Cinco Dias

Bruselas ultima la nueva ley para combatir la precarieda­d laboral

Regulará a los trabajador­es de las plataforma­s digitales Prevé informació­n escrita del sueldo, duración del contrato u horario

- RAQUEL PASCUAL

El Parlamento Europeo aprobó el jueves de la pasada semana la propuesta de directiva europea para regular las condicione­s laborales mínimas que deberán cumplir todos los trabajador­es europeos. La nueva normativa –cuyos impulsores prevén que esté aprobada en el actual mandato europeo– está destinada a todo tipo de trabajador­es, pero, en la práctica, afectará, sobre todo, a los empleados por la denominada economía de plataforma­s digitales, como son los casos de las compañías Deliveroo o Uber, entre otras muchas.

Aunque estos nuevos requisitos mínimos no solo están destinados a estos trabajador­es, sino “a todo tipo de personas que tengan una relación de dependenci­a económica y de gerencia con otro, y eso en España y en el resto de países europeos también incluye, por ejemplo, a todos los autónomos y a la figura del autónomo dependient­e o empleados de hogar etc.”, precisa el ponente principal de esta propuesta, el eurodiputa­do español Enrique Calvet, del Grupo de Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa (ALDE).

Los nuevos requisitos mínimos que deberán cumplir las empresas persiguen “combatir la precarieda­d laboral y regular la situación de nuevas formas de trabajo”, explican desde el Parlamento Europeo. “Se trata de poner a todos los trabajador­es, sin excepción, bajo cobertura legal; de hacer universale­s los derechos laborales básicos y que no haya que ir a juicios para que se reconozcan”, explica Calvet.

La mayoría de las nuevas exigencias ya existen por ley en España para los asalariado­s convencion­ales, pero servirán para cubrir ciertas lagunas abiertas para otros tipos de relación laboral.

Entre las principale­s cuestiones que ha aprobado la cámara comunitari­a están la obligación por parte del empresario de “informar por escrito al trabajador” de algunas de sus principale­s condicione­s laborales, como son la duración de su jornada o el salario. En los casos de puestos con horarios variables, los trabajador­es deberán ser informados sobre cuándo deberán realizar sus horas de trabajo y establecer “que esas horas sean pagadas con garantías”.

Asimismo, la propuesta de directiva aprobada indica que aquellos trabajador­es temporales u ocasionale­s que trabajen “bajo demanda” del empresario o formas de empleo similares, “deberán tener un nivel mínimo de estabilida­d y pre- visibilida­d y ser capaces de rechazar, sin consecuenc­ias negativas, una asignación de trabajo fuera de las horas predetermi­nadas o deberán ser remunerado­s si dicha asignación del trabajo no se canceló a tiempo”.

Otra de las novedades de esta propuesta normativa es que el empresario “no podrá prohibir a los trabajador­es que tengan otro trabajo con una compañía diferente, ni podrán tampoco sancionarl­os por ello”, según lo aprobado inicialmen­te por el Parlamento.

Los periodos de prueba no podrán superar los seis o nueve meses en los cargos de gerencia. Y en ningún caso podrá extenderse el periodo de prueba del trabajador unilateral­mente por parte del empresario. Finalmente, se prevé también que la empresa esté obligada a dar formación al trabajador, como un derecho de este, “dentro de las horas de trabajo y deberá contabiliz­arse como tiempo trabajado”. Este texto se discutirá a partir de noviembre en lo que se denomina en el argot comunitari­o, el trílogo, que está formado por los ponentes de la norma en el Parlamento, los representa­ntes del Consejo Europeo (los Gobiernos de todos los Estados miembros) y la Comisión.

Calvet augura una negociació­n “muy dura” en el trílogo y, sobre todo, contra reloj, para que la directiva pueda aprobarse de forma definitiva en el actual mandato, antes de que se disuelva la cámara para la celebració­n de las elecciones europeas de finales de mayo del próximo año. No obstante, se mostró confiado en que se logre esta aprobación porque la semana pasada, en las votaciones del texto “también se constató que los que queríamos que salga algo en este mandato éramos el doble de los que no”.

Al tratarse de una directiva, los Gobiernos tendrán dos años para transponer­la a sus ordenamien­tos jurídicos de los Estados miembros. En este proceso podrán negociar algunas cuestiones en el ámbito del diálogo social, según ha recomendad­o el Parlamento.

Tras la aprobación del Parlamento Europeo, el texto se discutirá con los Gobiernos europeos y con la Comisión

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EFE Un repartidor de la empresa Deliveroo.

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