A fondo: Alfa Giulietta Veloce.
Deportividad a raudales.
Siempre cuento la misma anécdota al hablar del Alfa Romeo Giulietta. La primera vez que lo conduje fue en 2010, cuando tuve ocasión de hacer un viaje con una de las primeras unidades que llegaron a España. Circulaba por la autopista del Mediterráneo, la AP7, entre Alicante y Valencia. En un momento dado, dos coches se aproximaron a gran velocidad hasta alcanzarme, situándose uno a cada lado, en plan escolta. Eran dos utilitarios con cristales tintados, llantas gigantescas, enormes alerones y pinturas estrafalarias. ¿Mal asunto? No. En ambos vehículos iban chavales que lo único que querían era felicitarme por el Giulietta que conducía. Aplausos, dedos pulgares hacia arriba y expresiones tipo “cómo mola” y “qué guapo” salían de sus bocas.
Made in Italy
Hoy me vuelvo a encontrar con el Giulietta y, una vez más, me acuerdo de esos chicos y el susto que me dieron. Como si el espíritu de uno de ellos se apoderase de mí, en voz alta suelto un “qué bonito es, está chulo” mientras el Alfa se abre con un pitido corto que se repite cuando las puertas se cierran. El diseño es ➥
➥ el responsable de que este Alfa Romeo haya resistido tan bien en el segmento compacto, sobre todo, si tenemos en cuenta que casi toda la competencia se ha renovado de forma parcial o completa desde finales de 2019 hasta ahora –Hyundai i30, Seat León, Renault Mégane, entre otros–. Pero el Giulietta ha sabido capear el temporal de forma magistral al vender elegancia y deportividad como ninguno. Durante estos 10 años, la imagen se ha refrescado gracias a dos discretos restyling, uno casi a mitad de su vida comercial y el otro hace apenas unos meses. Este último trajo consigo la terminación Veloce que nos ocupa y que sustituye al anterior Quadrifoglio, que era un acabado sin más y no una versión de altas prestaciones como la de los Giulia y Stelvio. El Giulietta Veloce sólo está disponible con el motor gasolina turbo de 240 caballos o el turbodiésel JTDm de 170 caballos, del que por cierto te vamos a hablar maravillas. Pero antes, hagamos un repaso a las características del Giulietta Veloce.
Este Alfa se identifica rápidamente por los filetes amarillos de los paragolpes delantero y trasero, así como por las llantas de 18 pulgadas en negro, color utilizado también en los espejos retrovisores, los cercos de los antinieblas y en los faros, ligeramente oscurecidos. Otro detalle son las dobles salidas de escape, que ayudan a transmitir una imagen poderosa, de coche ‘gordo’. Asimismo destacan las pinzas de freno en amarillo, un poco más grandes que las del resto de versiones, con los nombres Alfa Romeo y Brembo inscritas en ellas, para que no se nos olvide que este Alfa se detiene con firmeza, y eso no es fácil, pues es un modelo pesado si se compara con sus principales rivales. De hecho, de las curvas lentas no sale con tanto garbo como un Ford Focus ST o un Volkswagen Golf GTD.
Regreso al pasado
Cuando te pones a los mandos del Giulietta Veloce, te teletransportas en el tiempo. De inmediato aprecias cuánto ha evolucionado el automóvil. Acostumbrados a las direcciones eléctricas que apenas transmiten nada, la de este Alfa Romeo es dura y ofrece una precisión de guiado de verdad, aunque para manejarla tengamos que hacerlo con un volante exageradamente grande. En general, el Giulietta Veloce es un vehículo rudo, con unos pedales que ofrecen
resistencia para usarlos y una suspensión firme que apenas tiende la mano al confort. Los asientos también son deportivos y muy duros de respaldo, por lo que cuesta ‘domarlos’. Estas butacas tienen un tapizado especial en Alcántara y cuero y pespuntes en color amarillo, una combinación visual atractiva que casa a la perfección con las molduras del salpicadero y la de los paneles de las puertas, cuyo aspecto recuerda a la fibra de carbono. El interior del Alfa Romeo es bastante racing, como también el propulsor Diesel. Se trata de un motor dos litros con un marcado carácter a partir de medio régimen, capaz de empujar con más rabia cuando se activa el programa Dynamic de su selector de modos DNA, haciéndonos creer que esta motorización JTDm es más potente de lo que anuncia su ficha técnica. Y encima lo hace con un consumo de combustible contenido, de unos seis litros a los 100 en ciclo mixto. Pero el cambio automático de doble embrague TCT, que viene de serie en esta versión, no es tan rápido como el DSG de Volkswagen, siendo incluso más lento que el EDC de Renault. Tampoco tiene las ayudas a la conducción estandarizadas hoy en día –hablamos de avisador de cambio involuntario de carril, velocidad de crucero adaptativo o sistema de aparcamiento autónomo–. Lo único tecnológico en este modelo es el sistema multimedia Alpine de siete pulgadas sin navegador y de tipo aftermarket, en el que sí se reproducen las imágenes de la cámara de marcha atrás, cuya lente está colocada encima de la matrícula.
Particularidades que hacen del Giulietta Veloce un coche muy peculiar, de los de antes en el más estricto sentido de la palabra. Por eso mismo, este Alfa Romeo nos tiene el cuore revolucionado…