Mini Cabrio y Volkswagen T-Roc Cabrio. Dos formas diferentes de entender un descapotable, a cada cual más chic y divertido.
Dos descapotables de cuatro plazas que no tienen rival en el mercado, uno de menos de cuatro metros de largo y el otro un SUV compacto. Los dos han redefinido el concepto del auténtico cabrio y hacen que el placer de disfrutar conduciendo sin techo no sea un lujo inaccesible
Aunque sus ventas serán minoritarias comparadas con las de sus respectivos modelos cerrados, las versiones sin techo son un poderoso gancho comercial para cualquier coche. Su atractivo es innegable y las sensaciones que proporcionan durante la conducción no pueden igualarse con las de un modelo cerrado. Sus siluetas son muy vistosas, tanto abiertos como cerrados, por lo bien conseguidas que están sus capotas de lona. El Volkswagen resulta especialmente llamativo por lo inusual de su configuración, ya que hasta ahora solo habíamos conocido en nuestro país otro SUV convertible, el Range Rover Evoque Cabrio. El perfil de un SUV con techo textil y trasera de cupé tiene un poderoso atractivo por lo original que resulta.
Convertir un modelo cerrado en descapotable implica mucho más trabajo que quitar el techo de chapa y poner uno de lona y eso supone peso adicional para reforzar la estructura. El Mini pesa 130 kilogramos más que el tres puertas y mantiene prácticamente las mismas medidas exteriores. En el T-Roc los cambios son más profundos ya que pasa de cuatro puertas a solo dos, su distancia entre ejes crece casi cuatro centímetros, lo mismo que aumenta su longitud, y la altura también es mayor, casi cinco centímetros, mientras que el peso total se incrementa en más de 190 kilogramos.
Los costes añadidos
Además del desembolso económico superior por disfrutar de un descapotable, en los cabrios hay que pagar otro precio; el de perder algo de espacio, tanto en el habitáculo como en el maletero. En el Mini las plazas traseras son justas y con el respaldo bastante vertical, mientras que el maletero pierde 55 litros cuando el techo está plegado, aunque con él puesto su capacidad es la misma que en el tres puertas. En el T-Roc no influye que la capota esté puesta o quitada para la capacidad del maletero, pero aún así tiene 165 litros menos que el cinco puertas, pero con la ventaja de poder llevar una rueda de repuesto de emergencia, una opción que cuesta 85 euros y que es muy de agradecer. En los dos casos la boca de acceso al maletero es algo justa, ➥
EXCEPCIONALES ENTRE LO EXCEPCIONAL, SON DOS AUTÉNTICOS CABRIOS DE CUATRO PLAZAS QUE PERMITEN DISFRUTAR DE LA CARRETERA EN ESTADO PURO
aunque el Mini ofrece la posibilidad de levantar ligeramente la parte baja de la capota para aumentar el hueco por el que acceder al espacio de carga, que puede ampliarse en los dos modelos abatiendo los respaldos traseros de forma independiente.
Conseguir un descapotable de cuatro plazas con una capota multicapa de accionamiento eléctrico que permite que la primera mitad se pliegue como si fuera un techo corredizo y con arcos de seguridad ocultos en solo 3,82 metros de largo tiene mérito. Una vez plegada, operación que dura unos 20 segundos, no queda tan oculta como en otros cabrios pero es que ya no hay sitio físico en el Mini para que, además, el techo se esconda detrás de los asientos posteriores.
Capotas bien resueltas
El Volkswagen aprovecha al máximo los 45 centímetros más de longitud que tiene y su mayor altura, ya que el techo queda perfectamente enrasado con la línea de las ventanillas, a pesar de no tener tapa, un sistema similar al empleado por el último Golf Cabrio que estuvo a la venta. En este caso tardamos unos 12 segundos en ocultar el techo. En los dos modelos podemos realizar las operaciones de
quitar o poner el techo a una velocidad máxima de 30 kilómetros/hora y también desde fuera con el mando a distancia.
Los dos tienen cilindradas casi idénticas, pero recurren a bloques turboalimentados muy distintos, con tres cilindros en el Mini y cuatro en el Volkswagen. El resultado final es bastante parecido, aunque el alemán consigue 14 caballos más que no son suficientes para mejorar la relación peso/ potencia del compacto Mini, 9,85 kilogramos/caballos frente a los 10,2 del T-Roc. En cuanto a tacto y sonoridad, la verdad es que en el Mini es bastante difícil apreciar que se trata de un tricilíndrico y sus reacciones son tan rápidas como en el Volkswagen, ya que incluso el par que consiguen es casi idéntico y al mismo régimen. En el inicio de la aceleración es donde se puede notar ligeramente que el motor del Mini tiene un sonido algo distinto.
Los consumos son realmente moderados, especialmente en el Mini, siempre que no ‘abusemos’ de su tacto divertido. El Volkswagen gasta de media un litro más que el Mini en los mismos recorridos, pero también es bastante más grande y pesado. Los dos montaban los cambios automáticos opciones de doble embrague y siete relaciones, 2.180 euros en el Mini y 1.435 euros en el Volkswagen, importes que no están incluidos en el precio que aparece en la ficha técnica. Las dos cajas tienen un funcionamiento excelente, son rápidas y sin brusquedades, aunque en el alemán calibrar las maniobras sigue siendo algo delicado en ciertas ocasiones por la brusquedad al entrar en acción, algo que, curiosamente, no ocurre siempre.
Otra forma de conducir
Debo confesar que soy un enamorado de los cabrios, pero de los de verdad, no de los ‘falsos cabrios’ con techo corredizo de lona. En cuanto a sensaciones de conducción ninguno de los dos defrauda porque son verdaderos descapotables y lo más recomendable es utilizar el cortavientos traseros, aunque anula las dos plazas posteriores. Con este accesorio instalado la conducción es realmente agradable hasta unos 100-110 kilómetros/hora ya que el viento se nota poco. El T-Roc añade un nuevo punto de vista, pues vamos colocados casi 12 centímetros más altos que en el Mini y que en la mayoría de los descapotables que actualmente ofrece el mercado. ➥
LOS DOS OFRECEN UNA EXCELENTE AGILIDAD EN CARRETERA QUE LES DA UN TOQUE DEPORTIVO Y DIVERTIDO, INCLUSO EN EL T-ROC
Hablar de la agilidad y el tacto divertido y estimulante del Mini es ya algo repetitivo y ni siquiera el sobrepeso de esta versión le quita diversión al volante. El T-Roc sorprende con una dirección muy rápida, solo 2,1 vueltas frente a las 2,3 del Mini, y una suspensión de dureza regulable –1.050 euros– que le proporcionan unas sensaciones también muy ágiles aunque si llegar a la diversión del Mini. Cuando conducimos sin techo las sensaciones se intensifican, incluso circulando a menor velocidad de lo habitual, por lo que el disfrute está asegurado en estos dos modelos.
Ambos tienen suspensiones firmes pero no en exceso para preservar la rigidez estructural y no castigar la carrocería sin techo con torsiones innecesarias. En este apartado y posiblemente por su menor tamaño, el Mini parece mejor resuelto. Gracias a esos reglajes algo más suaves los dos mantienen un buen nivel de comodidad, incluso con la suspensión deportiva opcional del Mini y escogiendo el reglaje más firme de los amortiguadores regulables, también opcionales, del Volkswagen. El único ‘pero’ es el sobreprecio con respecto a las versiones cerradas, menos de 2.000 euros en el Mini y 7.600 en el Volkswagen.
EL MAYOR TAMAÑO DEL T-ROC PERMITE QUE, UNA VEZ PLEGADA, LA CAPOTA QUEDE OCULTA Y PERFECTAMENTE INTEGRADA EN LA SILUETA DE LA CARROCERÍA