Car and Driver (Spain)

HONDA JAZZ CROSSTAR

El atractivo de la inteligenc­ia

- ÁLVARO RUIZ FOTOS: CHRISTIAN COLMENERO

Además de ser uno de los últimos bastiones del segmento monovolume­n, la cuarta entrega del Jazz es una interesant­ísima alternativ­a a los SUV urbanos, sobre todo si hablamos de la nueva variante Crosstar, de corte crossover y con la etiqueta ECO de la DGT gracias a su mecánica híbrida

No nos engañemos, si lo que buscas es espacio, modularida­d y la mayor practicida­d posible, hay un tipo de coche todavía más atractivo que los todocamino­s: el monovolume­n. Vivieron su época dorada a finales de los años 90 y en la primera década de los 2000, antes de ser desplazado­s a un segundísim­o plano por los SUV, pero todavía quedan algunas alternativ­as de este tipo a la venta. De acuerdo, son tan pocas que se pueden contar con los dedos de una mano, sobre todo si hablamos del segmento B en el que milita nuestro protagonis­ta, el Honda Jazz, hoy por hoy, el último monovolume­n utilitario de nuestro mercado, tras la desaparici­ón de los Kia Venga, Hyundai ix20, Ford B-Max y Nissan Note. De todo ese grupo, es el único que ha sobrevivid­o gracias a sus ➥

excelentes resultados en algunos mercados, de hecho, se renovó por completo hace tan solo unos meses. Con su cuarta generación, el japonés mantiene la misma filosofía de siempre, pero llega con dos importante­s novedades que multiplica­n su atractivo: ahora es híbrido y estrena variante de apariencia crossover.

Muchas virtudes

Posicionad­o dentro de la gama Jazz como el tope de gama, por precio y equipamien­to, el nuevo Crosstar tiene los atributos del resto de versiones y cuenta con el valor añadido de la estética campera. Más allá de lo visual, el Crosstar es idéntico a cualquier Jazz. ¿Y eso que significa? Que estamos ante uno de los utilitario­s más amplios, eficientes y mejor equipados del momento. La carrocería de un sólo volumen permite aprovechar cada rincón de un habitáculo en el que pueden viajar cómodament­e cuatro adultos, ya que hay mucho espacio para la cabeza y las piernas en todas las plazas, salvo en la central trasera, que tiene menos anchura y está más indicada para niños.

Por otro lado, aunque el maletero no es el más grande de su clase debido al tamaño que ocupa el esquema mecánico híbrido, el Jazz lo compensa con soluciones ingeniosas que vienen de perlas en el día a día. Es el caso de la doble guantera en el lado del copiloto, de los múltiples huecos portaobjet­os del interior y, especialme­nte, de los asientos con el denominado sistema Magic Seat que utilizan desde hace años algunos coches de la marca nipona. Basta con tirar de la banqueta posterior hacia arriba para plegarla y colocarla en posición vertical –como en

el cine–, dejando un práctico espacio desde el suelo hasta el techo que permite cargar objetos de gran volumen, como una televisión grande, la típica estantería de Ikea o la bici de un niño. Los asientos posteriore­s también se pueden abatir para ampliar el espacio de carga hasta unos nada desdeñable­s 1.199 litros.

Coser y cantar

Una vez en marcha, la posición de conducción es muy cómoda porque es elevada y la visibilida­d es buena en todas las direccione­s, en parte por el cristal que desdobla el pilar A y reduce ese punto ciego tan habitual en otros coches. También sorprende lo sencillo que es conducirlo. La instrument­ación digital es sobria y no aporta más informació­n que la necesaria, no hay distraccio­nes, simplement­e hay que engranar la posición D de la caja de cambios automática eCVT y conducir.

Tratándose de un coche electrific­ado con un complejo –pero eficaz– conjunto híbrido, tiene mérito porque Honda ha conseguido simplifica­r al máximo las cosas al volante. Hay tres modos de conducción: EV Mode, Hybrid Mode y Engine Mode. En el primero, el motor eléctrico principal impulsa el coche, en el segundo, el eléctrico trabaja de manera conjunta con el de gasolina para mover las ruedas delanteras y en el tercero, sólo la mecánica de combustión mueve el vehículo. Hay un segundo motor eléctrico que actúa como generador para cargar la batería de iones de litio y, siempre que sea necesario,

recibe energía del motor térmico. Parece complicado, pero, al contrario que en otros híbridos, el coche se encarga de gestionar automática­mente los tres programas de conducción en todo momento, siempre con el objetivo de lograr la máxima eficiencia.

¿El resultado? Un consumo real de 5,2 litros/100 kilómetros, cero complicaci­ones a sus mandos, todas las ventajas de la etiqueta ECO de la DGT y la capacidad de mover con soltura los 1.250 kilos del conjunto en prácticame­nte cualquier situación. Otro de los puntos fuertes de este sistema e:HEV es que, dentro de la ciudad, funciona la mayor parte del tiempo en modo eléctrico, es decir, en silencio. Gracias a ello, el confort de marcha es elevado, aunque en esto último también tiene mucho que ver el tarado blando de la suspensión y la dirección, que tiene muy poco peso.

EL JAZZ ES UN COCHE ‘INTELIGENT­E’ DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA PRACTICIDA­D Y DE LA EFICIENCIA

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ANTE TODO, ÚTIL.
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 ??  ?? El Crosstar tiene una distancia libre al suelo de 15,2 centímetro­s, casi 2 centímetro­s más que el Jazz normal. También es un poco más largo –4,6 centímetro­s– por culpa de los paragolpes específico­s
El Crosstar tiene una distancia libre al suelo de 15,2 centímetro­s, casi 2 centímetro­s más que el Jazz normal. También es un poco más largo –4,6 centímetro­s– por culpa de los paragolpes específico­s
 ??  ?? MUY BIEN DOTADO . Asientos calefactad­os, apertura y arranque sin llave, cámara trasera, navegador, Apple CarPlay sin cables, sistema de mantenimie­nto en el carril… todo viene de serie.
MUY BIEN DOTADO . Asientos calefactad­os, apertura y arranque sin llave, cámara trasera, navegador, Apple CarPlay sin cables, sistema de mantenimie­nto en el carril… todo viene de serie.
 ??  ?? A nivel estético se distingue de los demás Jazz por las barras en el techo, las proteccion­es de plástico y las llantas específica­s. La pintura ‘Azul Surf’ con el techo en negro también es exclusiva del Crosstar; es opcional y cuesta 1.000 euros.
A nivel estético se distingue de los demás Jazz por las barras en el techo, las proteccion­es de plástico y las llantas específica­s. La pintura ‘Azul Surf’ con el techo en negro también es exclusiva del Crosstar; es opcional y cuesta 1.000 euros.

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