Ciclismo a Fondo

JOSEBA ELGUEZABAL

Alegre, simpático y de carácter tranquilo, el masajista vizcaíno mima a sus corredores del Caja Rural-Seguros RGA y de la selección casi como si fueran sus hijos. Toda una garantía.

- Texto Ainara Hernando Foto Luis Ángel Gómez/Photo Gomez Sport

Perfil del masajista de Caja Rural-RGA.

LLEVO TODA LA VIDA EN EL CICLISMO.

Competí desde los seis años hasta el primero de amateur, que lo hice con Cropusa. Después, como le pasa a mucha gente, no me cuidaba lo suficiente, no entrenaba demasiado... que me volví un vago, vamos. Empecé a practicar otros deportes y dejé la bici a un lado.

CORRÍ EN MOTOCROSS.

Me encantan las motos, siempre he sido un fanático. Mi padre tenía muchas en casa y así me vino la afición. Corrí en motocross tres o cuatro años hasta que sufrí una lesión de rodilla y lo dejé. Ahora la cojo por hobby. Hay un circuito cerca de casa y cuando puedo, ando.

MI AITA ERA 'MARINISTA'.

En mi casa siempre ha habido motos y bicis. Mi padre era de Marino Lejarreta a muerte, acérrimo. Íbamos juntos a las carreras. De la que más recuerdo tengo es de la Klasika de Amorebieta, que por entonces tenía participac­iones de lujo. Venían Alex Zülle, Laurent Jalabert... Siempre subíamos a Autzagane a verlo. Esa y la Itzulia son las dos carreras que nunca nos perdíamos. Era el mejor momento del año.

DEL SEGUROS BILBAO AL CAJA RURAL.

Cuando dejé de correr estuve un poco asqueado del ciclismo y me aparté. Ni lo seguí por televisión, los Tours de Armstrong no los vi. Pero como tengo amigos que nunca dejaron de andar en bicicleta, me picó de nuevo el gusanillo. Uno de ellos era Julen Zubero. Un día estábamos tomando un café y me dijo que el Seguros Bilbao necesitaba un masajista. Empecé a estudiar masaje deportivo orientado a estar en el equipo y así me enganché otra vez al ciclismo. Cuando Xabier Artetxe se fue de director al Caja Rural en 2009, una parte del grupo que estábamos junto a él en Seguros Bilbao le seguimos.

DESDE 2013, TAMBIÉN CON LA SELECCIÓN ESPAÑOLA.

Desde que entró Mínguez en la selección he hecho todos los mundiales. Es una carrera muy especial. El primero fue el de Florencia y volví a casa más enamorado del ciclismo aún. Ese grupo te contagiaba competitiv­idad. Es la experienci­a más brutal que he vivido, fue una semana impresiona­nte. Le di masajes a Luis León Sánchez, Castroviej­o y los Herrada, pero con quien más estuve fue con Luisle. Darle masaje era lo más, es un superclase. Llamaba a mi padre todos los días para contárselo. Nunca le estaré lo suficiente­mente agradecido a Mínguez por esa experienci­a.

QUIERO CONOCER OTRO CICLISMO.

Ser masajista me encanta, no tengo la sensación de que sea algo monótono. Es un trabajo duro, como el de todos los que estamos aquí. En un equipo ciclista nadie se puede escaquear. Se madruga mucho para tener todo preparado, pasas frío en los avituallam­ientos y hay viajes largos por carretera, pero lo disfruto muchísimo y me considero un privilegia­do por hacer esto. Aunque me siento supervalor­ado, quiero conocer otro ciclismo. Me gustaría que el Caja pudiera hacer otros calendario­s o, si cambio de equipo, conocer el Tour de Flandes, la París-Roubaix, el Tour, el Giro de Italia...

LOS MIMO DEMASIADO.

A veces, cuando hacen alguna carrera un poco mala, me digo a mí mismo que les voy a cortar el grifo pero son mi debilidad. Les cuido mucho y eso no voy a poder cambiarlo porque el día que deje de hacerlo ya no estaré aquí. No sólo lo hago por ellos, es que siento que debo hacerlo. Tenerles la comida preparada, limpiarles... y me da igual que sea una carrera de barrio o la Vuelta a España. Siempre intento realizar mi trabajo de la misma manera.

EL 'FEELING'.

A todos es fácil darles masaje porque tienen muy buena musculatur­a, pero con algunos conectas más que con otros. Me pasa con Fabricio Ferrari, un ciclista que te facilita mucho el trabajo y es muy honesto. Para mí es una referencia y también para los chavales jóvenes que llegan. Nunca se queja de nada. Otro con quien noto mucho feeling es con Beñat Intxausti. No hemos coincidido en ningún equipo, pero tenemos muy buena relación. Hablamos casi a diario y hasta guardo una camilla en su casa para poder darle masaje.

OMAR FRAILE.

El corredor con quien mejor relación he tenido y tengo. Durante el masaje podemos estar hablando sin parar o completame­nte callados. Aun así, nos entendemos a la perfección. Hay algo especial entre nosotros. La primera vez que ganó la montaña en la Vuelta a España trabajamos mucho juntos y eso nos unió todavía más. Estuvo todos los días en fuga, fue increíble lo que hizo. Me dio mucha pena que se fuese, pero quizá nos volvamos a reunir en un futuro.

SOY MERENGUE.

Y además... ¡socio! Pero no con asiento en el Bernabéu. En esa época que dejé el ciclismo hacía boxeo y empecé a trabajar como portero de una discoteca en Bilbao. Uno de mis compañeros tenía amistad con otro portero del Hotel Gran Domine de Bilbao y nos propuso trabajar allí cuando el Real Madrid se hospedaba para jugar contra el Athletic. Estuve con ellos y hablé mucho con Guti, Raúl y Casillas. Me trataron genial, me firmaron una camiseta y fui al campo con ellos. Me cayeron tan bien que me hice socio. ¡Pero ante todo soy del Athletic! Aquí en Bizkaia es como una religión. También trabajé un tiempo con su fútbol base y me dieron muchos valores de

su filosofía.

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