Por razones de privacidad se ubicó el dormitorio principal en la parte interna
Por razones de privacidad se ubicó el dormitorio principal en la parte interna de la construcción y el del hijo hacia la calle, es decir en lugares opuestos y alejados uno del otro, unidos por un puente que atraviesa el área social que en ese punto es de doble altura.
Se solicitó una casa luminosa y con muy buena ventilación natural. La doble altura del área social con sus amplios ventanales fue fundamental para lograrlo. La ventilación cruzada mantiene la casa sumamente fresca durante todo el año y la luz natural produce diferentes atmósferas enriqueciendo el espacio dependiendo de la hora del día.
La paleta de materiales se mantuvo intencionalmente reducida enfatizando la pureza de las formas y el espacio. Pisos de porcelanato gris en áreas sociales y de circulación y de madera natural en los dormitorios. Cielos blancos de yeso. Paredes en hormigón expuesto o repelladas y pintadas de blanco o gris. Las piezas de la estructura que quedaron a la vista se pintaron de gris. La cocina en madera le da un toque de calidez al espacio principal y configura un centro de descanso y de acogimiento que desplaza en cierto modo la función principal del salón, mucho más frío e impersonal que el de la cocina. Desde el espacio de trabajo se domina toda la nave inferior permitiendo disfrutar de las vistas, de la compañía de la familia o amigos y compartir las tareas de preparación de comidas de forma agradable. La apertura de los espacios juega a favor de todos ellos en esta casa. Los muebles escogidos son pocos y muy esenciales en cuanto a sus formas, como si quisieran pasar inadvertidos en el conjunto del espacio vital. Los grandes ámbitos que rodean cada función son los verdaderos protagonistas, así como las impresionantes vistas que disfruta la construcción desde los cuatro puntos cardinales.
En resumen, una casa de formas y materiales neutros donde el espacio y la luz son los protagonistas.