SENTIRSE CICLISTA
¿Decíamos antes que el pelotón venía sin ganas al Tour de Guangxi? Pues hubo al menos un ciclista que se apuntó voluntario a la experiencia china: Beñat Intxausti (1986, Amorebieta). La maldita mononucleosis que contrajo tras debutar con Team Sky la pasada campaña con un podio en la Volta a la Comunitat Valenciana todavía sigue mermando al talentoso vizcaíno, que lleva más de un año y medio metido en un túnel cuya luz final atisbó en la luminosa playa de Beihai. "Es un virus que te deja reventado, sin poder en las piernas, y a veces provoca un dolor de cabeza muy intenso", explica. "El plazo de recuperación varía mucho y en ocasiones llega a ser de dos años, como está siendo mi caso". Mientras tanto, la impotencia. "Hacía tres jornadas de entrenamiento y a la cuarta estaba reventado, así que tenía que descansar tres o cuatro días. Físicamente todavía no estoy bien; pero mentalmente está siendo más duro todavía". Y sin embargo, no se rinde sino que se sobrepone y sigue luchando contra un enemigo invisible tirando de esa capacidad para el esfuerzo paciente que caracteriza a los buenos ciclistas. Intxausti ya intentó regresar a la competición este año. Fue en la Clásica de San Sebastián; duró 100 kilómetros trabajando para sus compañeros antes de retirarse exhausto. Guangxi no fue mucho mejor. La cómoda primera etapa la terminó desfondado y mareado, varios minutos después del pelotón; en la segunda sólo pudo resistir 20 kilómetros antes de retirarse. ¿Ha merecido la pena volar dos días completos para sólo tres horas de competición? "Sí", nos respondía desde el aeropuerto. "Necesitaba estar con mis compañeros, verme en una carrera y sentirme ciclista". Por fortuna, Team Sky le ha apoyado a lo largo de su enfermedad ofreciéndole "confianza y tranquilidad" para su recuperación e incluso renovará su contrato para darle la oportunidad de volver a ser aquel Beñat que ganaba etapas en el Giro, frecuentaba el top10 en las rondas World Tour y se apuntó una: la Vuelta a Pekín 2013.