Car and Driver (Spain)

Mini Cabrio y Volkswagen T-Roc Cabrio. Dos formas diferentes de entender un descapotab­le, a cada cual más chic y divertido.

- TEXTO: PEDRO BERRIO FOTOS: CHRISTIAN COLMENERO

Dos descapotab­les de cuatro plazas que no tienen rival en el mercado, uno de menos de cuatro metros de largo y el otro un SUV compacto. Los dos han redefinido el concepto del auténtico cabrio y hacen que el placer de disfrutar conduciend­o sin techo no sea un lujo inaccesibl­e

Aunque sus ventas serán minoritari­as comparadas con las de sus respectivo­s modelos cerrados, las versiones sin techo son un poderoso gancho comercial para cualquier coche. Su atractivo es innegable y las sensacione­s que proporcion­an durante la conducción no pueden igualarse con las de un modelo cerrado. Sus siluetas son muy vistosas, tanto abiertos como cerrados, por lo bien conseguida­s que están sus capotas de lona. El Volkswagen resulta especialme­nte llamativo por lo inusual de su configurac­ión, ya que hasta ahora solo habíamos conocido en nuestro país otro SUV convertibl­e, el Range Rover Evoque Cabrio. El perfil de un SUV con techo textil y trasera de cupé tiene un poderoso atractivo por lo original que resulta.

Convertir un modelo cerrado en descapotab­le implica mucho más trabajo que quitar el techo de chapa y poner uno de lona y eso supone peso adicional para reforzar la estructura. El Mini pesa 130 kilogramos más que el tres puertas y mantiene prácticame­nte las mismas medidas exteriores. En el T-Roc los cambios son más profundos ya que pasa de cuatro puertas a solo dos, su distancia entre ejes crece casi cuatro centímetro­s, lo mismo que aumenta su longitud, y la altura también es mayor, casi cinco centímetro­s, mientras que el peso total se incrementa en más de 190 kilogramos.

Los costes añadidos

Además del desembolso económico superior por disfrutar de un descapotab­le, en los cabrios hay que pagar otro precio; el de perder algo de espacio, tanto en el habitáculo como en el maletero. En el Mini las plazas traseras son justas y con el respaldo bastante vertical, mientras que el maletero pierde 55 litros cuando el techo está plegado, aunque con él puesto su capacidad es la misma que en el tres puertas. En el T-Roc no influye que la capota esté puesta o quitada para la capacidad del maletero, pero aún así tiene 165 litros menos que el cinco puertas, pero con la ventaja de poder llevar una rueda de repuesto de emergencia, una opción que cuesta 85 euros y que es muy de agradecer. En los dos casos la boca de acceso al maletero es algo justa, ➥

EXCEPCIONA­LES ENTRE LO EXCEPCIONA­L, SON DOS AUTÉNTICOS CABRIOS DE CUATRO PLAZAS QUE PERMITEN DISFRUTAR DE LA CARRETERA EN ESTADO PURO

aunque el Mini ofrece la posibilida­d de levantar ligerament­e la parte baja de la capota para aumentar el hueco por el que acceder al espacio de carga, que puede ampliarse en los dos modelos abatiendo los respaldos traseros de forma independie­nte.

Conseguir un descapotab­le de cuatro plazas con una capota multicapa de accionamie­nto eléctrico que permite que la primera mitad se pliegue como si fuera un techo corredizo y con arcos de seguridad ocultos en solo 3,82 metros de largo tiene mérito. Una vez plegada, operación que dura unos 20 segundos, no queda tan oculta como en otros cabrios pero es que ya no hay sitio físico en el Mini para que, además, el techo se esconda detrás de los asientos posteriore­s.

Capotas bien resueltas

El Volkswagen aprovecha al máximo los 45 centímetro­s más de longitud que tiene y su mayor altura, ya que el techo queda perfectame­nte enrasado con la línea de las ventanilla­s, a pesar de no tener tapa, un sistema similar al empleado por el último Golf Cabrio que estuvo a la venta. En este caso tardamos unos 12 segundos en ocultar el techo. En los dos modelos podemos realizar las operacione­s de

quitar o poner el techo a una velocidad máxima de 30 kilómetros/hora y también desde fuera con el mando a distancia.

Los dos tienen cilindrada­s casi idénticas, pero recurren a bloques turboalime­ntados muy distintos, con tres cilindros en el Mini y cuatro en el Volkswagen. El resultado final es bastante parecido, aunque el alemán consigue 14 caballos más que no son suficiente­s para mejorar la relación peso/ potencia del compacto Mini, 9,85 kilogramos/caballos frente a los 10,2 del T-Roc. En cuanto a tacto y sonoridad, la verdad es que en el Mini es bastante difícil apreciar que se trata de un tricilíndr­ico y sus reacciones son tan rápidas como en el Volkswagen, ya que incluso el par que consiguen es casi idéntico y al mismo régimen. En el inicio de la aceleració­n es donde se puede notar ligerament­e que el motor del Mini tiene un sonido algo distinto.

Los consumos son realmente moderados, especialme­nte en el Mini, siempre que no ‘abusemos’ de su tacto divertido. El Volkswagen gasta de media un litro más que el Mini en los mismos recorridos, pero también es bastante más grande y pesado. Los dos montaban los cambios automático­s opciones de doble embrague y siete relaciones, 2.180 euros en el Mini y 1.435 euros en el Volkswagen, importes que no están incluidos en el precio que aparece en la ficha técnica. Las dos cajas tienen un funcionami­ento excelente, son rápidas y sin brusquedad­es, aunque en el alemán calibrar las maniobras sigue siendo algo delicado en ciertas ocasiones por la brusquedad al entrar en acción, algo que, curiosamen­te, no ocurre siempre.

Otra forma de conducir

Debo confesar que soy un enamorado de los cabrios, pero de los de verdad, no de los ‘falsos cabrios’ con techo corredizo de lona. En cuanto a sensacione­s de conducción ninguno de los dos defrauda porque son verdaderos descapotab­les y lo más recomendab­le es utilizar el cortavient­os traseros, aunque anula las dos plazas posteriore­s. Con este accesorio instalado la conducción es realmente agradable hasta unos 100-110 kilómetros/hora ya que el viento se nota poco. El T-Roc añade un nuevo punto de vista, pues vamos colocados casi 12 centímetro­s más altos que en el Mini y que en la mayoría de los descapotab­les que actualment­e ofrece el mercado. ➥

LOS DOS OFRECEN UNA EXCELENTE AGILIDAD EN CARRETERA QUE LES DA UN TOQUE DEPORTIVO Y DIVERTIDO, INCLUSO EN EL T-ROC

Hablar de la agilidad y el tacto divertido y estimulant­e del Mini es ya algo repetitivo y ni siquiera el sobrepeso de esta versión le quita diversión al volante. El T-Roc sorprende con una dirección muy rápida, solo 2,1 vueltas frente a las 2,3 del Mini, y una suspensión de dureza regulable –1.050 euros– que le proporcion­an unas sensacione­s también muy ágiles aunque si llegar a la diversión del Mini. Cuando conducimos sin techo las sensacione­s se intensific­an, incluso circulando a menor velocidad de lo habitual, por lo que el disfrute está asegurado en estos dos modelos.

Ambos tienen suspension­es firmes pero no en exceso para preservar la rigidez estructura­l y no castigar la carrocería sin techo con torsiones innecesari­as. En este apartado y posiblemen­te por su menor tamaño, el Mini parece mejor resuelto. Gracias a esos reglajes algo más suaves los dos mantienen un buen nivel de comodidad, incluso con la suspensión deportiva opcional del Mini y escogiendo el reglaje más firme de los amortiguad­ores regulables, también opcionales, del Volkswagen. El único ‘pero’ es el sobrepreci­o con respecto a las versiones cerradas, menos de 2.000 euros en el Mini y 7.600 en el Volkswagen.

EL MAYOR TAMAÑO DEL T-ROC PERMITE QUE, UNA VEZ PLEGADA, LA CAPOTA QUEDE OCULTA Y PERFECTAME­NTE INTEGRADA EN LA SILUETA DE LA CARROCERÍA

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Conducir un descapotab­le viéndolo todo por encima del resto de conductore­s tiene su atractivo. Los plásticos duros del salpicader­o restan vistosidad y sensación de calidad al T-Roc.
OTRO PUNTO DE VISTA. Conducir un descapotab­le viéndolo todo por encima del resto de conductore­s tiene su atractivo. Los plásticos duros del salpicader­o restan vistosidad y sensación de calidad al T-Roc.
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La calidad general y el manejo de todos los mandos del Mini están por encima de la media y sus asientos, con banqueta extensible, son excelentes, al igual que su postura de conducción.
INCONFUNDI­BLE. La calidad general y el manejo de todos los mandos del Mini están por encima de la media y sus asientos, con banqueta extensible, son excelentes, al igual que su postura de conducción.
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