Todo incluido
Muchos son los amantes de la bici a los que no les gusta encorsetarse. Cicloturismo, competición, rutas tranquilas, gran fondo¼ todo tiene cabida en la nueva generación de Cannondale Synapse.
Cuando hablamos de bicicletas encuadradas en el segmento gran fondo siempre toca puntualizar. Cada marca hace una lectura distinta de este tipo de bici. En el caso de Synapse, una de las pioneras en este concepto, sufrió en la anterior versión una completa renovación que la llevó de ser una montura puramente cicloturista hacia un enfoque más agresivo. En ello ahonda ahora Cannondale para lograr una montura que se sitúa en ese punto medio capaz de contentar tanto a aquellos que buscan el rendimiento como a los que desean una bici cómoda que les acompañe en kilométricas jornadas. La tecnología SAVE Plus de la firma estadounidense, derivada de sus bicis de montaña, asegura la absorción gracias a unas estudiadas secciones de las patas de la horquilla y los tubos del triángulo trasero, que ofrecen la flexión justa sólo allí donde hace falta, o sea, en la cercanía del eje de las ruedas donde se aplanan visiblemente. Un aspecto que también se aplica en el tubo del sillín y la tija. Junto a un laminado del carbono que lo favorece y el uso de fibras de menor módulo en estos puntos, se filtran todo tipo de imperfecciones, desde las vibraciones de alta frecuencia fruto del rodar por terrenos rugosos hasta los baches bruscos. En el aspecto más deportivo, la rigidez queda asegurada por la fabricación BallisTec en la que Cannondale no tiene nada que demostrar, quedándose muy cerca de su hermana SuperSix a la hora de contener la fuerza que ejerce el ciclista. Para lograrlo, además de las fibras de alto módulo en las zonas de mayor carga, se vuelve a emplear un pedalier BB30A, especificación que Cannondale creó para la anterior Synapse, en donde la caja de pedalier crece hasta los 73 mm para dar más apoyo a tubo diagonal, vainas y el tubo de sillín con el curioso diseño dividido en dos para asegurar solidez sin aumento de peso. En marcha, por posición y manejo, está más cerca del comportamiento de una bici de carreras que de una cicloturista y es el paso de las horas el que saca a relucir sus cualidades de una máquina que, salvo aerodinámica, tiene de todo.