STRADE BIANCHE
La lluvia y el barro marcaron una dura edición de la clásica del sterrato en la que el belga de LottoSoudal se mostró pletórico. Bardet y Van Aert completaron el podio, con Valverde a continuación.
Héroes todos; Tiesj Benoot, ganador.
Se avecinan cambios en la jefatura del siempre pujante ciclismo belga. Retirado Tom Boonen y con Philippe Gilbert viviendo una madurez dorada, nuevos nombres asoman en lo alto del panorama sin permitir apenas a generaciones intermedias como la de Van Avermaet o Vanmarcke consolidar un liderazgo al que parecían predestinados. La última Strade Bianche fue buena muestra de todo ello. Con muchas de las figuras del país en liza, Tiesj Benoot y Wout Van Aert, ambos de la generación del 94 y exponentes prototípicos de su cantera, anunciaban su aterrizaje definitivo en la élite con su mezcla de desparpajo y un más que considerable potencial físico. Retirados el mentado Boonen o Fabian Cancellara, el hábitat de las clásicas primaverales agradecerá de buen grado alumbramientos de futuras estrellas como estas, potencialmente capaces de rivalizar con Peter Sagan en un mano a mano. En la Piazza del Campo de Siena, y con Romain Bardet intercalado entre él y Van Aert, se imponía finalmente Benoot, joya de la cantera del Lotto-Soudal que conseguía su primer triunfo netamente profesional. El anterior, y único hasta la fecha para él en una carrera UCI, lo tenía en su época de sub23: una etapa en Villa del Prado de la desaparecida Vuelta a la Comunidad de Madrid de esta categoría. Desde entonces nada que añadir a un palmarés envidiable en cuanto a puestos, pero parco en éxitos.
VALVERDE MUEVE EL ÁRBOL
Como hace doce meses, la lluvia y el barro marcarían desde el principio el desarrollo. Sucesivos intentos y réplicas dejaron delante a un grupo de diez ciclistas y detrás al pelotón dividido en dos, situación que unida con la dureza y la velocidad, haría que finalmente sólo acabasen cincuenta y tres de los ciento cuarenta y seis inscritos. Del resto, setenta y tres se bajaban y veinte llegaban fuera de control.
Con el grupo cabecero reducido a trío -Madouas, Latour y Rojas- y momentos antes de que el pelotón de favoritos les neutralizara, se desató el inicio de la acción que derivaría en la batalla definitiva. Alejandro Valverde, tan inspirado como en todo este principio de 2018, atacó en el octavo sector de tierra, movimiento apenas perceptible en la retransmisión televisiva, donde le acompañaron ocho ciclistas entre los que estaban Michal Kwiatkowski -principal favorito y con opciones de igualar con tres triunfos a Cancellara-, Van Aert o Küng. Después se incorporarían progresivamente otros nombres destacados; primero Sagan y Benoot, después Romain Bardet, quien contraatacaría acompañado por Van Aert nada más llegar a la cabeza. ª Ha sido una locura de carrera por ritmo y condiciones meteorológicas. Hacía mucho tiempo que no tenía esta sensación en mis piernas al acabarº , comentaba el francés del Ag2r tras su notable debut en la prueba.
TRANSICIÓN DECISIVA
Concluido el sterrato de Monte Sante Marie, el más duro y largo con sus once kilómetros y medio de longitud, la competición se adentraba en un tramo largo de asfalto que terminó resultando clave para el desenlace. La vigilancia desarrollada a su paso entre los teóricos
tres grandes aspirantes -Kwiatkowski, Sagan y Valverde- bloqueó el fluir de la marcha del grupo perseguidor, de donde fueron saliendo varios de sus componentes hasta formarse una avanzadilla de diez integrantes con Benoot junto a Amador, Küng, Puccio, Moscon o Visconti, entre otros. Sagan, que sigue sin vencer en Siena, justificaría su rendimiento con la reciente concentración en altura realizada en Sierra Nevada. ª He entrenado fuerte las últimas semanas y no tenía las mejores piernas, estaba un poco cansado. Al menos hemos demostrado tener un equipo fuerte. Lo de hoy es solamente el principio de la campaña de clásicasº , apuntó tras acabar octavo. Viendo que el ritmo de ese nuevo grupo perseguidor tampoco iba a resultar suficiente para alcanzar al dúo cabecero, Benoot contraatacaba acompañado por su compatriota Pieter Serry (QuickStep) a falta de 31 kilómetros. Los dos belgas más destacados del día -Van Avermaet se dejaría más de trece minutos y Vanmarcke diecisiete- supieron entenderse y poco a poco se fueron acercando a Bardet y Van Aert. En Colle Pinzuto, décimo y penúltimo tramo de tierra, Benoot se quedó solo, y forzaría la marcha hasta reducir cuarenta segundos de desventaja y llegar adelante poco antes de comenzar Tolfe, el último sector y habitual escenario de movimientos decisivos.
ESTOCADA DE BENOOT
En los metros finales sobre la tierra, con picos de pendiente del dieciocho por ciento, el talento del Lotto-Soudal demostró una mayor frescura y abandonó a sus dos rivales, penalizados por el esfuerzo previo ininterrumpido de treinta kilómetros de escapada. Desde allí y hasta la llegada, las fuerzas de cada uno terminarían por ordenar las posiciones definitivas, con Bardet segundo, y un agotado Van Aert tercero tras sufrir calambres que le harían incluso bajarse de la bicicleta en la empinada Via Santa Caterina de Siena. El joven corredor del Veranda©s WillemsCrelan, equipo invitado de última hora gracias al atractivo que supone la novedosa presencia del tres veces campeón mundial de ciclocross, se sentía satisfecho pese a todo. ª Al final me costaba seguir a Bardet y el último kilómetro ha sido abominable, pero quería la tercera posición y me he batido al límite por ellaº. Ahora le esperan las clásicas de su país, y un debut en la París-Roubaix como colofón a sus primeros meses de calendario al más alto nivel. Por detrás llamó la atención la notable remontada de Valverde, finalmente cuarto tras mostrarse muy superior al resto de sus compañeros en el último tramo. El murciano, podio en 2014 y 2015, supo sobreponerse a una difícil víspera por culpa de problemas con los vuelos que le harían llegar al hotel cerca de la medianoche. ª Ha sido muy duro, sigo con barro en el cuerpo hasta después de ducharmeº. Junto a su paisano José Joaquín Rojas -29ë- fueron los dos únicos españoles en completar una edición de la Strade Bianche tremendamente complicada para todos sus protagonistas. Quentin Jauregui, francés del Ag2r que acabó entrando fuera de control, lo explicaba de modo rotundo al poco de terminar de pedalear. ª Una jornada verdaderamente horrible, pero también de esas que nada más concluir empiezas a saborearº.