Comparativa: Skoda Octavia RS y Opel Insignia Grand Sport GSi.
Opel rescata las siglas GSi para potenciar su gama racing y el Insignia es el primero que porta tan honorable apellido, entrando de lleno en un segmento donde el Skoda Octavia RS 245 es más rápido… y barato # CARLOS GARCÍA-ALCAÑIZ CHRISTIAN COLMENERO
Las berlinas más deportivas del momento no renuncian a sus cualidades familiares.
The Rolling Stone no se entendería sin Mick Jagger ni Queen sin Freddie Mercury. Tampoco el Real Madrid sin Di Stefano y Marbella sin las celebrities. Lo mismo le sucede a Opel y GSi, dos enseñas cuya relación comienza en la década de los 80, cuando los Manta y Kadett estrenaron este acabado, asociado a un motor gasolina de 1.8 litros y 115 caballos. Tres décadas después, y ahora bajo control francés, GSi vuelve al panorama actual para que los Opel recuperen el espíritu deportivo con el que tanto disfrutaron nuestros padres y abuelos, sin necesidad de tener que esperar a un ‘gordísimo’ OPC, aunque el precio de los nuevos GSi tampoco es que sea para todos los bolsillos.
Punto de inflexión
Al menos es lo que le sucede al Insignia GSi, el primero de esta nueva familia, ya que está a la venta desde 45.500 euros con el propulsor gasolina Turbo de 260 caballos y a partir de 46.400 euros con el Diesel BiTurbo de 210 caballos. La marca del rayo no se ha vuelto loca a la hora de poner las tarifas, es que la berlina viene ‘alicatada’ con tracción integral, cambio automático de convertidor de par, buena calidad y espacio en general, tanto para los pasajeros como para el equipaje.
Muchas de estas cualidades las ofrece también el Octavia RS. El checo, además, estrena una potenciación de su dos litros turbo gasolina, que pasa de 230 caballos a 245 caballos, la misma cifra del VW Golf GTI Performance, con el que comparte bloque y algún que otro órgano mecánico más, como la ya archifamosa plataforma
El Insignia es rápido y cómodo, cosa que también hace el Skoda… por menos precio
MQB. El checo viene dispuesto a plantarle cara al alemán como sólo Skoda lo hace en cada uno de los segmentos en los que está presente, con un precio de venta muy competitivo. La unidad de pruebas que nos ocupa, se trata de una Combi por disponibilidad de flota, es 13.000 euros más barata que el Insignia GSi, que también se vende con carrocería familiar. Conviene matizar que el Skoda carece, por ejemplo, de tracción integral, que no está disponible, ni siquiera, como opción. A un importe atractivo se suman unas prestaciones ligeramente superiores, ya que el RS 245 es siete décimas más rápido en el 0 a 100. Este último dato quizá sea el más significativo en la comparación entre ambos vehículos y viene dada por dos motivos: el Skoda es unos 300 kilos más ligero y tiene un propulsor que empuja con más energía desde abajo, suficiente para suplir la mayor potencia y el par del bloque alemán. El RS acelera con mucho ímpetu a pesar de que lo hace con un sonido no muy excitante que se diga, echan- do en falta un escape ‘gordo’ firmado por Akrapovic, como el que monta el Golf R. La función Sport mitiga esta falta de espíritu racing con una melodía a la altura de lo que se espera de un vehículo con carácter. El checo, con esta función, además, se transforma radicalmente. Tanto la suspensión de dureza variable como la dirección se vuelven mucho más firmes y la respuesta al gas es enérgica.
Hora de la verdad
El Insignia GSi es un coche bastante más grande –21 centímetros de largo, seis de ancho y cinco de alto–, así que en par- ➥
El Octavia RS tiene un paso por curva veloz a pesar de que no tiene 4x4
➥ te se justifica que sea más pesado. Sus mayores dimensiones y el lastre de los kilos afectan directamente al comportamiento del Opel en las curvas.
Allí donde el Octavia parece una ‘lagartija’ por su forma de circular, el Insignia pide pasar con bastante menos velocidad a pesar de contar con la ayuda de la tracción integral, que suele ser incapaz de distribuir bien el par entre los cuatro neumáticos, unos Pirelli P Zero en una medida bastante racional –225/35– para los enormes ‘balones’ a los que Opel nos tiene acostumbrados. Al llegar al vértice de la curva, el 4x4 no camufla el fuerte subviraje del GSi, lo que nos obliga a modificar la trazada. Y sucede una y otra vez así que, para facilitar la operación al chasis, no queda otra que ‘tirar’ de frenos para entrar en los giros con más calma. En Opel sabían que éste podía ser un punto crítico y han ido a lo seguro, recurriendo al especialista Brembo. Una estrategia más que acertada por la excelente resistencia a la fatiga que muestran las pastillas de cuatro pistones del fabricante italiano tras un tramo a fuego por una carretera de montaña. Pero si hay algo por lo que sobresalen es por su mordida, puesto que actúan a la mínima caricia al pedal, una y otra vez.
Otro punto de vista
Asimismo, la caja de cambios automática, un convertidor de par de ocho relaciones, hace una lectura perfecta de nuestra conducción aunque, si lo deseamos, podemos recurrir a las levas, colocadas magistralmente tras el volante y muy similares por ubicación a las del Octavia RS, siempre y cuando se monte la caja DSG de doble embrague, extra recomendado a pesar de su elevado coste.
En estas mismas circunstancias y como decíamos antes, el Octavia pasa por los mismos sitios con mucha más facilidad aun llegando con más ritmo. Y lo hace a pesar de carecer de tracción integral, decisión tomada por Skoda para que el coche no aumente ni el peso ni el precio. En su lugar, el RS suple esa falta con un diferencial electrónico XDS+ que ya hemos visto en otros modelos del Grupo VW y que actúa en el eje delantero
simulando el trabajo de uno mecánico. En realidad es una función ampliada del control de estabilidad, que entra en funcionamiento en la rueda interior para lograr ese plus de motricidad, porque el Octavia, al igual que su rival, tiende a irse de morro y es en los apoyos más extremos cuando se aprecia que la zaga flota más que la del Insignia. Aun así, el Skoda entra en las curvas y sale de ellas con más velocidad.
Una vez regresamos a la autopista, el Insignia consigue sobreponerse a los constantes envites del Skoda, que ha acabado por dejarlo atrás en las zonas más ratoneras. Aquí es donde el GSi hace valer su aplomo de gran berlina hasta el punto de que recuerda a vehículos de Audi y Mercedes. Su chasis, a pesar de ser más bajo y duro que el de un Insignia estándar, muestra una bonita dualidad entre deportividad y comodidad. Es un coche muy rápido en recta, que permite a sus ocupantes disfrutar de la velocidad con una extraordinaria seguridad. Sólo el gasto de carburante rompe el aura que se crea con el Insignia, puesto que es incapaz de bajar de ocho litros a los 100 en una conducción medianamente tranquila, disparándose cuando vamos con el gas a fondo.
El Octavia, que varía increíblemente su dinamismo en función del programa de conducción elegido, sí es capaz de contener el gasto en torno a 6,5 litros a los 100, siempre y cuando se active el programa Eco o el Confort, con los que el Skoda se dulcifica hasta el punto de parecer una versión descafeinada del RS. Con el primero, el DSG utiliza la navegación a vela para aprovechar al máximo la inercia.
Piénsalo tranquilo
Tras todo lo visto, el Octavia resulta un automóvil equilibrado y ganador a los puntos, capaz de transportar a la familia con deshago, haciéndolo asimismo a un ritmo alegre sin dejarse el sueldo en combustible. El Insignia resiste bien el empuje del RS aunque se muestre un poco más torpe, pero no queda otra que felicitar a Opel por rescatar esta sigla, considerada ya un mito de la automoción como los propios coches que la lucieron…
El dos litros del Insignia empuja de forma endiablada a medio régimen