El baile franco-italiano pone a Unicredit en los focos
El vals de las fusiones financieras de Italia está en pleno apogeo. Crédit Agricole ha iniciado conversaciones con el prestamista italiano Banca Popolare di Milano (BPM), que vale casi una décima parte de su capitalización de mercado. El negocio italiano del grupo francés y una alianza en crédito al consumo con su rival más pequeño prometen atractivos ahorros de costes. Pero el acuerdo también puede obligar al jefe de Unicredit, Jean Pierre Mustier, a salir a la pista de baile.
El actual frenesí de fusiones y adquisiciones es consecuencia del fortalecimiento del liderazgo nacional de Intesa Sanpaolo mediante la adquisición de UBI Banca este verano. Hasta ahora, Crédit Agricole, de 21.000 millones de euros, y BPM solo han firmado un acuerdo de confidencialidad (para compartir información y datos). El periódico Il Messaggero cuenta que ninguno de los dos ha designado formalmente asesores para la operación. Pero es un primer paso hacia un acuerdo de fusión, según fuentes cercanas.
Los acuerdos bancarios transfronterizos son complejos y traen pocos beneficios financieros. Pero para el consejero delegado de Crédit Agricole, Philippe Brassac, una unión en Italia tendría sentido. El banco francés obtiene 2.000 millones de euros de
A Roma, cada vez más proteccionista, quizá no le guste que un gran banco de su región más rica sea vendido a una entidad extranjera
ingresos de su banco comercial italiano. Además, los dos prestamistas se conocen bien a través del grupo de financiación al consumo Agos, en el que Crédit Agricole tiene una participación del 61%.
Supongamos que Brassac puede arrancar el 5% de los costes operativos de BPM y de su propia unidad comercial italiana, en línea con el acuerdo entre Intesa y UBI. Eso generaría unos 200 millones de euros de ahorro anual antes de impuestos. Gravados y capitalizados, valdrían casi 1.500 millones en dinero de hoy, más que suficiente para cubrir una prima del 30%. Las recompensas podrían ser mayores si se incluyen también algunas de las operaciones de gestión de activos y patrimonio del banco francés.
Sin embargo, esta unión franco-italiana no está hecha. Al Gobierno italiano, cada vez más proteccionista, puede no gustarle ver que un gran banco de su región más rica sea vendido a un actor extranjero. Podría intentar vetar el acuerdo, o fomentar una alternativa italiana. Además, un posible acuerdo presiona a Mustier. Hasta ahora ha evitado las fusiones y adquisiciones nacionales, pero se arriesga a enfrentarse a dos rivales más fuertes en su base italiana.
Para Unicredit, comprar BPM puede no ser un baile de salón. Está sentada sobre 10.000 millones de euros en préstamos dudosos, y puede necesitar más capital. Sin embargo, si Mustier se mantiene al margen, probablemente se verá presionado por el Gobierno para comprar el problemático prestamista Banca Monte dei Paschi di Siena.
Unicredit encontrará cada vez más difícil mantenerse al margen del baile de fusiones y adquisiciones de Italia.