¡A la playa!
Los buggies nacieron para ser conducidos por la arena. Hoy en día son igualmente divertidos, aunque mucho más lujosos y exclusivos.
Mientras en los años 60 del pasado siglo los vehículos de moda en los centros turísticos europeos eran los utilitarios reconvertidos en vistosos cabrios playeros por famosos carroceros, en California nacía un concepto que se impondría en todo el mundo, el buggy. Una original idea de un surfero y músico que sigue estando de actualidad más de medio siglo después de su creación PEDRO BERRIO
Todos los estilos de vida tienen un tipo de vehículo que se identifica con esa forma de vivir, ya sea un hippie, fashion-victim o hípster. Para los surferos californianos de la década de los 60 hubo un hombre que fue capaz de materializar esa forma de vida en un vehículo único que es sinónimo de libertada absoluta, el buggy. Bruce Meyers era un surfero y músico que trabajaba en una tienda de tablas de surf en California. Los amantes de este deporte debían llegar a las playas más recónditas con todo tipo de vehículos y Meyers se dio cuenta de que muchos de ellos utilizaban destartalados Volkswagen escarabajo que eran capaces de atravesar las dunas y llegar a las mejores playas.
Una idea de Hot Rod
Acostumbrado a trabajar con los materiales plásticos de las tablas de surf, a Bruce Meyers se le ocurrió crear una carrocería monocasco de éste material para que pudiera adaptarse sobre el chasis de un ➥
➥ escarabajo. Sin puertas ni techo y con unas sinuosas formas, el resultado estético era espectacular y en 1964 ya tenía listas las primeras unidades de su Meyers Manx, como denominó a su creación. La revista Road&Track le dedicó una de sus portadas ese mismo año y el éxito fue rotundo desde el primer momento; todos los famosos de entonces querían un Meyers Manx, incluso Elvis Presley y fue Steve McQueen el que quiso que su personaje condujera un buggy en la película “The Thomas Crown affair”.
Pero la sencillez de su idea también hizo que surgieran innumerables imitadores, cientos de ellos tanto en California como por medio mundo, muy parecidos pero que no eran completamente iguales, por lo que resultaba imposible demandar a todos aquellos que copiaron su creación. A principios de los años 70 Meyers tuvo que cerrar su empresa porque el éxito de su vehículo se convirtió en su peor enemigo.
LA IDEA DE BRUCE MEYERS ERA TAN FÁCIL DE COPIAR QUE SU EMPRESA TUVO QUE CERRAR POR LA CANTIDAD DE IMITADORES QUE SURGIERON EN POCO TIEMPO