"El primero de los mortales"

Subiendo las rampas de Eraul, cuando es el único ciclista que logra aguantar a Alejandro Valverde, a Carlos Verona la mente le hace un rápido flashback. Le vienen de repente a la cabeza imágenes de siete años atrás, cuando con apenas 18 primaveras y recién estrenado como ciclista profesional sin pasar por la categoría amateur, disputó por primera vez el Gran Premio Miguel Indurain. "Cuánto sufrí ese día, pensé que me moría". Ahora, Verona, un ciclista ya hecho, hombre, padre de familia, lo rememora sentado mientras espera pasar el control antidoping que le toca a todo aquel que hace podio en una carrera. El de San Lorenzo de El Escorial ha sido segundo, solamente superado por la inmensa clase de Valverde. En realidad, Verona es, como se autodefine, "el primero de los mortales". El ciclista del Mitchelton-Scott contaba con plena libertad de movimientos tras la baja de Yates y la aprovechó con acierto. Aguantó con los mejores hasta el final y cuando el crack del Movistar Team atacó, fue el único capaz de sostener su rueda. "He hecho todo lo que he podido y sabido para aguantarle. Di el máximo, pero en la bajada me acabó de remachar y no tuve nada que hacer", se lamentaba Carlos por un instante. Pero de inmediato, el segundo clasificado de la jornada cambia el chip y se queda con lo positivo, su primer podio en una clásica y que "no todos los días se tienen piernas para seguir a un corredor como Valverde, así que estoy contento; es un resultado bonito".