LO ÚLTIMO DE TESLA.
Derivado del Model 3, este SUV eléctrico llega con muchas sorpresas.
U na buena parte de los propietarios de Tesla dice que nunca comprarán un coche de otro fabricante y asegura que conducir un modelo de la marca de Elon Musk supone un antes y un después. Puede que sea porque fue pionera en fabricar un vehículo eléctrico con un diseño atractivo y cargado de personalidad. Luego está el rendimiento; cualquiera que se haya puesto al volante de un Tesla y experimentado la aceleración en los modos de conducción Ludicrous o Insane ha comprobado que no se trata de simples automóviles que sirven para moverse de un punto a otro. También puede ser por la imagen de marca, al fin y al cabo, existe la percepción de que todas las firmas que se adentran en el mundo de la movilidad eléctrica desarrollan poco más que electrodomésticos, mientras que Tesla construye automóviles innovadores y cargados de personalidad que, además, se convierten en símbolo de estatus y objeto de deseo para la sociedad, algo parecido a lo que sucede con Apple y cualquiera de sus dispositivos. Por otro lado, los clientes de la marca se benefician de una amplísima red de Supercargadores donde pueden cargar las ‘pilas’ de sus coches en tiempo récord, así como de las actualizaciones inalámbricas que mejoran el rendimiento de sus vehículos cada poco tiempo, como si de un smartphone se tratara.
Sea como sea, hay que reconocer que Tesla sabe hacer coches atractivos, rápidos, silenciosos y efectivos desde el punto de vista de la movilidad de cero emisiones, puesto que no tienen rival en términos de autonomía y cada modelo establece nuevos estándares tecnológicos, al menos hasta la llegada del Model Y… Y es que, al contrario de lo que ha hecho con los Model S, Model X y Model 3, el Model Y no supone algo realmente nuevo, de hecho, recuerda muchísimo al Model 3, tanto por dentro, como por fuera y esto se debe a que, en esencia, es el mismo coche, pero más alto, largo y ancho.
Mismo estilo, más espacio
A priori, esto debería ser positivo. El Tesla Model 3 es un buen coche, por lo que un modelo que sea igual, pero que tenga más espacio para los pasajeros –y hasta siete plazas–, más altura para la cabeza y un maletero más grande –caben siete maletas de tipo cabina– suena genial, pero lo cierto es que las dimensiones del Model Y juegan en su contra. Aunque comparte motor y baterías con la berlina de acceso al ‘mundo’ Tesla, este SUV se comporta de manera menos refinada. Hay más ➥
balanceo de la carrocería, se percibe una menor rigidez del chasis en zonas de curvas y cambios de apoyo algo bruscos; además, la dirección tan rápida y directa hace que el Model Y, casi 160 kilos más pesado que el Model 3, se sienta más nervioso y transmita menos confianza al volante.
Parte de este lastre se debe a las ruedas con llantas de 20 pulgadas. Estéticamente le sientan de maravilla, pero en marcha echan por tierra el trabajo de la suspensión y trasladan cualquier irregularidad del asfalto al interior, incluso las juntas de dilatación de la autovía. Las dimensiones de los neumáticos tampoco ayudan a la hora de acelerar, sobre todo hasta que se alcanzan unos 50 kilómetros/hora al salir desde parado, pero esto no quiere decir que el Model Y sea lento, de hecho, sólo necesita 0,5 segundos más que el Model 3 para completar el 0 a 100, sin embargo, no consigue pegarte la espalda al asiento como hace la berlina de la que deriva. Bien es verdad que las sensaciones se encuentran en el último lugar de su lista de prioridades y, a pesar de que se mueve todo lo bien que cabría esperar en un SUV de tracción total y casi 400 caballos, si buscas más carácter es mejor que te decantes por la variante Performance de 480 caballos.
Sin miedo a viajar
La ventaja de la unidad probada, denominada Gran Autonomía, es –valga la redundancia– su autonomía. Con una carga, su batería de 80,5 kilowatios/hora de capacidad –de los cuales son útiles 75– le permite recorrer hasta 505 kilómetros. Con este rango de utilización, no tiene nada que envidiar a otros SUV de tamaño y potencia similares con motor de gasolina, por lo que es perfectamente válido para afrontar recorridos de larga distancia sin miedo a quedarse sin ‘pilas’, a diferencia de algunos de sus rivales de cero emisiones que sólo ofrecen 350 kilómetros de distancia en ciclo combinado.
Llegado el momento de recargar, el Model Y admite una potencia de carga de hasta 250 kilowatios, la máxima que pueden ofrecer los Supercargadores de Tesla más potentes, por lo que se podría recuperar el 50% de la capacidad de la batería en menos de un cuarto de hora. Bien es verdad que la red europea de Supercargadores todavía es un bastante escasa, pero poco a poco se irá ampliando y existen otras opciones que permiten cargar a potencias realmente elevadas, como la red Ionity con estaciones de hasta 350 kilowatios.
Por desgracia, en los pocos minutos que tarda en recargarse da tiempo a fijarse en los problemas que han perseguido a Tesla desde el primer día: malos ajustes y acabados. Por fuera, la pintura de la unidad de pruebas presenta una visible piel de naranja –su textura es similar a la de esta fruta, en lugar de lisa– que nadie desearía encontrar en ningún coche, pero menos en uno nuevo que cuesta, como mínimo 64.000 euros. También llama la atención el espacio irregular que hay entre algunos paneles de la carrocería.
Dentro, la terminación es correcta y emplea materiales agradables al tacto, pero hay una serie de crujidos provenientes del maletero y la fila de asientos posterior que, según Tesla, es un problema conocido sin solución, al menos en los primeras unidades fabricadas. También se escucha más de la cuenta el zumbido del motor eléctrico que acompaña a cada aceleración, pero todo eso se puede remediar fácilmente: basta con subir el volumen del equipo de sonido premium con 14 altavoces, que forma parte del equipamiento de serie, como el paquete de acabados con tapicería de cuero en color negro.
Cambio de rumbo
Tesla ha construido su negocio vendiendo coches eléctricos atractivos e innovadores con una tarifa elevada. El Model Y, sin embargo, no sigue esa filosofía, primero porque su precio no está a la altura de lo que ofrece y segundo, porque Tesla no ha innovado absolutamente nada con él, simplemente ha utilizado uno de los coches que ya tenía a la venta –el más barato de la gama, además– y lo ha convertido en un todocamino que sigue la moda del mercado. No hay nada malo en esto y, sin duda, será un éxito de ventas, sobre todo en Europa, donde el Model X resulta demasiado grande y la tendencia SUV es imparable, pero es inevitable pensar que el fabricante de coches más atrevido de los últimos tiempos ha jugado a lo seguro y, por primera vez en su corta pero intensa vida, no ha conseguido romper moldes.
COMO TODOS LOS ELÉCTRICOS, EL MODEL Y CONSUME
MÁS EN AUTOVÍA QUE EN CIUDAD, AÚN ASÍ,
SE PERMITE RECORRER MÁS DE 350
KILÓMETROS A 120 KILÓMETROS/HORA