Opel Mokka. Basado en el Peugeot 2008, está a la venta con motores gasolina, Diesel y eléctrico.
Como un buen café moca enriquecido con chocolate y lleno de matices para el olfato y el paladar, el nuevo Opel Mokka es ahora más estimulante. Su llamativo diseño, ágil tacto, posibilidades de personalización y su gama de motores, con opciones para todas
Es el primer Opel de la nueva era, diseñado y fabricado en el seno de PSA y con la recién estrenada identidad de marca que ha remodelado todo su estilo de diseño, exterior e interior, con un frontal que muy pronto llevarán todos los vehículos de la firma alemana.
Nuevas proporciones
Con respecto a su antecesor el cambio es radical porque ahora es 12,4 centímetros más corto, uno más ancho y nada menos que 12,7 más bajo, con lo que su silueta es completamente distinta. La posición de conducción está mas cerca del suelo aunque la habitabilidad no se ha resentido demasiado y la capacidad del maletero es casi la misma que la del Mokka X que desapreció en 2019. El espacio en las plazas traseras es algo menos desahogado de lo que era antes, sobre todo porque la posición de los ocupantes es menos vertical. Eso sí, el peso se ha reducido en 120 kilogramos en las versiones con motor de combustión. La presentación interior también es completamente distinta y ya no tenemos un salpicadero ‘tradicional’ ya que ahora dos pantallas se encargan de mostrarnos toda la información, con pocos interruptores, aunque con un manejo bastante sencillo. La sensación de calidad es buena y los ajustes parecen ‘alemanes’ aunque la mayoría de los plásticos del salpicadero y consola central son de tacto duro pero vistosos.
Cada uno de los cuatro acabados tiene una presentación interior distinta, con tapicerías específicas y adornos diferentes para el salpicadero que, por ejemplo, en la terminación de aire más deportivo GS Line son en rojo, aunque también están disponibles bastantes opciones de personalización exterior. Los asientos, aunque son ➥