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Rossend Cortés
Su estudio es referente en el ámbito del diseño de interiores de la provincia de Girona, donde los ecosistemas de la Costa Brava y el Empordà marcan a fuego el alto nivel de los interiores. Rossend Cortés, además, ha asumido recientemente la presidencia del Colegio de Diseñadores de Interior de Girona, lo que le brinda la oportunidad de disfrutar de una panorámica de la profesión envidiable que
nos explica en esta entrevista.
¿Nos puedes explicar tu carrera como diseñador?
Empecé el año 92. Recuerdo con cariño mis primeros proyectos junto a mi ex socia y amiga Margot Viarnés. Íbamos juntos a todos lados, éramos dos en uno, hicimos grandes proyectos sin casi experiencia. Recuerdo a Nancy Robbins y Josep Val, al acabar la escuela sabes mucha teoría pero te das cuenta que no sabes nada en realidad. La formación en otros estudios es básica, luego está la calle, la realidad que te enseña y no perdona; luego está tu instinto y buen oficio, respeto y querer aprender cada día, superarte, crecer y disfrutar del proyecto por muy pequeño que sea. Con estas premisas he trabajado todos estos años y mucho pequeño trabajo nos ha llevado hasta aquí.
¿Te sientes igual de cómodo en un proyecto residencial que en una instalación contract?
Efectivamente, me siento cómodo con ambos. Proyectar siempre es un reto a superar con su debida importancia e interés. La ilusión de proyectar un espacio es la misma pero el enfoque es lo que diferencia unos trabajos de otros. Un proyecto residencial es un trabajo más íntimo, discreto y reposado. En cambio, para abordar un proyecto contract es necesario un discurso, una historia y un lenguaje más teatral. También es un trabajo que se dirige a un público más amplio.
En tu curriculum hay un buen número de espacios de restauración ¿te consideras especialista?
Últimamente estamos trabajando bastantes espacios de restauración pero no me considero un experto porque no solo hacemos ese tipo de trabajos en el estudio. La variedad de tipologías es positiva, los proyectos se enriquecen unos de otros. La clave está en dar con una fórmula donde se crea un clima agradable, diferente, nuevo y especial de forma que el cliente o comensal sienta que está en un sitio que merece la experiencia y que desee volver…
Recientemente has asumido la presidencia del Colegio de Diseñadores de Interior de Girona. ¿Cómo se compagina esta actividad con la del estudio?
Se compagina con ilusión y muchas ganas de trabajar para dignificar nuestra profesión ante la sociedad, porque cuando las cosas se hacen de corazón resultan más humanas. Para mí es importante desde que acabé mis estudios de interiorismo en la escuela Elisava de Barcelona. No dudé ni un momento que mi camino y prioridad para profesionalizarme era a través del Colegio que reúne a todos los interioristas. Al principio, sentirse respaldado por un Colegio como el nuestro da más seguridad, credibilidad, legalidad y al empezar eso es obvio. Después de un tiempo el hecho de pertenecer al Colegio ya pasa a formar parte intrínseca del valor de tu despacho.
¿Cómo planteas la relación con un nuevo cliente?
Ante todo, con mucho respeto, escuchando sus primeras palabras, necesidades, ilusiones… después le planteamos y explicamos nuestra manera de trabajar y proceder. El resto viene solo. Cada cliente es diferente, no vale repetir esquemas, ahí está nuestro valor. Nuestros proyectos son todos diferentes, siempre bajo nuestra estética, claro.
¿Qué importancia tienen los avances técnicos en el diseño de interiores?
El diseño de interiores es un mundo que avanza muy rápido; continuamente se presentan nuevas propuestas de materiales, acabados… la mayoría nos ofrecen ventajas, suelos que no se manchan, fachadas que respiran, luces inexistentes… hay que estar siempre alerta. Yo en esto soy un poco anticuado y tiro siempre hacia los materiales nobles, los clásicos de toda la vida, que me proporcionan el alma que respiran los proyectos. Aunque sí es cierto que la tecnología y los avances están ahí para mejorar la vida y está bien cuando los aplicas donde corresponde, no por moda o imposición.
¿Has diseñado piezas o mobiliario para determinados proyectos?
Siempre, en todo proyecto, te enfrentas a necesidades que no se resuelven con productos que ya existen en el mercado; es inevitable. En estos casos nuestra alternativa es diseñarlo. Diseñamos a medida lo que necesitamos, ya sea una mesa, una lámpara o un mueble para darle al proyecto final una identidad propia.
¿El mundo digital ha cambiado la forma de percibir los espacios?
Si por mundo digital te refieres a las maneras de presentar un proyecto para que el cliente lo pueda entender y visualizar, pues para mi es una herramienta más del proyecto, pero que evidentemente viene después y casi al final solo a manera de presentación. Sin una buena base, buena idea o buen proyecto todo lo demás no se sostiene. Para mí solo es la herramienta que transmite la idea que tengo en mi cabeza.
¿Cuáles son las fuentes de inspiración de tus proyectos?
Inicialmente son los espacios los que me piden lo que hay que hacer, luego es la suma de los materiales la que acaba de configurar el aspecto de un local o una casa. Mi fuente de inspiración es clásica en el sentido de dar un alma atemporal a los espacios. Me encanta la madera gastada, el mármol, la piedra… Todo junto me transporta a mi infancia pero, sobre todo, lo que cuenta es el trabajo de despacho primero encajándolo todo y luego ya se instala en la cabeza donde va cogiendo volumen y finalmente se materializa.
¿Te ha afectado la crisis económica?
En mi opinión, quien diga que no le ha afectado la crisis de estos años no es de este mundo. Directa o indirectamente, nos ha afectado a todos. Nuestro estudio es muy pequeño y como tal se mantiene con una infraestructura sencilla por lo que la hemos notado muy ligeramente. Ya antes de la crisis no quise que creciera el estudio por una cuestión de filosofía de trabajo y hemos continuado trabajando de manera ascendente durante ella, pero no quiero perder el contacto directo con el cliente y el proceso de creación.
Un interior que te haya emocionado especialmente…
Son unos cuantos los interiores que me han emocionado, la verdad. Pero si me pides que cite alguno podría ser la “Maison de Verre” de Pierre Chareau. También la “House For an Art Lover” de Charles Rennie Mackintosh; el “Convento de La Tourette” de Le Corbusier y el restaurante “Boa Nova” de Álvaro Siza que recientemente él mismo ha restaurado, por suerte.
¿Qué proyecto te gustaría afrontar y no te han encargado todavía?
Hemos hecho de todo, o casi todo. No se nos caen los anillos. Estoy muy contento y agradecido a todos los trabajos que hemos desarrollado y de todos hemos aprendido mucho… ¿Qué nos falta? Tal vez me gustaría decorar un espacio religioso, una capilla o una iglesia. Es una idea que me ronda por la cabeza y que me sorprendió gratamente cuando leí que el mismo Rey David que vivió hace tres mil años afirma en el Salmo 26 “amar el decoro de la casa del Señor”.
¿Qué nos puedes contar sobre los proyectos en marcha?
Estamos trabajando en varios proyectos de reformas en viviendas y también de obra nueva de casas y espacios comerciales. Para nuestro cliente francés Grup Sirène Hollidays, posicionado como especialistas en “Camping de lujo“, trabajamos actualmente en varios proyectos para la próxima temporada diseñando nuevos mobilhomes, espacios de recepción, zonas lúdicas y de restauración. También estamos gestando un gran proyecto para el Grupo que verá la luz en 2018 y todo esto con muchas ganas e iniciativa para seguir adelante en esta apasionante profesión.