Ciclismo a Fondo

GP MIGUEL INDURAIN

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El Bala reinó en el homenaje a Echavarri.

Sentado en la silla de la carpa que cubre la cámara de televisión que ofrece las entrevista­s con los protagonis­tas de la carrera, Gari Bravo espera su turno para responder preguntas. El guipuzcoan­o del Euskadi-Murias está rojo como un tomate. Del sofocón. Acaba de terminar 11º en este frío, soleado y lluvioso -sí, todo a la vez- GP Miguel Indurain y casi no se tiene en pie. A unos centímetro­s, quien espera a que le den paso para su entrevista es Alejandro Valverde, el ganador. De pie, sonriente, tranquilo. Como si no hubiera disputado una carrera de casi 200 kilómetros, vaya. Como si ese frío helador y ese viento que corre por Estella no le afectase. Gari, con su natural espontanei­dad, alarga el brazo -le cuesta horrores- y toca la pierna de Valverde para llamar su atención. "Ey Alejandro, ¡enhorabuen­a! -le dice-. ¡Una más, ¿eh?!". Y el murciano le mira y sonríe como diciendo: ¿y qué le voy a hacer yo? Qué le va a hacer él si es tremendame­nte superior. Enorme patrón. Ni Valverde ni todo el Movistar sufrieron un ápice de crisis en este GP Miguel Indurain que volvió a sus orígenes, con la meta en la recta llana de la Avenida Inmaculada de Estella. La eliminació­n de la subida fi nal al Puy parecía abrir el abanico a posibles sorpresas en un hipotético sprint, pero el equipo de Eusebio Unzué echó abajo pronto cualquier pequeña esperanza. Con un dominio y un control absoluto de una carrera, la de casa, que les costó domar, pero a la que ya tienen cogida la medida.

CONTROL DEL MOVISTAR

El equipo telefónico marcó el paso desde el inicio de la prueba, dejando hacer a una fuga numerosa. Jack Haig (Mitchelton-Scott), Óscar Rodríguez (Euskadi-Murias), Diego Pablo Sevilla (Polartec-Kometa), Joaquim Silva (Caja Rural-Seguros RGA), Dani López (Burgos BH), Jon Ander Insausti (Fundación Euskadi), Artem Samolenkov (Lokosphinx) y Nikolay Mihaylov (Delko Marseille) protagoniz­aron la escapada hasta que en el Alto de Guirguilla­no, a 65 km para la meta, Haig se marchó en solitario. Fue sufi ciente motivo para que Movistar Team encendiera la carrera y pusiera ritmo de verdad para cazar al resto de fugados. El excelente trabajo de Andrey Amador y de un sublime Carlos Betancur dejó la carrera reducida a veinte hombres, cuatro del Movistar, pues además de los dos latinoamer­icanos estaban también Marc Soler y Alejandro Valverde. Junto a ellos, Ilnur Zakarin, Simon Spilak, Lilian Calmejane, Eduard Prades... no faltaba ninguno de los grandes nombres. La primera baza que soltó a volar Movistar Team fue Carlos Betancur. El colombiano se marchó en solitario en los últimos 20 kilómetros. Era la táctica perfecta para el equipo, que se lavaba las manos por detrás sin necesidad de hacer movimiento alguno.

Calmejane no pudo con sus nervios y lo probó, igual que Spilak. Por detrás, Amador secando los ataques y Valverde y Soler en la retaguardi­a esperaban su momento. Llegó en Eraul. Valverde no esperó más para lanzar su ataque decisivo, al que sólo pudo seguir un brillante Carlos Verona. Juntos, con todo el peso de la carrera para el murciano, hicieron hueco y en Muru, a poco más de cinco kilómetros para el fi nal, Valverde asestó el golpe defi nitivo. "He atacado en Muru para no tomar riesgos en la última bajada, que era muy peligrosa". Verona no pudo resistir y nadie más lo

vio hasta la línea de meta, donde fi rmó su segundo triunfo en el GP Miguel Indurain y el noveno de la temporada de los 12 que hasta Estella trajo Movistar Team. Más del 75% de las victorias del equipo llevan el nombre de Alejandro Valverde. La Bala con el instinto más asesino del pelotón.

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