EL ÚLTIMO TODO

Dos clásicos del pelotón se retiraban en este Tour de Guangxi. Martin Velits, el eslovaco de QuickStep Floors, afrontó el trance anómalamente impasible. "No es un día especial en absoluto", aseveraba serio en la salida de Guilin. Por su parte, Ángel Vicioso (1977, Alhama de Aragón) estuvo varios días con los nervios a flor de piel e incluso se echó a llorar en el desayuno previo a la última etapa. "Es que es una sensación muy rara", se justificaba. "Como nervios, como nostalgia. No puedo dejar de pensar que es el último día que me pongo el dorsal, que ayer fue el último masaje, que hoy es la última vez que llevo pinganillo... Es el último todo". ¿Por qué se retira Vicioso? "Principalmente, por la familia. A mi hija pequeña de 6 años casi no la he visto crecer porque ha coincidido con esta época de Katusha en la que he tenido muchas carreras y concentraciones junto a Joaquim [Rodríguez]. También quiero disfrutar de otras cosas de la vida". ¿Y por qué se retira en China? "Ha sido decisión del equipo, pero estoy contento porque hace unos años no me lo hubiera esperado para nada. Cuando empecé esto de venir a correr a China ni se contemplaba". Repasar su trayectoria es viajar por dos décadas de ciclismo español: antes de recalar en Katusha estuvo en equipos como Kelme, ONCE, Relax o Andalucía y en su palmarés, en el que reluce una etapa del Giro d’Italia, figuran victorias en pruebas ya desaparecidas como la Clásica de Sabiñánigo o la Bicicleta Vasca. Vicioso deja el ciclismo feliz. "Estoy muy agradecido de estos años y, sobre todo, orgulloso de lo que he conseguido. Me llevo sensaciones, amigos, victorias, compañeros, experiencias... Se lo debo todo a este deporte". Seguirá ligado a él, ya que mantendrá su escuela ciclista en Zaragoza y colaborará con la organización de la recuperada Vuelta a Aragón. No obstante, su mayor ocupación será la clínica de podología y biomecánica de la pisada que abrió en Andorra el pasado 7 de agosto.