Volkswagen Golf 8.
¿Seguirá siendo el rey de los hatchback? Aunque los rivales acechan, todo parece indicar que sí.
El Golf, el eterno rey de los compactos, acaba de aterrizar en España. Y aunque las diferencias con su primo Leon son cada vez menores, e incluso con sus otros potenciales rivales, mantiene ese ‘algo’ que gusta tanto y que hace que todo el mundo aspire a conducir uno, al menos, una vez en su vida…
El Golf es el hijo perfecto, el yerno ideal; elegante, bien hecho, espacioso… Un coche que es un valor seguro por imagen y reventa, y de cuya compra es imposible arrepentirse; al revés, te preguntarás más de una vez porqué no has tenido uno. Quizá ha llegado el momento. La octava generación del compacto va a tratar de seducirte para mantener su hegemonía en el segmento de los compactos, o al menos intentarlo. Como has leído en anteriores páginas, el Seat Leon ha subido muchísimo de nivel. Antes, las posiciones entre estos dos ‘primos’ estaban mejor definidas. El Volkswagen era el primero y el Seat, el segundo, más o menos como la jerarquía de un equipo de F-1, en el que siempre hay un piloto líder y el otro se queda con el título de escudero, como Hamilton y Bottas. Ahora no.
La imagen del Golf 8 no ha cambiado tanto como la del modelo español. A nivel estético, es más bien un punto y aparte al tratarse de una evolución del antecesor, por lo que no ➥
➥ se trata de un vehículo creado de cero. Así lo han querido en VW. Y aunque cueste apreciarlas a simple vista, hay muchas novedades que han permitido modernizar la filosofía y el concepto Golf, que era el principal objetivo de esta nueva generación.
Para empezar, el diseño es más alegre, más fresco. Las luces led con ‘ceja’ y el cromado que une los faros sirven para identificarlo rápidamente de frente; en el lateral sobresalen las llantas de nuevo diseño –en este caso son de 17 pulgadas y de efecto turbina–, y detrás, el portón tiene una arista a media altura más pronunciada, que une los pilotos y con la que se consigue transmitir una imagen más deportiva. Las modificaciones en los paragolpes y otra serie de mejoras en los bajos del automóvil redundan en la eficiencia ya que, según la marca, este Golf tiene un 8,3% menos de coeficiente aerodinámico respecto a su antecesor. Las salidas de escape, por cierto, están ocultas, como viene siendo tendencia.
Dentro sí estamos ante un coche rejuvecenido. Lo primero que impresiona es el sistema de dobles pantallas al estilo Mercedes. De serie, el Golf lleva el cuadro digital de 10,25 pulgadas que incluye una presentación más actual, y en función del acabado, la del equipo de infoentretenimiento es de 8,25 pulgadas o de 10. Nuestro Golf monta esta última previo desembolso de 585 euros, que es lo que cuesta el Discover Pro. Merece la pena dar el salto por la calidad de la imagen, pero hemos detectado cierta lentitud en el funcionamiento, por ejemplo, al pasar del navegador al ordenador de a bordo. Como en el Leon, tiene mandos táctiles a disposición del conductor y el copiloto, tanto para subir/bajar la temperatura como para hacer lo mismo con el sonido. Además, incluye un módulo táctil con accesos directos a los modos de conducción o el aire acondicionado, justo a la altura del botón de los warning.
Todo esto nos convence, como también lo hace la calidad de fabricación. No llega al nivel del Audi A3, pero por poco. Los materiales empleados son buenos y los ajustes simplemente perfectos. Por último y aunque las dimensiones exteriores e interiores son prácticamente idénticas a las del Golf 7, el 8 tiene ganancias en habitabilidad a la altura de los codos y alguna que otra pérdida, como el espacio para las piernas de los pasajeros de atrás, ligeramente menor.
La mejor combinación
El motor elegido es el 1.5 eTSI de 150 caballos con desconexión de cilindros, que lleva de serie la caja de cambios automática DSG de siete marchas. A la desconexión de cilindros de la que te hemos hablando en el artículo del Leon y que funciona exactamente igual aquí, se suma la navegación a vela, que apaga literalmente el motor o lo deja en stand by en función de la velocidad y del tipo de vía, no sólo con los programas Eco y Normal, sino también en Sport, gracias al sistema de 48 voltios que participa en la eficiencia del Golf. El gasto real de combustible se sitúa entre cinco y seis litros a los 100, cifras realmente bajas. La transmisión también tiene su protagonismo, tan rápida en el salto entre las marchas como obcecada en bajar las revoluciones al máximo, aunque podemos estirar más las relaciones en caso de utilizar las levas del volante. Recuerda que con esta motorización, este Volkswagen recibe la etiqueta Eco de la DGT.
Junto con la preocupación por consumir lo mínimo posible, el Golf mantiene intacto su confort de rodadura. Es un compacto muy cómodo y realmente silencioso, aunque los neumáticos opcionales en medida 225/45 transmiten más ruido del esperado y aumentan unas décimas el consumo. En autopista se comporta como una auténtica berlina y en la montaña no se desenvuelve nada mal, con una mayor neutralidad de reacciones, al estilo del Leon. Las modificaciones introducidas en la dirección y en la propia amortiguación permiten que el Golf consiga un paso por curva bueno, apoyado en esta ocasión también por la suspensión de dureza variable, que varía el tarado entre 14 posiciones para lograr una puesta a punto siempre al gusto del conductor. A eso se añaden todos los asistentes a la conducción posibles y que hacen del Golf un auténtico coche 3.0.
EL PRÓXIMO AÑO CONOCEREMOS LA VERSIÓN
GTI TCR CON 300 CABALLOS. TAMBIÉN LA R,
LA MÁS DEPORTIVA, CON UNOS 350 CABALLOS