KIA SPORTAGE VS. HYUNDAI TUCSON; GASOLINA Y 4X4.
Prácticamente iguales en rendimiento y mecánica pero diferentes en precio y equipamiento, ¿cuál es más equilibrado? ¿Cómo se comportarán off road y on road?
Más allá de las etiquetas, Kia y Hyundai han logrado colocar a sus dos SUV medios entre los coches más vendidos del mercado. Recientemente actualizados, ambos modelos ponen a punto su arsenal para arrebatar aún mas ventas a las marcas europeas tradicionales
Hace ya años que en el mundo del automóvil es habitual encontrarnos con modelos que comparten su ADN mecánico fruto de acuerdos entre marcas o lanzados por consorcios que aglutinan a diferentes firmas, lo que no es tan habitual es encontrarse con vehículos hermanados mecánicamente que ofrezcan una imagen tan distinta, caso éste el de los SUV que nos ocupan.
Frente a ellos, y salvo que hayamos buceado en su ficha técnica previamente, ni los más observadores sabrían decir que comparten bastidor, motores, elementos mecánicos y buena parte de sus acabados, éste sea probablemente una de las claves de su éxito, pues no podemos olvidar que estamos al volante de dos de los todocaminos medios más vendidos del momento, o lo que es lo mismo decir que estamos ante dos verdaderos superventas.
Pareja de éxito
En concreto, Tucson y Sportage han sido séptimo y octavo en el ranking de ventas SUV de 2018 con 15.415 unidades y 14.502 respectivamente. Lanzado en 1993, el Kia Sportage es un veterano del segmento todoterreno, si bien no podemos hablar de la llegada oficial del SUV a España hasta el año 2010, cuando vio la luz la tercera generación firmada por todo un mito de la industria automotriz como es Peter Schreyder. El hermano pequeño del Sorento fue un verdadero éxito de ventas y tuvo renovación completa en 2015, modelo a la venta en la actualidad y que acaba de sufrir un restyling ligero a finales de 2018. En ese momento se produjo la sustitución del bloque Diesel 1.7 CRDi por otro de nueva generación 1.6, la oferta gasolina no sufrió cambios y en paralelo se lanzó una variante turbodiésel Mild Hybrid que por el momento no ha obtenido la
Su atractivo estético y una fiabilidad total acompañada de garantías de cinco y siete años son dos de los mejores avales a la hora de decantarnos por uno de estos SUV
etiqueta ECO, que era su principal aspiración. Actualización paralela a la sufrida por el Tucson, que estrenó restyling a finales de año con una actualización mecánica pareja a la de su hermano y cambios muy limitados en su carrocería.
Origen común
Corría el año 1999 cuando Hyundai compró el 51% de Kia fundando el Hyundai Motor Group, una sociedad que aglutinaba a los dos principales fabricantes de automóviles coreanos. A partir de ese año el desarrollo común de modelos fue la nota dominante, y en 2004 vio la luz el Tucson, un crossover que compartía mecánica con el Sportage. Pese a pasar a llamarse ix35 unos años después, los responsables de la firma decidieron retomar la denominación primigenia en la generación del 2010, aunque supieron dotarlo de una personalidad muy distinta a la de su rival en esta comparativa.
Con carrocerías de cotas calcadas, el Hyundai ofrece una estética un punto más conservadora y tradicional, cualidad que como veremos posteriormente tiene continuidad tanto en su comportamiento como en su mecánica. El Kia por su parte es un punto más transgre- sor, con un frontal muy peculiar y elevado en el que cobran protagonismo los grupos ópticos que se extienden sobre sus aletas y que en esta generación, por primera vez, cuentan con tecnología de iluminación por led y con función adaptativa, novedad que también ha pasado a formar parte de la lista de opcionales del Hyundai. En materia de imagen ninguno de los dos ofrece diferencias de importancia con respecto al modelo al que sustituyen y las modificaciones se limitan a algunos cromados que ahora adornan su carrocería y llantas de diseño inédito. ➥
➥ Dentro de uno y otro descubrimos una calidad de acabados y unos ajustes muy elaborados, por encima de algunos fabricantes europeos generalistas. La evolución de estas marcas ha sido espectacular en una década, pasando de ser opciones low cost a alternativas a tener muy en cuenta tanto por la calidad de realización como por percepción de la misma. No es extraño que alguien que se sube por primera vez a un Hyundai o Kia quede gratamente sorprendido por la calidad y el buen gusto de lo que allí encuentra.
Amplios y espaciosos
En materia de espacio ambos calcan unas cotas realmente brillantes tanto delante como detrás, con una habitabilidad posterior netamente superior a lo que nos solemos encontrar en su segmento, donde ofrecen más espacio que rivales como el Ford Kuga o el Peugeot 3008, no tanto en anchura como en altura y espacio de piernas. Cuentan además con una banqueta que no es deslizante en ninguno, aunque sí nos permite abatir el respaldo en tres posiciones para favorecer la comodidad de los ocupantes. Algo similar ocurre en su maletero, los 488 litros del Hyundai y los 503 del Kia sobresalen en su segmento, por cierto la diferencia entre uno y otro modelo responde al que el Tucson cuenta con kit de reparación mientras que el Sportage apuesta por una funcional rueda de repuesto de tipo galleta.
La tendencia actual hacia las motorizaciones gasolina nos obliga a enfocar la prueba sobre la variante con este com-
El motor gasolina de 177 caballos ofrece una respuesta excelente, a costa de
bustible más alta de potencia, que con 177 caballos ofrece un nivel de respuesta razonable si tenemos en cuenta la aerodinámica y el peso del conjunto, pues la opción de acceso al combustible, con 132 caballos y sin sobrealimentación nos resulta a todas luces insuficiente. Acompañados por tracción integral y 4x4, Tucson y Sportage ofrecen unas configuraciones que nos parece ideales, siempre que tengamos claro que el Diesel pasará en breve a mejor vida, algo que no tenemos nada claro, especialmente en este tipo de monturas.
Cambio automático y 4x4
En ambos casos el bloque T-GDi se acompaña por el cambio DCT de doble embrague que ofrece un funcionamiento magistral tanto por la rapidez de su actuación como por la suavidad incluso cuando salimos de parado o estamos aparcando. Se trata de un motor muy progresivo en todo su régimen de utilización, que gana además un punto de empuje si activamos el modo Sport, que en ambos está disponible a través de un botón en la consola y que afecta tanto a la gestión del motor como al cambio de marchas, que estira más cada relación antes de saltar a la siguiente, con la lógica penalización del consumo.
Es precisamente el consumo uno de sus puntos más ‘delicados’ pues si no somos cuidadosos con el acelerador rozaremos unas cifras que nos parecerán exageradas, pero hay que tener en cuenta que movemos un coche que cargado roza las dos toneladas y con una envergadura más que considerable.
Es precisamente en los tactos de conducción y en la puesta a punto donde encontramos la mayor diferencia entre uno y otro. En el Hyundai prevalece siempre el confort de ocupantes, con una suspensión blanda pero que no cae en comportamiento mórbidos, aunque sí algo más aburguesados que en el Hyundai, en el que percibimos un tacto de conducción que nos recuerda mucho a BMW, tanto en la firmeza de la suspensión como en la rapidez de la dirección, lo que reduce inercias y balanceos especialmente en zonas de montaña, aunque lógicamente no es capaz de ofrecer el mismo grado de confort que su hermano. En autopistas los viajes en cualquiera de los dos resultan sumamente placenteros, tanto por el equilibrio en sus respuestas como por el elevado grado de confort que transmiten a los ocupantes, gracias a detalle como la excelente insonorización de los habitáculos. Y cuando las cosas se complican por lluvia o similar contamos con el plus del 4x4, con un reparto constante de par que en condiciones normales carga la potencia sobre los neumáticos delanteros, trasmitiendo hasta el 50% de los caballos al eje trasero en caso de deslizamientos. Fuera del asfalto cuentan con bloque de diferencial y con control de descensos, aunque su mayor limitación llega de la mano de una altura libre de 17,2 centímetros y unos ángulos de ataque y salida también ajustados.
Un precio algo más ajustado y la garantía de siete años son dos ventajas a favor de Kia a tener muy en cuenta.
un consumo que puede dispararse si no somos cuidadosos con el acelerador