Volkswagen ID.4.
ElectroSUV para los nuevos tiempos…
Es la apuesta de la marca alemana para el segmento de los SUV cero emisiones. Su gama es muy amplia y compleja y te la desgranamos para que no pierdas.
El ID.4 es ligeramente más grande que un Tiguan, tiene un habitáculo para cinco pasajeros, un maletero de auténtico familiar y se propulsa única y exclusivamente con electricidad gracias a sus baterías, de 52 kW o 77 kW dependiendo del motor elegido. Así es la última propuesta de la marca alemana para el segmento de moda
Volkswagen ha comenzado su ofensiva de coches eléctricos tras años de investigación y desarrollo. El primer miembro de esta familia es el compacto ID.3, del que ya te hemos contado todas sus bondades. El siguiente de la lista es el ID.4, que acaba de lanzarse al mercado. Se trata de un SUV de 4,56 metros con una gama muy extensa, formada por motores de 149 –Pure– y 170 caballos –Pure Performance– con una pila de 52 kW de capacidad bruta y autonomías de 350 kilómetros, y con propulsores de 174 –Pro–, 204 –Pro Performance– y 300 caballos con batería de 77 kW y autonomías de 500 kilómetros. Esta última se asociará exclusivamente al acabado GTX y será la más deportiva de todas y la única con tracción integral. Pero, de momento, el ID.4 está a la venta en los niveles de 149, 170 y 204 caballos.
Con personalidad
El ID.4 mantiene los principales rasgos del ID.3, aunque agrandados y hechos SUV. De su línea exterior sobresalen las llantas, que pueden ser ➥
de hasta 21 pulgadas, la opción bicolor para la carrocería como la unidad de las imágenes –y la probada–, y la iluminación, de led en faros –que pueden ampliar sus funciones si se montan los matriciales– y con pilotos en 3D. Estos últimos, además, están unidos por una fina tira de diodos, como es tendencia en la actualidad entre multitud de fabricantes y segmentos.
Evidentemente, el mayor tamaño respecto al 3 se traduce en un interior acorde a lo que se espera de un familiar. Conductor y copiloto gozan de mucho espacio; sus puestos están bien delimitados gracias a una consola central que se prolonga entre los dos asientos, y ambos tienen a su disposición varios y generosos compartimentos para dejar cosas, incluidos dos posavasos desmontables. Detrás, hay espacio suficiente para dos adultos, más o menos como en un Tiguan Allspace; viajarán plácidamente gracias a las buenas cotas de altura y para las piernas. También destaca la capacidad del maletero, entre 543 y 1.575 litros, este último dato obtenido con los asientos traseros abatidos en su totalidad.
Continuando con el interior, es de los más minimalistas que ha hecho Volkswagen en los últimos tiempos, ya que el salpicadero y el cuadro de mandos son muy simples ante la práctica ausencia de mandos. Esto es así porque todas las funciones se han agrupado en el propio sistema multimedia con pantalla táctil de hasta 12 pulgadas, el verdadero centro de operaciones del ID.4. Éste está bien posicionado y es fácil de manejar, aunque por lo que de verdad sobresale es por su respuesta, más viva e inmediata que el que monta el Golf, que suele ser lento en el tránsito entre los diferentes menús como, por ejemplo, cuando saltamos del climatizador a la radio y viceversa. El cuadro de mandos también es digital –5,3 pulgadas–, incluso desde el acabado base, y la presentación de información se ha simplificado frente a los Virtual Cockpit que ya hemos visto en otros modelos de la casa; por eso mismo, echamos
de menos más datos, como el consumo eléctrico instantáneo. Existe la opción de una tercera pantalla, la del Head Up Display, que muestra las indicaciones del GPS con realidad aumentada.
Más de lo que esperas
Como decíamos párrafos atrás, el ID.4 se comercializa, de momento, con las versiones de 149, 170 y 204 caballos, aunque en los meses venideros, la gama se completará con todas las motorizaciones de las que te hemos hablado al principio del artículo. De las tres disponibles, hemos tenido oportunidad de subirnos en la de 204 caballos con el acabado 1st Max, el más equipado, ya que incluye todos los asistentes a la conducción posibles, a lo que se añade que, a nivel estético, es muy pintón.
Con este propulsor, el ID.4 convence por su funcionamiento. Las aceleraciones parecen más rápidas de lo que en realidad son gracias a la entrega de par, sobre todo, en Sport. Como buen eléctrico, la arrancada recuerda a la de un deportivo, aunque luego pierde ‘fuelle’ según aceleramos. Además, tiene una sorprendente capacidad de regeneración en marcha, que permite alargar la autonomía, principalmente en ciudad. Y a pesar de que carece de levas con las que aumentar o disminuir la retención, el freno de este VW tiene una función que se asemeja a un one pedal que llega a detenernos.
La estabilidad del coche también es correcta, ya que las baterías están instaladas a lo largo del piso, lo que beneficia el reparto de pesos y que el centro de gravedad no sea muy alto. Evidentemente es muy confortable al tratarse de un automóvil pensado para ir en familia, pero no se comporta mal en curvas para ser un coche de propulsión; sí, has leído bien: el ID.4 es un todo atrás, como el Beetle original. Pero, para ello, hay que tirar de chequera y equipar la suspensión de dureza variable y la dirección progresiva, ya que con la primera se consigue que la carrocería no ‘baile’ tanto en los apoyos más fuertes, y la segunda, que ganemos confianza a los mandos.