de un León, si bien el campo de visión sobreelevado respecto al del compacto nos devuelve a la realidad. ¡Y bendita realidad!
Comportamiento único
Tras dejar atrás la recta de meta y abordar la primera curva del circuito a derechas, los 1.632 kilos que arroja en la báscula no suponen el más mínimo problema. A un buen reparto de pesos se suma el excelente trabajo de la tracción 4Drive, que emplea un embrague Haldex de quinta generación y conecta el eje trasero sólo cuando lo necesita. Es de agradecer que este sistema esté bajo nuestro trasero, vigilante como un centinela, pues el Ateca tiene un marcado subviraje, que fácilmente se aprecia en los neumáticos delanteros, a veces al límite de la adherencia cuando el volante está girado y damos gas. Los frenos también cumplen su cometido, ya que llevamos el paquete Performance, opcional, con unos im-
La tracción integral 4Drive ayuda a que el Cupra Ateca vaya fino en las curvas. Además, mitiga su tendencia subviradora
presionantes discos Brembo ventilados de 370 milímetros delante. Durante un uso muy intenso han sido capaces de aguantar bien las deceleraciones y sólo tras el paso del tiempo han comenzado a mostrarse débiles, lo que nos obligaba a anticipar las frenadas unos metros.
También es de nota el funcionamiento de la caja de cambios de doble embrague DSG de siete relaciones, que lee perfectamente nuestras intenciones, haciendo unas reducciones al más puro estilo Lewis Hamilton. Si deseamos tomar el control, ahí están las levas para manejar la transmisión de forma secuencial, colocadas estratégicamente tras el volante para pulsarlas incluso con el volante 'de lado'. Lástima que éstas sean de plástico y no tengan un acabado metálico, algo que comparte con todos los deportivos del gigante alemán, ya sea un Audi RS 3 de 60.000 euros o este Cupra, cuyo precio de partida es de casi 45.000 euros. La dirección, por cierto, es de asistencia electromécanica y fabricada por ZF Bosch. En la posición Cupra se muestra todavía más precisa y varía su grado de asistencia en función de nuestro ritmo.
Capítulo especial para la suspensión, que se ha endurecido lo suficiente como para contener alguna que otra oscilación de la carrocería. Y del motor cabe destacar su fuerza. En el modo más deportivo –el citado Cupra–, los 300 caballos empujan en su plenitud, como bien queda patente en las gráficas que se muestran a través de la pantalla táctil de ocho pulgadas. ¡Qué descaro el de este Ateca! Por si fuera poco, el escape regala más de un petardazo en reducciones, aunque echamos en falta un sonido más estimulante, acorde al potencial del coche.
Resultado espectacular
Con el Cupra Ateca parece que por fin hemos encontrado un vehículo que hace honor al concepto Sport Utility Vehicle. Tiene la fuerza de Saúl Craviotto, la energía de Laia Sanz y la constancia de Jordi Gené, sus tres embajadores. Ahora no queda nada más que esperar al resto de modelos que formarán la gama. Visto el resultado del Ateca, no defraudarán…