"Lloré cuando me vi en el rodillo"
Hubo un antes y un después en la vida de Adriano Malori cuando se fue al suelo en la quinta etapa del Tour de San Luis. Y no sólo como ciclista. "He cambiado totalmente -aseguró en la charla más emotiva del fin de semana-. Me he dado cuenta de las cosas que son realmente importantes. Desde que me pasó eso he aprendido a no comerme la cabeza por temas menores". El italiano emocionó al público cuando contó su grave caída, las semanas en el hospital, el traslado a España y la rehabilitación. Siete meses, una recuperación increíble hasta para sus médicos y mucha motivación que ahora sirve de acicate a quienes pasan por lo mismo que él hace dos años. Pero no ha sido de color de rosa. La parte derecha de su cuerpo se vio afectada por una parálisis que le ha dejado algún pequeño rastro. "Hubo un momento que ya me sentía capacitado para pedalear y me prepararon un rodillo en el centro de recuperación, en un sótano para que nadie me viera. Estaba lleno de espejos y cuando me subí y me vi reflejado me puse a llorar. No podía verme así. Me bajé, le di la vuelta al rodillo y seguí pedaleando". Todo eso es ya historia, Malori hace vida normal y practica deporte a su gusto desde que anunció su retirada la pasada primavera. Proyectos no le faltan. Prepara a cicloturistas y estudia para sacarse el título de entrenador. "Mi objetivo es ser técnico de la selección italiana de crono o preparador en un equipo ciclista", al estilo, por ejemplo, de Marco Pinotti. Pero, por encima de todo, "mi meta es ser feliz. Y lo he conseguido".