Entrevista a ÓSCAR FÁBREGA: Retrato a María Magdalena
Acaba de salir a la venta tu sexto libro, La Magdalena: verdades y mentiras, editado por la editorial Guante Blanco, dentro de la colección El círculo del misterio, que además diriges. Sobre María Magdalena se han publicado decenas de obras, especialmente tras el éxito que supuso El código Da Vinci, la novela de Dan Brown. ¿Qué aporta de novedoso un historiador al conocimiento sobre este personaje?
–Espero que bastante, pero es cierto que aquellos lectores que estén más informados conocerán gran parte de lo que aparece en este libro. Aun así me guardo alguna sorpresa. Por ejemplo, he profundizado, desde la evidencia documental, en algunos aspectos curiosos sobre María Magdalena, como sus años de exilio en la Provenza francesa, según las tradiciones locales medievales, o el papel que desempeñó para los cristianos gnósticos, que la consideraron como la principal receptora de una serie de conocimientos secretos transmitidos por Jesús. Mi intención principal consiste más bien en delimitar con precisión qué podemos conocer sobre María Magdalena y, sobre todo, qué es verdad y qué es mentira de todo lo que se ha propuesto.
–Profundizas mucho en su nombre, en esto de “Magdalena”, pese a que siempre se ha considerado que se trataba de un gentilicio, es decir, que hacía referencia a su lugar de origen.
–Sí, es importante para intentar conocer al personaje, dada la escasez habitual de información que no dejaron los evangelistas. Tradicionalmente se ha considerado que hacía referencia a Magdala, una pequeña aldea, a orillas del mar de Tiberíades, que en la actualidad se llama Al-Majdal. El problema es que en ninguna parte de los Evangelios se menciona a Magdala, ni aparece en ningún libro del Antiguo Testamento, ni comentó nada sobre ella ningún historiador de la época. Así que no está del todo claro que Magdalena hiciese referencia a una localidad. ¿Qué significaba, entonces? Difícil saberlo, pero esto demuestra que hasta el epíteto de María Magdalena es misterioso, como casi todo lo que le rodea.
EL HISTORIADOR ÓSCAR FÁBREGA PROFUNDIZA EN LA FIGURA DE MARÍA MAGDALENA, Y SE ATREVE A TEORIZAR SOBRE ALGUNOS ASPECTOS DE LA VIDA DE ESTA MUJER ÚNICA GRACIAS AL ESTUDIO DE LOS EVANGELIOS.
PAPEL IMPORTANTE
–Lo evidente, según planteas en el libro, es que el personaje tuvo que ser mucho más importante de lo que se mostró en los Evangelios canónicos, y que su papel se fue reduciendo y silenciando hasta su mínima expresión. Pero, ¿por qué no omitirlo del todo si era un personaje problemático?
–Sencillo. Por eso mismo. Porque era un personaje problemático y porque su existencia y su papel en la vida de Jesús era conocida por sus seguidores. Borrar del todo su presencia hubiese sido denunciado. Hay que tener en cuenta cómo lo contaron los evangelistas. Marcos, el más antiguo, apenas contó nada sobre ella, pero la sitúo, mirando de lejos, en el momento de la crucifixión y en el entierro de Jesús. Además, aparece en la inquietante escena final, cuando María Magdalena, Salomé
"MI INTENCIÓN PRINCIPAL consiste más bien en delimitar con precisión qué podemos conocer sobre María Magdalena y, sobre todo, qué es verdad y qué es mentira de todo lo que se ha propuesto".
María, la madre de Santiago, encontraron el sepulcro abierto y un ser angelical les informó de que Jesús había resucitado. Curiosamente, este Evangelio termina así, sin ninguna aparición de Jesús, pero con la Magdalena incumpliendo la promesa que le había hecho al ser angelical, que le había ordenado informar de la buena nueva a los demás apóstoles. Lo interesante es que los siguientes evangelistas, Lucas y Mateo, cuyos evangelios son una especie de ediciones ampliadas del de Marcos, cambiaron ese final. En sus obras, las mujeres sí informaron a los demás apóstoles y, además, sus autores agregaron varias escenas de Jesús resucitado. La cuestión es: ¿por qué Marcos no introdujo en su Evangelio ninguna escena post-mortem de Jesús, y, sobre todo, por qué terminó su texto de una manera tan abrupta, con María Magdalena ocultándole a los demás discípulos que Jesús había resucitado, según le había dicho aquel misterioso hombre que encontraron? Esto, cuando menos, nos hace dudar de que algo raro pasaba con María Magdalena que los siguientes evangelistas trataron de silenciar o modificar.
–Pero Lucas, por ejemplo, afirmaba que se hizo seguidora de Jesús después de que este le eliminase siete demonios. Esa información parece interesante.
–Cierto, es uno de los añadidos que Lucas introdujo a lo narrado por Marcos. Eso no quiere decir que sea mentira. Quizá proceda de una tradición que Marcos desconocía. Pero es un factor interesante que crea cierta dificultad a Lucas: si ese dato no era cierto, le hubiesen acusado de mentir. Pero más interesante todavía es que Lucas, al igual que Mateo, menciona que había un grupo de muy
"MARÍA MAGDALENA era un personaje problemático, por eso mismo los evangelistas no podían obviarlo, ya que su papel en la vida de Jesús era conocido por sus seguidores. Borrar del todo su presencia hubiese sido denunciado".
jeres, entre las que estaba María, que apoyaban con sus bienes a Jesús. ¿Quiénes eran estas mujeres que disponían de bienes en una sociedad tan machista como la judía del siglo I? Complicado responderlo con veracidad, pero en el libro lo intento.
NUEVAS TEORÍAS
–Por último, Óscar, cierras tu obra con un curioso planteamiento teórico: ¿Y sí María Magdalena fue la auténtica autora del cuarto Evangelio, atribuido generalmente a Juan el apóstol?
–Bueno, más que la autora, creo que fue la posible inspiradora. El cuarto Evangelio es el único que menciona a su supuesto autor, aunque no se dice su nombre, sino que se le denomina como “el discípulo amado”, presente en varios momentos de la obra. La tradición cristiana considera que se trataba de Juan por varios motivos, aunque no está del todo claro. Teniendo en cuenta que este Evangelio era el único que los cristianos gnósticos respetaban, y dado que estos calificaban a María Magdalena como “el discípulo que Jesús más amaba”, me planteé la posibilidad de que hubiese sido ella la posible inspiradora de este libro. La secuencia sería la siguiente: tras la muerte de Jesús, María Magdalena fundó una comunidad cristiana en la que enseñó su versión sobre la historia de su maestro, una versión distinta a la de Marcos (que pasó a Lucas y Mateo) y llena de episodios novedosos. Con el tiempo, esa comunidad se dividió en dos: unos aceptaron las influencias de los otros cristianos, siguiendo la estela de Pablo de Tarso, y el resto formó la génesis de lo que posteriormente serían los gnósticos. El Evangelio de Juan, el cuarto Evangelio, sería obra de algún redactor anónimo del primer grupo y estaría inspirado por las narraciones de María Magdalena, aunque pasadas por el tamiz del cristianismo paulino.
"TENIENDO EN CUENTA que este Evangelio era el único que los cristianos gnósticos respetaban, y dado que estos calificaban a María Magdalena como 'el discípulo que Jesús más amaba', me planteé la posibilidad de que hubiese sido ella la posible inspiradora de este libro".