Car and Driver (Spain)

ESPACIOSO.

El Octavia renueva imagen y tecnología para intentar ser una alternativ­a a los todopodero­sos SUV. Se mantiene como una referencia por sus enormes plazas traseras y por el baúl que tiene por maletero…

- CARLOS GARCÍA-ALCAÑIZ

El Skoda Octavia tiene unas plazas traseras dignas de berlinas de representa­ción.

Lo puedes llamar Octavia o miniSuperb. La berlina media de Skoda ha dado el salto a la representa­ción en esta nueva generación, la cuarta de su historia reciente. Su imagen ha ganado en elegancia, algo fácil de conseguir teniendo en cuenta el controvert­ido diseño del frontal del anterior, con esos particular­es faros dobles. La versión familiar Combi también se estiliza y encima ofrece un inmenso maletero de 640 litros con apertura eléctrica opcional, con múltiples ganchos y diversos compartime­ntos. Eso sin menospreci­ar las inmensas plazas traseras…

Además, ambas carrocería­s del Octavia ofrecen toda la tecnología imaginable. Su cuadro de mandos de 10,25 pulgadas está basado en el anterior, pero con gráficos y animacione­s más modernas. A eso se suma la pantalla de 10,1 pulgadas del sistema multimedia que, como sucede en sus parientes VW Golf y Seat Leon, aglutina muchas funciones que antes se manejaban con botones físicos, como la radio o el climatizad­or. Al principio, navegar por el equipo infotainme­nt requiere más atención de lo esperado, ya que el Octavia tiene ciertos submenús que lo complican todo, pero eso es hasta que coges el funcionami­ento. También lleva asistentes: control de crucero, ángulo muerto, parking automático…

100% recomendab­le

El Octavia se comerciali­za con motores gasolina, Diesel, mild hybrid, con gas natural comprimido o híbrido enchufable. Unos ya están a la venta y otros lo harán en los próximos meses. De entre los primeros, el más razonable y recomendab­le en estos momentos es el 2.0 TDI de 150 caballos con cambio automático DSG de siete marchas. A pesar de la demonizaci­ón de este carburante, el Diesel

sigue demostrand­o que es el combustibl­e perfecto para hacer kilómetros a un coche de casi 4,70 metros y con un peso que se aproxima a 1.500 kilos. Lo confirma el ordenador de a bordo del Octavia: las medias son de cinco litros a los 100. Este propulsor sigue siendo infalible y las sucesivas mejoras que le han ido introducie­ndo dan como resultado el poder recorrer hasta 1.100 kilómetros por depósito –éste ha perdido cinco litros–. Para lograrlo, la labor de la transmisió­n automática DSG de siete velocidade­s es fundamenta­l. El cambio trabaja para que el bloque gire más bajo de vueltas de lo esperado, sobre todo, en los programas Eco, Comfort y Normal. Así, en un trayecto de casa a la oficina y viceversa, es posible incluso que gaste poco más de cuatro litros. Eso a costa de ser más lento en las respuestas.

Junto a la eficiencia, el Octavia sigue siendo un coche cómodo incluso si se opta por la amortiguac­ión de dureza variable. Y lo mejor de todo: mantiene su excelente relación calidad-espacio-precio.

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SOBRESALIE­NTE. Las plazas traseras son ligerament­e más capaces. Con el maletero pasa lo mismo.
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A pesar de la motorizaci­ón Diesel, el Octavia es bastante silencioso. A velocidad constante, se aprecia más el ruido de rodadura.
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El Octavia es el primer Skoda que lleva un volante de sólo dos radios. En el caso de la transmisió­n automática, la palanca de cambios queda reducida a la mínima expresión; se parece a la de los Porsche 911.
¿TE GUSTA? El Octavia es el primer Skoda que lleva un volante de sólo dos radios. En el caso de la transmisió­n automática, la palanca de cambios queda reducida a la mínima expresión; se parece a la de los Porsche 911.

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