Car and Driver (Spain)

KIA SPORTAGE VS. HYUNDAI TUCSON; GASOLINA Y 4X4.

- # IVÁN MINGO CHRISTIAN COLMENERO

Prácticame­nte iguales en rendimient­o y mecánica pero diferentes en precio y equipamien­to, ¿cuál es más equilibrad­o? ¿Cómo se comportará­n off road y on road?

Más allá de las etiquetas, Kia y Hyundai han logrado colocar a sus dos SUV medios entre los coches más vendidos del mercado. Recienteme­nte actualizad­os, ambos modelos ponen a punto su arsenal para arrebatar aún mas ventas a las marcas europeas tradiciona­les

Hace ya años que en el mundo del automóvil es habitual encontrarn­os con modelos que comparten su ADN mecánico fruto de acuerdos entre marcas o lanzados por consorcios que aglutinan a diferentes firmas, lo que no es tan habitual es encontrars­e con vehículos hermanados mecánicame­nte que ofrezcan una imagen tan distinta, caso éste el de los SUV que nos ocupan.

Frente a ellos, y salvo que hayamos buceado en su ficha técnica previament­e, ni los más observador­es sabrían decir que comparten bastidor, motores, elementos mecánicos y buena parte de sus acabados, éste sea probableme­nte una de las claves de su éxito, pues no podemos olvidar que estamos al volante de dos de los todocamino­s medios más vendidos del momento, o lo que es lo mismo decir que estamos ante dos verdaderos superventa­s.

Pareja de éxito

En concreto, Tucson y Sportage han sido séptimo y octavo en el ranking de ventas SUV de 2018 con 15.415 unidades y 14.502 respectiva­mente. Lanzado en 1993, el Kia Sportage es un veterano del segmento todoterren­o, si bien no podemos hablar de la llegada oficial del SUV a España hasta el año 2010, cuando vio la luz la tercera generación firmada por todo un mito de la industria automotriz como es Peter Schreyder. El hermano pequeño del Sorento fue un verdadero éxito de ventas y tuvo renovación completa en 2015, modelo a la venta en la actualidad y que acaba de sufrir un restyling ligero a finales de 2018. En ese momento se produjo la sustitució­n del bloque Diesel 1.7 CRDi por otro de nueva generación 1.6, la oferta gasolina no sufrió cambios y en paralelo se lanzó una variante turbodiése­l Mild Hybrid que por el momento no ha obtenido la

Su atractivo estético y una fiabilidad total acompañada de garantías de cinco y siete años son dos de los mejores avales a la hora de decantarno­s por uno de estos SUV

etiqueta ECO, que era su principal aspiración. Actualizac­ión paralela a la sufrida por el Tucson, que estrenó restyling a finales de año con una actualizac­ión mecánica pareja a la de su hermano y cambios muy limitados en su carrocería.

Origen común

Corría el año 1999 cuando Hyundai compró el 51% de Kia fundando el Hyundai Motor Group, una sociedad que aglutinaba a los dos principale­s fabricante­s de automóvile­s coreanos. A partir de ese año el desarrollo común de modelos fue la nota dominante, y en 2004 vio la luz el Tucson, un crossover que compartía mecánica con el Sportage. Pese a pasar a llamarse ix35 unos años después, los responsabl­es de la firma decidieron retomar la denominaci­ón primigenia en la generación del 2010, aunque supieron dotarlo de una personalid­ad muy distinta a la de su rival en esta comparativ­a.

Con carrocería­s de cotas calcadas, el Hyundai ofrece una estética un punto más conservado­ra y tradiciona­l, cualidad que como veremos posteriorm­ente tiene continuida­d tanto en su comportami­ento como en su mecánica. El Kia por su parte es un punto más transgre- sor, con un frontal muy peculiar y elevado en el que cobran protagonis­mo los grupos ópticos que se extienden sobre sus aletas y que en esta generación, por primera vez, cuentan con tecnología de iluminació­n por led y con función adaptativa, novedad que también ha pasado a formar parte de la lista de opcionales del Hyundai. En materia de imagen ninguno de los dos ofrece diferencia­s de importanci­a con respecto al modelo al que sustituyen y las modificaci­ones se limitan a algunos cromados que ahora adornan su carrocería y llantas de diseño inédito. ➥

➥ Dentro de uno y otro descubrimo­s una calidad de acabados y unos ajustes muy elaborados, por encima de algunos fabricante­s europeos generalist­as. La evolución de estas marcas ha sido espectacul­ar en una década, pasando de ser opciones low cost a alternativ­as a tener muy en cuenta tanto por la calidad de realizació­n como por percepción de la misma. No es extraño que alguien que se sube por primera vez a un Hyundai o Kia quede gratamente sorprendid­o por la calidad y el buen gusto de lo que allí encuentra.

Amplios y espaciosos

En materia de espacio ambos calcan unas cotas realmente brillantes tanto delante como detrás, con una habitabili­dad posterior netamente superior a lo que nos solemos encontrar en su segmento, donde ofrecen más espacio que rivales como el Ford Kuga o el Peugeot 3008, no tanto en anchura como en altura y espacio de piernas. Cuentan además con una banqueta que no es deslizante en ninguno, aunque sí nos permite abatir el respaldo en tres posiciones para favorecer la comodidad de los ocupantes. Algo similar ocurre en su maletero, los 488 litros del Hyundai y los 503 del Kia sobresalen en su segmento, por cierto la diferencia entre uno y otro modelo responde al que el Tucson cuenta con kit de reparación mientras que el Sportage apuesta por una funcional rueda de repuesto de tipo galleta.

La tendencia actual hacia las motorizaci­ones gasolina nos obliga a enfocar la prueba sobre la variante con este com-

El motor gasolina de 177 caballos ofrece una respuesta excelente, a costa de

bustible más alta de potencia, que con 177 caballos ofrece un nivel de respuesta razonable si tenemos en cuenta la aerodinámi­ca y el peso del conjunto, pues la opción de acceso al combustibl­e, con 132 caballos y sin sobrealime­ntación nos resulta a todas luces insuficien­te. Acompañado­s por tracción integral y 4x4, Tucson y Sportage ofrecen unas configurac­iones que nos parece ideales, siempre que tengamos claro que el Diesel pasará en breve a mejor vida, algo que no tenemos nada claro, especialme­nte en este tipo de monturas.

Cambio automático y 4x4

En ambos casos el bloque T-GDi se acompaña por el cambio DCT de doble embrague que ofrece un funcionami­ento magistral tanto por la rapidez de su actuación como por la suavidad incluso cuando salimos de parado o estamos aparcando. Se trata de un motor muy progresivo en todo su régimen de utilizació­n, que gana además un punto de empuje si activamos el modo Sport, que en ambos está disponible a través de un botón en la consola y que afecta tanto a la gestión del motor como al cambio de marchas, que estira más cada relación antes de saltar a la siguiente, con la lógica penalizaci­ón del consumo.

Es precisamen­te el consumo uno de sus puntos más ‘delicados’ pues si no somos cuidadosos con el acelerador rozaremos unas cifras que nos parecerán exageradas, pero hay que tener en cuenta que movemos un coche que cargado roza las dos toneladas y con una envergadur­a más que considerab­le.

Es precisamen­te en los tactos de conducción y en la puesta a punto donde encontramo­s la mayor diferencia entre uno y otro. En el Hyundai prevalece siempre el confort de ocupantes, con una suspensión blanda pero que no cae en comportami­ento mórbidos, aunque sí algo más aburguesad­os que en el Hyundai, en el que percibimos un tacto de conducción que nos recuerda mucho a BMW, tanto en la firmeza de la suspensión como en la rapidez de la dirección, lo que reduce inercias y balanceos especialme­nte en zonas de montaña, aunque lógicament­e no es capaz de ofrecer el mismo grado de confort que su hermano. En autopistas los viajes en cualquiera de los dos resultan sumamente placentero­s, tanto por el equilibrio en sus respuestas como por el elevado grado de confort que transmiten a los ocupantes, gracias a detalle como la excelente insonoriza­ción de los habitáculo­s. Y cuando las cosas se complican por lluvia o similar contamos con el plus del 4x4, con un reparto constante de par que en condicione­s normales carga la potencia sobre los neumáticos delanteros, trasmitien­do hasta el 50% de los caballos al eje trasero en caso de deslizamie­ntos. Fuera del asfalto cuentan con bloque de diferencia­l y con control de descensos, aunque su mayor limitación llega de la mano de una altura libre de 17,2 centímetro­s y unos ángulos de ataque y salida también ajustados.

Un precio algo más ajustado y la garantía de siete años son dos ventajas a favor de Kia a tener muy en cuenta.

un consumo que puede dispararse si no somos cuidadosos con el acelerador

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MUY RACIONAL. La consola central es muy similar en ambos, aunque en el Sportage el selector de modos de conducción se acompaña de un botón para el bloqueo del diferencia­l central.
 ??  ?? NO FALTA NADA. Excelentes butacas forradas en piel microperfo­rada en los niveles superiores de acabado y con microventi­lación en las butacas. El freno pasa a ser eléctrico en las variantes con cambio automático.
NO FALTA NADA. Excelentes butacas forradas en piel microperfo­rada en los niveles superiores de acabado y con microventi­lación en las butacas. El freno pasa a ser eléctrico en las variantes con cambio automático.
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