PREPARACIÓN FÍSICA
Si crees que la potencia es ya la única referencia válida para guiar tu preparación física, quizá te estés adelantando a los acontecimientos. Vamos a detallar algunas razones por las que el pulso todavía tiene su hueco en tus entrenamientos.
El pulsómetro es todavía una herramienta muy útil para controlar nuestros entrenamientos.
En nuestro anterior artículo te enseñábamos a interpretar algunos datos relacionados con el entrenamiento basado en potencia. Se trata de una referencia muy exacta para planificar un entrenamiento, pero ello no quiere decir que nos olvidemos de la frecuencia cardiaca, que sigue siendo muy útil en nuestra planificación. No todo el mundo dispone de una llave dinamométrica para aplicar un par de apriete exacto y esto no significa que desechemos las llaves allen. De hecho, son muy funcionales. La frecuencia cardiaca puede verse afectada por determinados agentes externos e internos, como deshidrataciones, cansancio, estrés, depósitos de glucógeno vacíos, temperatura elevada o baja, un proceso infeccioso, etc. Ante estas situaciones ya se conoce cómo responde la frecuencia cardiaca. Simplemente debemos saber interpretarlas y obrar en consecuencia para llevar a cabo los entrenamientos lo más objetivamente posible. Si lo hacemos de forma adecuada, continuará siendo una herramienta muy útil para entrenar. Por ejemplo, unas pulsaciones anómalas cuando llevamos recorridos unos pocos kilómetros, preludio de un entrenamiento intensivo, pueden indicar muchas cosas y quizás sea mejor soltar piernas a ritmo suave e incluso darnos la vuelta, volver a casa y descansar. Nunca olvides que descansar es uno de los pilares fundamentales del entrenamiento. Para que el entrenamiento sea efectivo debemos utilizar una referencia lo más exacta posible, ya que será de la que nos valdremos para establecer las distintas zonas de trabajo. En el caso de la frecuencia cardiaca, las posibilidades serían: test de frecuencia cardiaca máxima y prueba de esfuerzo.
TEST DE FRECUENCIA CARDIACA MÁXIMA
Lo ideal es realizarlo al inicio de temporada y tras haber efectuado un descanso de unas tres semanas. Más apropiado cuando lleves saliendo aproximadamente una semana. Los primeros días deben ser muy suaves y combinados con trabajo en gimnasio. Eso nos dará un primer tono cardiaco y muscular. El día que hagas el test, en primer lugar realizarás un calentamiento sin forzar, unos treinta minutos. Seguidamente completa entre tres y cinco intervalos intensivos de cinco minutos en los que tendrías problemas para llevar una conversación fluida. Con cadencia elevada, entre 90/100 pedaladas. Recupera dos minutos entre intervalos, rodando muy suave. A la conclusión del último intervalo debes afrontar una subida prolongada; no es necesario que tenga un porcentaje muy elevado. Debes poder llevar una cadencia en torno a las 70/80 pedaladas. Al no encontrarte en forma, el pulso subirá con