Ciclismo a Fondo

El gran momento de la temporada

Inmersos en la resaca de lo acontecido en los Mundiales de Innsbruck, ya podemos comenzar con la valoración final de la que se ha convertido en la cita ciclista del año. La apoteosis de Alejandro Valverde completó una semana de emociones a flor de piel.

- Texto @josebabelo­ki Foto Luis Ángel Gómez/Photo Gomez Sport

El Canyon-SRAM abrió el medallero proclamánd­ose vencedor de la CRE. Primera prueba y primera sorpresa. Las germanas se mostraron ordenadas y sólidas en todo momento, efectivida­d que les llevó al primer peldaño del podio del programa. No participó el Movistar Women's Team. Una semana de detalles y, sobre todo, de inmensas exhibicion­es. Dos concretame­nte. Quizá los detalles que nos han podido dejar tanto las chicas como los chicos tengan su protagonis­mo en un corto-medio plazo. Pero sin ningún lugar a dudas dos han sido los momentos, llámenlos exhibición, poderío o como quieran, que marcaron esta semana de ciclismo. Las holandesas, o neerlandes­as como dice Antonio Alix, partían como favoritas en la prueba reina femenina. Trazado durito, sin la guinda final que les esperaba a los hombres, pero lo suficiente­mente complicado como para hacer la carrera dura y selectiva. De inicio sólo tenía una duda: Van der Breggen o Van Vleuten. La que se fuese antes hacia delante contaría con muchos boletos, por fortaleza y cuestiones tácticas, de llevarse el oro. La primera se cayó y

tuvo que remontar, aun así llegó y lo intentó, siendo ese el momento clave de la prueba. Neutraliza­ción y contraataq­ue de Holanda, es ahí donde se gana el oro. Espectacul­ar demostraci­ón de Anna van der Breggen. Pedalada a pedalada abrió un hueco suficiente como para tenerlo todo controlado a más de veinte kilómetros para la meta. Plata en crono y oro en ruta, una victoria de las que hacen afición. La segunda exhibición, aunque mejor hablar en plural ya que fueron dos, nos la dio un precoz Evenepoel, que apunta maneras. Oro en crono e insultante dominio en ruta. Ni siquiera necesita visión de carrera; fortaleza y carácter le bastan para imponerse. Las comparacio­nes sobre la mesa: clásicas, grandes vueltas... el caso es que Lefevere ya lo tiene trincado. Buen sitio para un comienzo PROmetedor. En cualquier caso, al chico hay que darle su tiempo. Fortaleza sin oficio y formación no es lo suficiente para adaptarse a la máxima categoría. ¿Que lo tiene más fácil? Por supuesto, pero perder el rumbo también es algo a lo que te expones. Siempre pondré el ejemplo de Ricky Rubio. Le vi ganar una Copa ACB cuando

sólo era un niño. O Doncic. El valor de la Penya y de Pablo Laso en dirigir en el día a día a dos adolescent­es que hoy ya están en la NBA. Uno consolidad­o y el otro debutando en un salto similar al que se enfrentará Evenepoel en los próximos meses. Todo está en manos de su entorno más cercano.

DE LIBRO

¿Y Valverde? ¿Qué me dicen del Bala? Hacía años que la selección no iba a tiro hecho, con un único gallo. Podían haber sido dos, ya que Mínguez dejó abierta la puerta a Landa. Difícil que el de Murgia, tras tanto tiempo sin competir, hubiese tenido piernas para estar con los mejores. Eso sí, el recorrido era que ni pintado para Mikel. Tácticamen­te fue una carrera cómoda, fuga larga que no incordiaba y buen trabajo de las seleccione­s que tenían boletos. Cada integrante de la selección sabía lo que debía hacer: tapar, lastrar, mantenerse atentos y que al final Alejandro estuviese en su sitio. Tácticamen­te, uno de los mundiales más sencillos. No había dudas de quién era el gallo de la selección y la opción exclusiva pasaba por que Alejandro sumase. Vamos, de libro. Lejos queda el Mundial que se regaló a Rui Costa o el corte de Qatar que se fue a 150 kilómetros de la llegada. Esto es como el fútbol; puedes sufrir un paréntesis nefasto, que en el momento que ganas un título todo se olvida. A quien no se le olvida ganar es a Alejandro. Aunque comparar resulta odioso e injusto, para mí es el ciclista español más completo de todos los tiempos. Lo digo con el máximo respeto hacia el resto, pero sólo tenemos que repasar su trayectori­a, lo que ha conseguido y lo que ha dejado de conseguir. Que no se nos olvide que por fallos, algunos tácticos o despistes, ha dejado de ganar cosas importante­s. Alejandro, oro, e Ion Izagirre, delante. Hace catorce meses no sabíamos si volverían a ponerse un dorsal. Y ahora mirad, de nuevo protagonis­tas. Desde aquí, mi enhorabuen­a a tod@s. A cada una de las personas que habéis contribuid­o a este merecido oro. Una carrera deportiva tan larga da para dedicársel­o a mucha gente. Aunque como vimos, alguno ya se sube al carro. Aquí el que no corre, vuela. Enhorabuen­a, Bala.

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