Ciclismo a Fondo

FLECHA VALONA

En una edición atípica, dinamitada por Nibali con una fuga iniciada a casi 50 kilómetros del final, el delfín Alaphilipp­e pudo con el rey Valverde, que esta vez no pudo enseñarles el dorsal a todos.

- Texto Juanma Martín Fotos Bettini Photo

Alaphilipp­e cortó la racha de Valverde.

“Alaphilipp­e ha saltado antes de lo habitual, me ha pillado todavía remontando y ese esfuerzo que he tenido que hacer para ganarle metros me pasó factura en la recta final. Este segundo puesto no es una decepción, ni mucho menos. Si hubiese ganado otra vez parecería fácil, y la gente debe ser consciente de que nunca es sencillo vencer”. Sabias palabras de Alejandro Valverde. El murciano nos tiene tan mal acostumbra­dos que cuando hace segundo y se queda a las puertas de ganar parece como si hubiera fallado. Está bien que nos recuerde de vez en cuando que él también es humano, que hay días mejores y peores, que los demás también corren y que los rivales son buenísimos, como es el caso del joven Julian Alaphilipp­e, sin duda llamado a ser su sucesor natural. Con 22 años, en 2015, el francés del QuickStep Floors ya podía presumir de encadenar un séptimo en Amstel Gold Race y dos segundos en Flecha Valona y Lieja-Bastoña-Lieja, casi nada. Un año después repetía segundo en Huy y ganaba en California, su primera vuelta World Tour. Y en 2017 empezó con un tercero en San Remo antes de que su caída en la etapa de Bilbao de la Vuelta al País Vasco le obligara a pasar por el quirófano para superar unos problemas de rodilla. Se perdió las Ardenas y hasta el Tour. Pero en la Vuelta se impuso en Xorret de Catí y en

Lombardía coleccionó un nuevo segundo en un monumento. Le faltaba rematar en una gran clásica y eso ha llegado en esta Flecha Valona, una de sus carreras predilecta­s -no se ha bajado del podio en sus tres participac­iones-, y ante su coco particular. Un subidón de autoestima y de moral que a partir de ahora le hará todavía más peligroso.

BATALLA DESDE LEJOS

Los 198,5 kilómetros entre Seraing y Huy se hicieron esta vez menos largos de lo que suelen. Nos referimos a que generalmen­te esta clásica tiene muy pocas cosas que contar en los primeros 197 y el desenlace se concentra en esos intensos 1.300 metros de empinada subida al Muro de Huy, también conocido como le Chemin des Chapelles, ya que en la ascensión se concentran hasta siete capillas. Esta vez la siesta se acabó muy pronto, en la primera de las tres pasadas por Huy, a 58 km de la decisiva. La consigna de buscarle las cosquillas a Valverde y a su equipo, Movistar Team, la empezó a ejecutar el Team Sky cuando Kwiatkowsk­i y Kiryienka cambiaron el ritmo y provocaron la primera fuga peligrosa, en la que también viajaban Fuglsang, Rui Costa y Landa de secante. Aunque fueron neutraliza­dos en unos cuantos kilómetros, la carrera ya no iba a dejar de ser frenética y el grupo de

ocho -Hardy, Roux, Benedetti, Perez, Combaud, Müller, Van Melsen y Warnierque se había formado de salida veía cómo su aventura iba a terminar bastante antes de lo previsto. En Ereffe, Bahrain-Merida tomaba el relevo de Sky y Vincenzo Nibali se incrustó junto con Ion Izagirre en un corte que atrapó a los de cabeza y abrió un hueco que oscilaba en torno al medio minuto. Por detrás, Movistar Team tiraba para que no se hiciese más grande. En Cherave, a 36 kilómetros de la meta, el grupo cabecero se quedó reducido a seis: Nibali, Haig, Schachmann, Kangert y los heroicos Benedetti y Roux, que todavía aguantaban después de llevar todo el día fugados.

LANDA Y SCHACHMANN

Detrás, a Valverde ya sólo le queda Landa -soberbio trabajo el suyo- para tirar y la diferencia a 18 km del desenlace aumenta hasta los 50 segundos. Suenan las alarmas, pero al final Lotto-Soudal y Team Sky decidieron echar una mano que fue decisiva para que los de delante no se jugaran el triunfo. Un Benoot bestial en Cherave, a 6 km de meta, reducía la diferencia a catorce segundos y le daba la puntilla a las posibilida­des del ahora cuarteto, pues Benedetti y Roux cedían. Al pie de Huy enganchan a Nibali y Kangert; poco después a Haig. El alemán Max Schachmann -el verdugo de Diego

Rubio en la Volta estuvo espléndido­fue el último en doblar la rodilla, sucumbiend­o a 400 metros cuando Jelle Vanendert (Lotto-Soudal) toma la iniciativa y sólo le sigue Alaphilipp­e, que además le revienta. ¿Y Valverde? Al murciano le pilla la arrancada demasiado atrás y, para cuando reacciona, el galo ya vuela imparable hacia la raya... ¿o no? Porque Alejandro supera también al belga y por un instante parece que va a poder y se acerca a su rueda, pero se sienta; no puede más. Esta vez sí, su alumno más aventajado le supera y rompe ese monólogo hispano de victorias en Huy que duraba seis años - Purito, Dani Moreno y cuatro del Bala-. El ciclismo francés, que no ganaba aquí desde 1997 con Laurent Jalabert, ya tiene un nuevo héroe y promete que va a ser para rato: Julian Alaphilipp­e.

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lujo. Mikel Landa (Movistar Team) trabajó a destajo para que Valverde pudiera disputar el triunfo en la ascensión final. 2 Pasión en las Ardenas. La multitud se agolpa en el Muro de Huy, que los ciclistas tienen que superar en tres...
1 Currante de lujo. Mikel Landa (Movistar Team) trabajó a destajo para que Valverde pudiera disputar el triunfo en la ascensión final. 2 Pasión en las Ardenas. La multitud se agolpa en el Muro de Huy, que los ciclistas tienen que superar en tres...
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Nibali, el guerrero. El Tiburón puso en apuros al pelotón con una fuga de casi cincuenta kilómetros que estuvo cerca de cuajar. Con él ruedan, Kangert (Astana), Schachmann (QuickStep), Haig (Mitchelton-Scott) y Roux (Groupama-FDJ).
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