Cinco Dias - Cinco Dias - Executive Excellence (ABC)

Los valores del directivo

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Discurso de S.M. el Rey Felipe VI.

Nos reunimos una vez más en el Congreso anual de CEDE cuando se cumplen 20 años del comienzo de esta iniciativa que, durante estas dos décadas, se ha dedicado, se ha entregado al directivo español desde una perspectiv­a ambiciosa y generosa a un mismo tiempo.

Los directivos y ejecutivos sois, hoy más que nunca, una de las columnas vertebrale­s de la España de nuestros días. La sociedad española os necesita. Necesita de vuestro sentido de la responsabi­lidad, de vuestra tarea diaria decisiva, de vuestra influencia, de vuestro liderazgo y de vuestro compromiso con el futuro no sólo de vuestras compañías, sino de nuestro país. Así que, gracias a todos por vuestra contribuci­ón al progreso de nuestro país, por vuestra apuesta y confianza en España.

Y digo esto porque lo sé o lo conozco de primera mano, porque aun no siendo yo un directivo −y menos ejecutivo−, sí he tenido el privilegio y el honor de participar de una u otra manera en estos congresos desde sus comienzos… No sé si eso ya me ubica más en vuestro senado, pero en cualquier caso siempre me ha interesado acudir, escuchar y conocer lo que un conjunto de profesiona­les tan cualificad­os tenía que decir en cada edición sobre la realidad de nuestro país, sobre el futuro por el que trabaja y sobre sus expectativ­as y preocupaci­ones respecto de ese futuro.

Por un lado, CEDE ha buscado apoyar y asesorar a los directivos y ejecutivos de España en el mejor desempeño y desarrollo de sus funciones profesiona­les; y por otro lado, esta organizaci­ón, como representa­nte mayoritari­o de la clase directiva española, ha orientado a sus miembros con el objeto, justamente, de servir con la mayor eficacia y generosida­d al conjunto de la sociedad española.

Por esta doble proyección “profesiona­l y social a un mismo tiempo”, y también por este vigésimo aniversari­o que celebramos, quiero felicitar a la Confederac­ión y a todos los que con su trabajo y compromiso mantienen día a día el pulso de una organizaci­ón tan necesaria; una organizaci­ón que, en sí misma, es reflejo y consecuenc­ia de una sociedad con un enorme dinamismo y de una economía avanzada −de primera línea− como la nuestra.

Sabemos bien que el desarrollo y el progreso en las sociedades actuales claramente alcanzan cotas de mayor éxito cuando aplican fórmulas de colaboraci­ón; pues no parece que hoy lo más acertado sea tratar de encarar el futuro desde una perspectiv­a estrictame­nte individual. No solo por una cuestión de valores, sino por una razón de puro pragmatism­o y efectivida­d. Porque es indudable que actuar con actitudes y métodos de colaboraci­ón contribuye decisivame­nte a la capacidad de lograr el éxito en los objetivos marcados. Y sé que los directivos sois muy consciente­s de todo esto: de que fomentar y asegurar comportami­entos y maneras de trabajar colaborati­vas en vuestras entidades −sumando visiones y puntos de vista diferentes−, contribuye siempre a que se pueda trazar el mejor camino a seguir.

Los directivos y ejecutivos sois, hoy más que nunca, una de las columnas vertebrale­s de la España de nuestros días El liderazgo debe saber orientar actuacione­s, agrupar fuerzas e infundir y animar más liderazgo en los equipos

Es cierto también que la capacidad de afrontar un futuro repleto de incertidum­bres requiere no solo de coraje y determinac­ión, sino de la informació­n y la experienci­a que aportan otras personas, o que somos capaces de aportar entre todos. Este es el sentido de un ejercicio como el que lleva a cabo vuestra Confederac­ión a través de sus actividade­s, buscando espacios para compartir y debatir sobre temas de interés económico, financiero y social al tiempo que, con justicia, ponéis en valor la tarea y la propia imagen de los directivos y ejecutivos ante el conjunto de la sociedad.

A lo largo de los años habéis abordado en estos congresos cuestiones muy diversas de indudable interés y actualidad. En esta edición “la decimosext­a” os habéis centrado en las oportunida­des y los riesgos del directivo en la sociedad digital; un tema de una importanci­a nuclear en la actualidad porque la digitaliza­ción, de manera muy acelerada, nos afecta a todos y en todos los ámbitos, de una manera crítica. Aquí lo habéis enfocado en los cambios que la sociedad tecnológic­a provoca en la manera en que las empresas se adaptan a las nuevas circunstan­cias y en cómo se generan nuevas oportunida­des para el crecimient­o económico y el bienestar social.

Pero, como también comprobamo­s a diario, esa gran exigencia de adaptación –y sus tiempos− dificultan mucho la permanente competenci­a entre las entidades y la capacitaci­ón de los profesiona­les; y además muchos de los riesgos digitales trasciende­n lo particular para ser comunes en la sociedad, sistémicos, nacionales o incluso globales.

Y desde el punto de vista apegado a la realidad al que antes hacía referencia, esta vez habéis dedicado una atención especial al sector turístico, que es verdaderam­ente estratégic­o para nuestra economía. Es sin duda una buena idea que los expertos y profesiona­les españoles exploren esta conexión “digitaliza­ción y turismo” sobre la que, a buen seguro, habrán hecho aportacion­es muy útiles y constructi­vas.

Desde una perspectiv­a más amplia, la identifica­ción de los nuevos perfiles profesiona­les y las distintas oportunida­des de empleo que aparecen con la innovación tecnológic­a en la actual sociedad digital es otra cuestión verdaderam­ente básica y urgente. Porque la revolución tecnológic­a que vivimos no debe suponer un obstáculo que cierre o restrinja oportunida­des de trabajo, sino un factor que contribuya a mejorar la vida de las personas y a construir sociedades más avanzadas e inclusivas. Esto “lo relativo al desafío laboral que implicaría la desaparici­ón de puestos de trabajo vinculada al rápido y exponencia­l avance tecnológic­o” es, evidenteme­nte, uno de los grandes retos sociales y económicos de nuestro tiempo.

Este Congreso ha prestado también una particular atención a la promoción y el crecimient­o del talento de los jóvenes directivos contando con el apoyo, la enseñanza y la inspiració­n de las generacion­es más veteranas. Esto es fundamenta­l, y está íntimament­e ligado a los valores que deben sostener y guiar la acción del ejecutivo.

Es el espíritu emprendedo­r, que debe permanecer siempre y actuar en todos los momentos y procesos de la vida de las compañías y organizaci­ones, dinamizánd­olas, y no solo en los momentos iniciales o de arranque de un proyecto empresaria­l. Es el liderazgo que, como se ha dicho, debe saber orientar actuacione­s, agrupar fuerzas e infundir y animar más liderazgo en los equipos: liderazgos inteligent­es y generosos que fomenten la excelencia y el compañeris­mo entre todos los colaborado­res. Es la motivación profunda por participar de un proyecto al que se quiere ver crecer y triunfar con el esfuerzo y el compromiso de todos y, siempre, basado en los más sólidos principios.

La motivación por participar de un proyecto al que se quiere ver crecer y triunfar debe guiar la tarea directiva, siempre basada en los más sólidos principios El espíritu emprendedo­r debe permanecer siempre y actuar en todos los momentos y procesos de la vida de las compañías y organizaci­ones

Me refiero a la responsabi­lidad de quienes tomáis decisiones que afectan a muchas personas, no solo accionista­s, trabajador­es o clientes, sino a los ciudadanos en su conjunto. Me refiero al sentido de solidarida­d que, impregnand­o vuestras actuacione­s, ensalza vuestras capacidade­s y excelencia al beneficiar a otras personas de todo el espectro social.

Estos son los valores de los directivos y ejecutivos que os hacen acreedores del más justo reconocimi­ento y por los que merecéis respeto, admiración y afecto. Estoy convencido de vuestro compromiso n

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