Comparativa: Mini e y DS 3 Crossback E-Tense.
¿Qué eléctrico urbano interesa más?
Como los dos modelos son ya conocidos, a pesar de que el DS 3 Cossback es muy reciente, no vamos a entrar en detalles estéticos. Los dos tienen pequeños cambios que los diferencian de las versiones de combustión, como las parrillas o las llantas, además de las inscripciones con el nombre de estas variantes y a la ausencia de tubos de escape, aunque en el DS unos elementos cromados simulan unas ser salidas de gases.
Proporciones diferentes
El tamaño y la altura son completamente distintos en los dos ya que el DS quiere ser un pequeño SUV de carácter urbano, pero sus cinco puertas y sus 28 centímetros más de longitud permiten que su habitáculo sea más amplio y con mejor acceso. Una diferencia clara está en la altura de conducción, con el asiento situado a 58 centímetros del firme en el DS y a 49 centímetros en el Mini, casi dos centímetros más alto que en cualquier otro Mini ya que la instalación de las baterías bajo el piso ha obligado a ‘levantar’ 1,8 centímetros ➥
la suspensión, algo que es casi inapreciable a simple vista. El maletero también marca diferencias pero en el Mini tenemos un doble fondo en el que ocultar los cables, mientras que en el DS no hay un espacio para ellos, por lo que quedan sueltos en el portaequipajes. Ninguno de los dos lleva ni puede llevar rueda de repuesto.
Dos caracteres
El DS cuenta con el motor menos potente de los dos, pero con la batería de mayor capacidad, elementos que marcan claramente el carácter de cada uno de ellos. Los casi 50 caballos de diferencia en la potencia se notan, aunque ambos consiguen unas aceleraciones excelentes incluso en los modos de conducción más ‘ahorradores’.
En cuanto a silencio, la ventaja es para el DS, mejor aislado porque el sonido de rodadura no se aprecia tanto en el habitáculo como en el Mini, porque los motores no suenan, lo que hace que en cualquier eléctrico se note más el contacto de los neumáticos con el asfalto. A favor del DS hay que decir también que montaba las llantas opcionales de 18 pulgadas con neumáticos de menos perfil que los de serie de 17 pulgadas
La capacidad de respuesta y la aceleración es excelente en los dos, con ventaja en este caso para el Mini, que hace valer su mejor relación peso/potencia. En los dos contamos con varios modos de conducción, Eco, Normal y Sport en el DS y Sport, MID, Green y Green + en el Mini. A esto hay que añadir el sistema de retención para mejorar la recarga de las baterías en frenadas y al levantar el pie del acelerador, con el modo normal y uno más poderoso que se activa con una posición específica de la palanca del cambio en el DS, y dos modos que en el Mini que se seleccionan con un interruptor en la consola central. Si elegimos la máxima retención, hay que acos
tumbrarse a ello en ciudad, porque casi no utilizaremos el pedal del freno, algo que exige práctica y en algunas situaciones nos obligará a volver a acelerar porque nos habremos ‘quedado cortos’ y el coche se habrá detenido antes de lo que queríamos.
Más diferencias
El hecho de ser eléctricos no ha cambiado el carácter al volante de cada uno de ellos. En el francés prima la comodidad por encima de cualquier otro concepto, a pesar de su acabado Performance más deportivo, pero que no afecta a los ajustes del chasis ni a ningún otro elemento técnico. A pesar de ello consigue un excelente compromiso, gracias a la agilidad que le proporciona su motor eléctrico y una dirección relativamente rápida, con 2,7 vueltas de volante aunque con demasiada asistencia para nuestro gusto.
El Mini mantiene el carácter que se espera en cualquier modelo de la marca y especialmente en el tres puertas.
Los 145 kilogramos de peso adicional de esta versión con respecto al Cooper térmico se notan cuando queremos movernos con agilidad por carreteras con curvas enlazadas, pero el tacto deportivo, la rapidez de respuesta de su dirección con un máximo de 2,4 vueltas con una dureza perfecta, las suspensiones firmes pero sin llegar a ser incómodas y en general la rotundidad y precisión con que apoya en cada giro y cada curva lo hacen único, incluso en esta versión que está más pensada para la ciudad que para moverse por carreteras de montaña, aunque puede hacerlo igual que cualquier otro Mini equipado con motor de combustión.
¿Cuánto gastan?
Como todavía tenemos que acostumbrarnos a las medidas y los precios de la energía de los eléctricos vamos a detallar cómo hemos hecho la prueba. Con los dos rivales realizamos ➥
➥ un recorrido de 20 kilómetros por el centro de Madrid, buena parte por Madrid Central, en condiciones muy favorables porque estábamos en la Fase 1 de la desescalada, sin apenas tráfico y con una temperatura perfecta lo que nos permitió movernos en el modo ECO del DS y el Green+ del Mini, sin necesidad de aire acondicionado. En esta ventajosa situación el DS hizo un consumo de 12,8 kWh con una velocidad media de 18 kilómetros/hora, mientras que el Mini casi igualó el resultado, con 13 kWh a una velocidad media 18,7 kilómetros/hora.
En carretera, con un recorrido de unos 50 kilómetros de M30 y autovía, el DS llegó a los 14,1 kWh con una velocidad media de 91,5 kilómetros/hora y el Mini subió a 15 kWh con una media de 84 kilómetros/hora. Si suponemos un consumo medio de 15 kWh que estaría más ajustado a unas condiciones más normales de uso, con el climatizador conectado, el gasto real en euros para un hogar con una potencia eléctrica contratada de 4,4 kW, incluyendo el coste de la energía, la parte proporcional del peaje de acceso a energía, el impuesto sobre electricidad y el IVA, es decir todos los elementos variables derivados del consumo eléctrico sin tener en cuenta los importes fijos, el gasto a los 100 kilómetros habría sido de 1,5 euros, realmente imbatible por un motor térmico.
Si hubiéramos tenido que repostar la electricidad en alguno de los puntos de recarga que hay en Madrid con un precio de alrededor de 0,37 euros el kWh el gasto habría sido de 5,55 euros, demasiado próximo al coste de las versiones Diesel de cada uno de ellos que, además, tienen un precio de compra muy inferior. Los eléctricos son para ‘repostarlos’ en casa si queremos que su consumo compense en relación a su precio de adquisición. En cuanto a autonomía y con la calculadora en la mano estos consumos se ajustan bastante a lo que homologan sus respectivas marcas pero en el caso del DS la máxima autonomía que llegó a ofrecer el ordenador de viaje con las baterías al 100% fue de 298 kilómetros, mientras que en el Mini se quedó en 195 kilómetros en las mismas condiciones.
Caros y bien equipados
Los eléctricos tienen un precio de venta superior al de la versión térmica equivalente y nuestros dos rivales llevaban acabados muy altos. El DS correspondía al Performance y añadía un buen número de extras como las citadas llantas de 18, el head up display, los faros Matrix led o el cargador inalámbrico para el teléfono móvil, con lo que llegaba hasta los 43.700 euros. Por su parte el Mini, en acabado XL, lo lleva todo de serie, hasta el cuero o el techo panorámico de cristal con lo que no hay opciones pero su precio es de 41.000 euros.