Traseras ÚNICAS
Hasta que BMW y Mercedes dieron a conocer sus X6 y GLE Coupé, parecía imposible ligar los conceptos todocamino y deportividad. Hoy es Audi la que se suma a esta moda con su Q8…
Leo Harlem se convirtió una vez más en el maestro de ceremonias de nuestros premios, que volvieron a celebrarse en el Hotel Westin Palace de Madrid. Tras su monólogo, que desató las risas de los asistentes, pronunció las palabras más esperadas: “Los lectores de la revista, con sus votos, han decidido que el coche CAR and DRIVER de este año sea ¡el Audi Q8!”. José Miguel Aparicio, presidente de Audi España, agradeció el reconocimiento, puesto que en este SUV hay depositadas muchas esperanzas. Creen que este todocamino puede hacer que las ventas de la marca se disparen en España y les ayude a crecer aún más, datos importantísimos para nuestro país, el quinto mercado de Audi a nivel mundial, sólo por detrás de potencias como Alemania, Estados Unidos, Francia e Italia.
La verdad es que el Q8 tiene todos los ingredientes para triunfar en la ➥
➥ actualidad, empezando por su cuidada imagen, en la que se mezclan rasgos de vehículos aparentemente antagónicos, como también la calidad, el espacio y el confort que caracterizan a todo Audi. Pero esos mismos argumentos no son exclusivos del Q8 y también los defienden sus máximos rivales: Mercedes GLE Coupé y BMW X6. Lógicamente éstos son conocidos por el gran público, pues llevan a la venta un tiempo. A día de hoy siguen acaparando miradas de deseo y hasta de extrañeza, puesto que sus rasgos son amados e incomprendidos a partes iguales. El más longevo es el X6, cuya segunda generación data de 2014. No obstante, hay que remontarse a 2007 cuando lo vimos por primera vez. Se presentaba en EEUU como una evolución del X5 y se diferenciaba de éste en la parte trasera, cambiando las líneas rectas por otras curvas. En ese momento nacía el segmento de los todocaminos cupés de grandes dimensiones. El diseño del X6 era el principal atractivo del vehículo, no así la habitabilidad, bastante limitada
El Audi Q8 demuestra que puede ser rápido como el BMW X6 y confortable como el Mercedes GLE Coupé
debido a la pérdida de espacio interior. El segundo X6, el que nos ocupa, mejoró este aspecto de forma sensible ya que anteriormente los ocupantes de la segunda fila no iban todo lo cómodos que debieran, básicamente porque las cabezas rozaban con el techo. Y no hablamos de personas muy altas que se diga…
En el Mercedes se repite la historia del BMW, aunque el GLE Coupé mide tres centímetros más de alto, que van a parar directamente al habitáculo; de esta forma, los pasajeros tienen más sensación de deshago que en el X6, y eso que la banqueta está colocada más alta de lo esperado, por lo que hay que ‘escalar’ para sentarse. El Audi, en cambio, es el más acogedor de los tres, ya que no recurre a una caída pronunciada de la zaga, como puedes ver en las fotos. Su diseño es diferente al de los modelos de BMW y Mercedes y eso juega a favor de la habitabilidad. Para lograr el efecto cupé, los diseñadores han hecho que la cintura del coche esté más alta que, por ejemplo, un Q7 y, de paso, las ventanillas laterales sean más pequeñas. Objetivo conseguido. Además, toma prestada una solución de coches más polivalentes: el de incluir raíles en los asientos posteriores. De esta forma se pueden desplazar hasta 10 centímetros, ganando o restando espacio al maletero. Frente al Q7, con el que comparte la práctica totalidad de componentes mecánicos, el Q8 es un estricto cinco plazas mientras que el Q7 tiene la opción de los siete asientos.
Salto en el tiempo
En las plazas delanteras, los puestos de conducción más o menos se asemejan y encontramos diferencias en cuanto a tipo de asientos y distribución de los mandos de la consola central. Por ejemplo, el BMW es el que tiene el cockpit más estrecho y tumbado, en parte por el acabado de la unidad de pruebas, el M Sport Edition, el más racing de todos los disponibles, con permiso del brutal M.
En el Mercedes, por su parte, tenemos la sensación de ir altos, como si tuviésemos entre manos el volante del espectacular G. Tanto piloto como copiloto ven bien todo lo que sucede delante, pero es sólo cuestión de postura ya que, en campo, el GLE Coupé no tiene la soltura
del citado G por culpa de las dimensiones –sobre todo, el ancho– y, cómo no, de unos neumáticos opcionales que más bien parecen rodillos por su exagerada medida, 275/45 delante y 315/40 detrás, con llantas de 21 pulgadas en ambos ejes. En realidad ninguno está pensado para practicar off road por mucho que incluyan controles de descenso de pendientes. Además, carecen de reductora, ni siquiera presente dentro del catálogo de extras.
En el caso del Audi, se repite la presentación vista ya en otros coches de la compañía como A8 y A6. En total, el conductor tiene a su alcance tres pantallas: la del cuadro de mandos de 12,3 pulgadas y dos táctiles ubicadas en la consola central, la superior de 10,1 pulgadas, con la que se maneja principalmente el equipo de infoentretemiento y el navegador, y la inferior de 8,6 pulgadas, en la que se tiene acceso al climatizador y a ciertas ayudas a la conducción, como el mantenimiento de carril. Las tres funcionan muy bien, son rápidas en el cambio de menús y se ven con claridad tanto en días soleados como de noche, sin que los ojos se fatiguen. A esas se suman una cuarta, la del Head Up Display, cuyo tamaño se acerca al de un televisor ➥
portátil. Lástima que el Q8 carezca de un equipamiento todavía más puntero, como pueden ser los faros láser o una suspensión predictiva; de esta forma, sería intocable en cuanto a gadgets. Mención también para el asistente de órdenes vocales, pues funciona realmente bien, permitiendo introducir una dirección en el GPS, buscar una emisora y hasta poner y quitar la calefacción de los asientos mientras estamos centrados en lo que importa, la conducción más placentera.
Olvídate de la compañía
Este ambiente futurista contrasta con el más clásico del Mercedes, ya que el X6 aguanta mejor el paso del tiempo, aunque tampoco le vendría mal una nueva actualización e incorporar el salpicadero del renovado X5, si bien nos consta que desde BMW trabajan ya en la tercera generación, que verá la luz no más tarde de 2020. Volviendo al modelo de la estrella, sólo han pasado tres años entre la llegada del Q8 y el GLE Coupé y lo cierto es que parecen más. La consola está repleta de botones y no tiene la posibilidad de tener un cuadro de instrumentos digital al estilo del renovado Clase C, que pro- bamos en este mismo número, un extra recomendable si se pudiera incluir. Y eso que todos los mandos están donde deben y son fáciles de manejar. Tampoco es táctil la central, muy similar por diseño a una tableta, colocada en posición horizontal y bien visible hasta por los pasajeros de atrás. El GLE Coupé es el único que lleva un sistema multimedia para éstos –2.675 euros–, por lo que si viajas con niños se acabó escuchar cada cinco minutos eso de “papá, ¿falta mucho para llegar?”. Desde el mismo momento que comienzan a reproducirse las películas, adiós críos.
Como decíamos, ninguno de los tres SUV es un todoterreno de verdad, por lo que no podrían practicar un 4x4 avanzado, aunque quizá sí se atreven con algún cruce de puentes o un vadeo no muy profundo y, por qué no, escalar lentamente la ladera de una montaña. Pero las ruedas desproporcionadas que montan todos y de corte on road hacen que los trayectos off road estén limitados a pistas sin muchas complicaciones, pan comido para SUV más pequeños, como son los Audi Q3, BMW X1 y Mercedes GLC. Una vez regresamos al asfalto, el X6 sigue demostrando que es un auténtico BMW. Es el que tiene el comportamiento más fino hasta el punto de que nunca da la sensación de ser un todocamino, ni por dimensiones ni por peso. Pasa por las curvas con mucha más rapidez de la que cabría esperar y no cabecea en las frenadas más fuertes a las que le sometemos. El X6 es el más deportivo de la comparativa con diferencia, en parte también por el excelente V6 Diesel que se aloja bajo su capó, un propulsor cuyo sonido recuerda a uno de gasolina.
Sobre raíles
El BMW deja atrás a sus rivales por la respuesta de su bloque y por chasis
Hemos elegido éste en vez del bloque de 258 caballos porque la diferencia de precio entre uno y otro no llega a los 1.000 euros, cifra insignificante metidos en importes que rondan los 86.000 euros –exactamente son 700 euros–. Este seis cilindros tiene muy buen empuje desde abajo –es la mecánica con más par y la que lo entrega antes–, pero tampoco tiene una pegada salvaje que pudiera descolocar al pasaje, ni siquiera cuando se activa el programa más deportivo de todos los disponibles, el Sport+, que desconecta el ESP, algo que es totalmente desaconsejable porque el X6 xDrive40d pesa ➥
➥ 2.200 kilos. En realidad, desactivar los controles electrónicos no tiene mucho sentido en ninguno, pues estamos hablando de SUV que rondan los cinco metros de largo y sobrepasan las dos toneladas.
A pesar de que todos vienen de serie con tracción integral –eso sí, con diferencias significativas en el reparto de par entre ambos ejes–, la física es la que es y suele jugar malas pasadas en los cambios de apoyo más bestias, principalmente cuando los centros de gravedad de estos vehículos están unos cuantos centímetros por encima de, por ejemplo, las tradicionales berlinas. Conviene recalcar que el BMW X6 es el que permite hacer tramos de montaña con mucha más soltura. Influye y mucho la suspensión adapta- tiva M, más dura que la de sus rivales sin comprometer en ningún momento el confort de rodadura.
El equilibrio
De regreso a los 4x4, el sistema 4Matic del Mercedes es el que más se deja sentir en marcha hasta el punto de que parece que literalmente tira del eje delantero o del trasero en función de las circunstancias para mantener la trazada, sobre todo, en los giros más cerrados. El GLE Coupé pide que lo lleves tranquilo ya que es en el que más se acusan las inercias. Se mueve mucho mejor por las autopistas, en las que demuestra que es un excelente rutero. Asimismo, es el mejor aislado con diferencia a pesar de sus gigantescas ruedas y en el que mejor se aprovecha las cualidades de un buen equipo de sonido, como el Bang&Olufsen BeoSound de 14 altavoces y 1.400 vatios –5.680 euros–. En esto del silencio influye hasta el propulsor, que gira muy bajo de revoluciones. Para que te hagas una idea, a 120 kilómetros/hora y con la novena marcha engranada, el propulsor, otro V6, se mueve en torno a 1.500 vueltas. Conviene añadir que el GLE Coupé cumple la máxima de bajo diámetro de giro, por lo que maniobra sorprendentemente bien en espacios estrechos como los aparcamientos públicos más antiguos de Madrid. En éstos sólo habrá problemas con la altura, ya que sus dos metros pueden jugar una mala pasada…
Entre medias del GLE Coupé y del X6 se coloca el Audi Q8. Parte del arsenal que se esconde bajo su atractiva silueta tiene nombre y apellidos: ruedas traseras directrices y suspensión neumática, dos herramientas que permiten al modelo de Ingolstadt moverse con mucha soltura, aunque no llega al nivel del X6. Tampoco es tan confortable como el GLE Coupé, pero se le acerca y mucho.
Donde el Q8 gana a uno y otro es el apartado de la eficiencia energética. Independientemente de que monta una pequeña unidad eléctrica que permite apagar el motor turbodiésel en momentos puntuales –motivo por el cual recibe la etiqueta ECO de la Dirección General de Tráfico–, el Audi es el que gasta me- nos combustible y el que permite retrasar al máximo el paso por la gasolinera. El X6 no se queda atrás ya que, como sabrás tras contártelo en otras ocasiones, tiene el programa Eco Pro, que baja considerablemente el consumo a costa de limitar la potencia disponible –se nota de inmediato en el gas–. El Mercedes es el que sale más perjudicado al respecto, con medias entre litro y litro y medio por encima a las obtenidas en sus compatriotas.
Triunfo merecido
Por todo lo que has visto y leído, está claro que el Audi es digno merecedor del premio a mejor “Coche CAR and DRIVER 2018”. Es un todocamino que llama la atención como lo siguen ha- ciendo los GLE Coupé y X6. Pero tiene más puntos a favor que los Mercedes y BMW, en los que se aprecia el paso del tiempo de forma notoria. Hablamos del exotismo de su silueta y la calidad de fabricación –la más alta del trío–, el espacio interior y un comportamiento equilibrado, con un perfecto mix entre deportividad y confort. Tampoco hay que olvidarse del apartado tecnológico, donde el Audi se encuentra en cabeza.
Ahora bien, que el Q8 se prepare, que cuando X6 y GLE Coupé se renueven va a tener que defender todos estos ‘galones’ con uñas y dientes en un duelo que augura buenos enfrentamientos porque, como buenos alemanes, no dejarán nada a la improvisación.