MUCHAS OPCIONES.
Aunque el nuevo Mach-E no tiene en común con el Mustang nada más que el nombre, la jugada magistral de Ford en esta interpretación personal de la electrificación es demostrar que el obligado coche eléctrico no tiene que ser ni caro, ni aburrido…
El Mach-E está disponible con tres niveles de potencia, dos baterías y dos tipos de tracción.
El martes era el peor día de la semana en el colegio, algún iluminado de la congregación había dispuesto que fuera el día de las lentejas en el menú, daba igual que lloviera, tronase o tuviéramos 40 grados a la sombra; estoy seguro que fue allí donde se acuñó aquello de “esto son lentejas, si quieres las comes…”. Hoy no es martes, pero el automóvil eléctrico sí son lentejas; nos guste o no los coches serán eléctricos a corto y medio plazo o no serán, pero convendría matizar que en este caso no son unas lentejas cualquiera, son unas lentejas beluga tan suaves y delicadas como el cabello de ángel y tan sabrosas y sutiles como un tocinillo de cielo…
Ford ha logrado hacer de sus plato del día algo magistral, para ello lo primero ha sido vestir al Mach-E de SUV, una carrocería obligada en los tiempos que corren; lo segundo, dotarlo de uno o dos motores eléctricos de altísimas prestaciones –siempre por encima de su competencia directa– y lo tercero ‘adornarlo’ con un nombre de verdadera leyenda: Mustang, un icono capaz de borrar el óvalo de Ford del capó. Marketing en estado puro. Poco importa si es un familiar con capacidad más que suficiente para cinco personas o si tiene un maletero propio de una berlina, todos nos quedamos con que es un Mustang y como tal lo veneramos. Más tarde llegarán los Kuga, Fiesta y Focus eléctricos.
Escultura USA
La carrocería del nuevo Mustang es en sí un homenaje al mítico modelo norteamericano, desde los faros posteriores de triple barra hasta el sutil pero vigoroso alerón trasero o los inmensos ponys en el frontal y en la trasera rinde pleitesía al coche más importante que guarda Ford en sus vitrinas. Sólo desde la rama norteamericana de Ford, mucho más alocada y divertida que la germana, se conciben soluciones como el teclado numérico ubicado en el pilar central y que nos sirve para desbloquear la puerta en caso de que no llevemos encima la llave ni el móvil. Precisamente desde nuestro smartphone podemos predefinir hasta 80 opciones del Mustang si somos uno de los conductores habituales.
Desde las comodísimas butacas forradas en piel es imposible no trasladarnos hasta el interior de un Tesla por la inmensa tablet de 15,5 pulgadas en posición vertical, media más que el Model X, toda una declaración de guerra. En este caso nos parece mucho mejor resuelta, pues contamos con un gran mando circular para manejar el volumen de la multimedia y toda la zona inferior está reservada a la climatización. En materia de calidad interior, diseño y
acabados no cabe comparación posible con el contendiente norteamericano, esto es un coche de verdad en el que sólo echamos en falta la posibilidad de montar Head Up Display y un cuadro de instrumentación de mayor tamaño.
Bastan los primeros giros en el parking del Hotel Four Seasons de Madrid para darse cuenta de las dimensiones del Mach-E, equiparable al Mustang cupé en su inmenso capó que no facilita precisamente la conducción en zonas angostas. Las calles de Madrid nos reciben con asombro de transeúntes y viandantes, que nos observan curiosos, sobre todo, en pasos de cebra cuando no se nos escucha llegar. Buscamos la salida más rápida y directa de esta parte de nuestro recorrido, donde ponemos a prueba la función One Pedal del acelerador, que facilita mucho la conducción urbana al evitarnos hacer uso del pedal de freno, pues basta con soltar el acelerador para que el Mustang se detenga con certeza y suavidad.
Una buena parte de los más de 150 kilómetros que tenemos por delante a lomos de una unidad tope de gama con 351 caballos trascurren por autopista, donde ‘aflojamos las riendas’ de nuestro Mustang, que demuestra ser tan fuerte y confortable como un caballo Cuarto de Milla norteamericano, famosos por su incansable capacidad para tirar de las diligencias. El aislamiento interior es excepcional, de hecho es fácil superar los límites de velocidad sin que nos demos ni cuenta y nos mantengamos cómodos en cruceros de viaje en tor- ➥
no a los 150 kilómetros/ hora. El modo de conducción Whispered –susurro– define a la perfección cómo transcurre todo en el interior, con una comodidad y un silencio de marcha que sorprendente casi más que las cualidades deportivas que se reserva para las numerosas carreteras de montaña que nos aguardan a continuación.
Momento idóneo de pasar al modo Active a través de la pantalla, no si echar de menos una ruleta de modos de conducción en el volante o en la consola. En estas condiciones el Mach-E afina el tacto de la dirección, que se vuelve mucho más sensible y preciso, así como la respuesta del acelerador, aunque no varía la suspensión. Por lo demás apenas percibimos diferencia al
guna, ni siquiera forzando a la salida de los virajes logramos que deslice; hemos ganado en eficacia… pero aún echamos en falta la diversión.
El modo Untamed –indómito– es nuestro último cartucho, con él activo bastan unos metros para descubrir cómo el tren trasero del Mach-E se desboca por completo, apoyado por una suspensión que se vuelve seca y rebotona como pocas, de hecho si el firme no está en buen estado perdemos precisión de guiado. En estas condiciones el Mach-E se convierte en un purasangre en estado puro. De poco nos sirven las referencias tras años al volante de coches convencionales. Aquí no vale de nada apurar al límite en los virajes, el exceso de peso –2.200 kilos– se deja notar y mucho, y aunque gira tremendamente plano merece la pena sacrificar la entrada a las curvas entrando con el coche muy colocado para ganar décimas en la transición y en la salida, donde su aceleración y tracción nos empujan como una mula y, ahora sí, disfrutar con alguna que otra cruzadita del tren trasero con el permiso del control de estabilidad, que entra en un modo mucho más permisivo. De hecho Ford ha introducido un sistema en este modo que frena ligeramente cuando detecta que soltamos el pedal del acelerador, simulando así la retención de los motores térmicos al reducir marcha.
TRAS 150 KILÓMETROS DE RECORRIDO A UN RITMO DE INFARTO AÚN DISPONEMOS DE 250 KILÓMETROS DE AUTONOMÍA SOBRE LOS 450 INICIALES; ¡SOBRESALIENTE!