La desconexión más saludable
Cuando Mónica Fernández (33 años, Reus) echa la vista atrás se da cuenta de que la bici siempre ha formado parte de su vida. "Con 5 o 6 años a mi hermano le regalaron una bici de montaña y a mí la típica BH de paseo. Pero yo quería una como la suya y la conseguí al poco tiempo". Sin embargo, no fue hasta la época del instituto cuando le picó definitivamente el gusanillo de las dos ruedas y comenzó a salir asiduamente a rodar por la montaña. "Incluso nos apuntábamos a algunas carreras, ya que por entonces el ambiente no era tan supercompetitivo. Además, como antes había muy poquitas chicas era muy fácil llevarse algún trofeo". La llegada a la universidad, en la que cursó Psicología, supuso un pequeño parón en su etapa ciclista hasta que circunstancias de la vida le permitieron reengancharse al deporte. Primero a la carrera a pie, desde la cual descubrió el triatlón y, claro está, la bicicleta regresó a su vida, esta vez en forma de ruedas finas ya que la mayoría de las pruebas de esta disciplina se realizan en carretera. "Trabajando como psicoterapeuta, la bici me sirve para desconectar tras todo el día escuchando los problemas de las personas en la consulta". Esta es una de las razones por las que prefiere salir en solitario. "Es mi momento, aunque también el rodar sola me sirve para exigirme más", nos dice al tiempo que apunta que con la afición que hay en su zona siempre acaba coincidiendo con alguien en sus rutas y conociendo mucha gente mientras pedalea. Aunque apenas lleva tres años montando en bici de carretera, "acostumbrada a correr y a la bici de montaña me pareció muy fácil. A los pocos días de comprármela estaba subiendo los puertos de mi entorno: Teixeta, Mussara... y ese mismo año ya participé en la Polar GF La Mussara". Mónica intenta huir del llano en sus rutas, algo que le resulta sencillo viviendo en Reus, y admite que le encanta subir, "pero aún más bajar los puertos". Participa en las marchas de la zona, "aunque no es una prioridad para mí. Lo que busco es salir a pedalear y simplemente disfrutar de la bici". Por ello, no sigue ningún tipo de plan de entrenamiento, más allá de montar todo lo que puede. "Corriendo a pie sí que hago series y tal, pero del ciclismo lo que me gusta es hacer kilómetros", y eso que para lograrlo ha tenido que cuidar especialmente la nutrición. "Cuando empecé con rutas largas por carretera me quedaba sin fuerzas. Acabé acudiendo a un nutricionista que me indicó que mi metabolismo es pura gasolina, por lo que debo consumir muchos más hidratos de carbono". La bici de carretera ocupa ahora casi todo su tiempo, pero Mónica nos confiesa que "echo de menos la bicicleta de montaña, aunque siendo autónoma y con lo fácil que es caerse...". Como retos futuros le encantaría participar en una prueba por etapas, ya sea de bici de montaña o carretera, para "llevar mi cuerpo un poco más allá y descubrir cómo responde teniendo que afrontar un día tras otro".