Lo mismo te subo que te bajo

Qué fina y atrevida es la línea entre lo super y la excelencia. Qué fácil nos olvidamos de lo que cuestan las cosas y qué poco valoramos lo conseguido. Vamos, que nos acostumbramos rápido a lo bueno en un país donde ensalzar lo que consigue el ídolo de turno se torna en críticas en cuanto no consigue lo que esperas. Indurain, Nadal, Alonso, Blanca Fernández Ochoa y ahora, con Carolina, cuando parece que todos entendemos de bádminton. Hablemos de Alejandro Valverde.

Ayer se disputó la Flecha Valona, segunda cita de las Ardenas. Como siempre, allí se encontraron algunos

tops de las clásicas de las piedras y otros ciclistas de perfil más ajustado a pruebas de este estilo. Hablamos del máximo potencial. Se disputaban los últimos kilómetros con una situación de carrera bastante clara. Un pequeño corte con cincuenta segundos de ventaja en el que Nibali era el máximo exponente y un pelotón liderado por Movistar Team con un solo integrante. Mikel Landa era el único que acompañaba en un grupo numeroso a Alejandro Valverde. El de Murgia llevaba ya unos cuantos kilómetros intentando limar las diferencias. La cosa no pintaba bien para los de Arri, excesiva diferencia para un trabajo individual. Mientras en redes sociales se disparaban todas las alarmas, Sky y algún otro equipo comenzaban a colaborar. La carrera iba rápida, muy rápida. Por delante se entendían y tampoco quedaba tanto para el desenlace. Acertadamente, Alberto Contador comentaba en Eurosport que había que llegar con una renta importante para poder conseguir vencer desde la fuga. No es igual la inercia con la que entra la escapada a Huy que con la que lo haría el paquete de favoritos.

FOROFISMO

Lo que hace unos kilómetros era un desastre, volvía a mirarse con optimismo. Alejandro parecía estar de nuevo ante una gran oportunidad de conseguir vencer en una de sus cimas talismán. Como bien decía Alberto, los de cabeza perdieron todo su crédito empotrándose contra Huy. Ahí es donde el forofismo toma posición y, sin rematar los decisivos quinientos últimos metros, ya ven a Alejandro brazos en alto. Un final progresivo, de cara a cara entre los gallos, donde los peros no existen. Julian Alaphilippe vence y el murciano, con unos 200 metros de chapeau, consigue la segunda plaza. Situémonos. Se impone el que algunos etiquetan como el sucesor de Alejandro, siendo éste segundo. ¿Qué más vamos a pedir? ¡Que ha hecho segundo luchando hasta los últimos cincuenta metros con el corredor posiblemente con más chispa del pelotón! Me da pena ver cómo durante estos días, y ya hace unas horas desde el final de la carrera, la gente sigue sacando conclusiones poco objetivas de lo ocurrido, incluido el desarrollo de la Amstel Gold Race. Desde el pelotón a la televisión la situación táctica es igual para todos, salvo con una diferencia: es a los corredores a quienes les duelen las piernas. Entienden, ¿verdad? Supone una diferencia notable. Yo me quedo con la fotografía de Amstel y Flecha. ¿Quiénes estaban? ¿A que no había cojitos como yo? Seguro que podemos sacar punta a la falta de corredores a su lado en los kilómetros finales. Quizá nos pueda parecer que, para algunos objetivos, Movistar Team tiene menos equipo que otros años. Sólo apunto que las cosas no son tan sencillas como parecen.

DESDE ALEMANIA HASTA AQUÍ

El Tour partía de Alemania. Tanto para Alejandro como para Ion, comienzo y final. Duras caídas con graves consecuencias para ambos que presagiaban cosas negativas. Ninguno de los dos tenía garantías reales de nada. Meses después, los dos están delante en las carreras, fuertes y protagonistas. Cada uno en su progresión particular. Ion Izagirre va a mejorar muchísimo, todavía le falta un pelín más de confianza. Del Bala poco más vamos a decir. Que no se nos olvide aquel inicio del Tour de Francia 2017 para valorar lo que ambos están logrando. El segundo puesto está al alcance de muy pocos. Conviene tenerlo en cuenta en este arranque de temporada algo más que brillante. La edad no parece ser un lastre para el ciclista español más completo -en mi opinión- de la historia. No quiero que tras leer estas líneas penséis que se trata de un tirón de orejas. Sé que quienes entendéis de ciclismo pensáis parecido a mí. Ídolos para siempre, con un inicio y un final, pero siempre ídolos.