Seat Tarraco. Con cinco o siete plazas.
El Tarraco se suma a los Arona y Ateca para completar una de las gamas SUV más equilibradas, atractivas y funcionales. Estrena imagen de marca e interior con siete plazas
Fue Luis Aragones quien dijo hace años que el fútbol era "ganar, ganar, ganar y después… ganar". Si trasladamos esta máxima al mundo de las cuatro ruedas, diríamos que el automóvil es "producto, producto, producto y después… producto". En Seat han aplicado esta receta al pie de la letra, lo que le ha servido para liderar el mercado español en un ejercicio récord. La marca española se encuentra sumida en una ofensiva de coches jamás vista en sus instalaciones, especialmente en materia SUV, pues en año y medio completan la trilogía Arona, Ateca, Tarraco con la llegada de este último siete plazas. Pero la importancia del Tarraco va aún más allá, pues a las aportaciones puramente mecánicas y estilísticas suma un nuevo lenguaje de diseño que según los responsables de la propia marca formará parte de los futuros lanzamientos de Seat, en concreto del León y del Ibiza.
Con una carrocería de 4,73 metros de longitud su presencia resulta imponente, se trata de un coche grande, sin contemplaciones, entrando de lleno en el terreno de los SUV de mayores dimensiones, un segmento que viene a sustituir a los monovolúmenes tradicionales. En materia estética la evolución se percibe con facilidad, con detalles como la voluminosa calandra o la inédita firma luminosa triangular de- lantera, incluyendo iluminación 100% led tanto en el exterior como en el interior del vehículo. Es precisamente el habitáculo una de las partes más elaboradas en el Tarraco. Como promoción de lanzamiento la configuración de siete plazas no tendrá coste adicional, pero en un futuro será un opcional que costará 850 euros.
El interior, a examen
Las cotas interiores son sobresalientes tanto delante como detrás, siempre que hagamos uso de dos filas de asientos, disponiendo además de un maletero de 700 litros de capacidad. Esta cifra llega hasta los 760 litros en la variante de cinco plazas, pues en el siete la tercera fila de asientos se oculta en el piso del maletero y resta capacidad. Si desplegamos las siete butacas, nos quedamos con 230 litros, mientras que como suele ocurrir en este tipo de carrocería, el acceso hasta las dos últimas requiere de cierta agilidad y una vez allí son poco aptas para personas corpulentas, pero cumplen a la perfección de forma ocasional o para niños.
En el puesto de conducción notamos una evolución importante en la sensación de calidad frente a otros modelos de la marca. El diseño del salpicadero se caracteriza por la sencillez general y la ausencia de botones físicos, pero con-
tamos con componentes tan exclusivos como el cuadro de relojes 100% digital mediante una pantalla TFT de 10,6 pulgadas que nos permite elegir entres tres posibles opciones de contenido y diseño y la generosa pantalla central de ocho pulgadas mediante la cual manejamos la multimedia. Por primera vez en el grupo se incorpora el asistente de voz Alexa, así como control gestual multimedia. Una dotación impresionante que se completa con un arsenal de elementos de seguridad extremadamente completo.
La oferta mecánica es amplia desde el momento de su lanzamiento, con opciones gasolina y diesel entre los 150 y los 190 caballos, si bien en 2020 se incorporará una variante híbrida enchufable de 210 caballos y con 50 kilómetros de autonomía que promete dar mucho que hablar. Por supuesto y en función de las variantes de motor está disponible el cambio automático DSG y la tracción integral 4Drive. Durante nuestra toma de contacto pudimos conducir los dos extremos de la gama, tanto un TSI 150 gasolina como un TDI 190 DSG 4x4.
Tarraco, primera toma
La versión de 150 caballos nos sorprende por su suavidad de uso. Su funcionamiento resulta muy agradable en conjunto, con un empuje de motor por encima de lo que cabría esperar si tenemos en cuenta el peso del conjunto. El selector de modos de conducción, Drive Profile, nos permite elegir entre cuatro modos –Normal, Eco, Sport e Individual– afectando al tacto de la dirección y a la respuesta del motor básicamente, aunque también pueden cambiar la respuesta de la suspensión si contamos con el sistema opcional DCC de amortiguación regulable, que permite percibir con claridad la diferencia entre los distintos modos del selector. Sobre el asfalto nos ha agradado también la agilidad del tren delantero y la docilidad de respuestas que muestra incluso en zonas de montaña.
Algo menos refinado en su funcionamiento pero más contundente en su empuje y comportamiento, el Diesel de 190 caballos amplía las posibilidades del Tarraco si circulamos cargados o tiramos de un remolque, ofreciendo igualmente un tacto que trasmite un elevado grado de confianza al conductor, al contar ahora además con cambio automático DSG y tracción integral 4Drive.
A las cinco opciones de motor ya disponible se sumará una variante híbrida enchufable de 210 caballos y 50 kilómetros de autonomía en 2020