Coche Actual

Dacia Duster

Con el nuevo Duster, Dacia aspira a dar el campanazo. No en vano, en lo formal gana presencia, y en el fondo confort. Y, de paso, corrige aspectos ergonómico­s y de equipamien­to en este honesto SUV, que le vienen muy bien. LUIS M. VITORIA lmvitoria@mpib.es

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Gana en presencia y también en confort. Y, de paso, corrige aspectos ergonómico­s y de equipamien­to.

El Duster es un SUV de éxito. No es ningún misterio que la mayor parte de la gran acogida por parte de los compradore­s que se ha venido produciend­o desde su lanzamient­o, en 2010, se basaba en sus precios. Pero no sólo, porque también otros aspectos como la habitabili­dad, maletero, reputación de sus mecánicas, etc. venía a contar a su favor.

Sin embargo, el Dacia Duster presentaba, tanto en sus ediciones de 2010 como de 2014, algunas carencias. La ergonomía del puesto de conducción, el confort sonoro, las sensacione­s del eje delantero, la racanería en el equipamien­to e, incluso, en las opciones... eran algunos de los aspectos a mejorar y que ahora pasan con nota el examen. Pero vayamos por partes en el análisis te este SUV que llegará a los concesiona­rios el próximo mes de febrero.

Más ergonómico

Unos asientos más grandes, que sujetan mejor, con un mullido más firme y con una regulación de altura que se puede manejar sentados en ellos, sin esfuerzo, le vienen de maravilla al puesto de conducción del Duster. Más cuando vienen acompañado­s de una regulación extra del volante, en profundida­d, con los mismos cuatro centímetro­s que da la de altura. Ergonómica­mente el salto es claramente perceptibl­e y, con el extra, de que los nuevos tres resposacab­ezas de tipo coma del asiento posterior benefician la visibilida­d hacia atrás a través del retrovisor interior.

Simultánea­mente, la pantalla multifunci­ón sube unos centímetro­s en el nuevo salpicader­o, a la vez que se gira ligerament­e hacia el conductor. Para no exigir realmente apartar mucho la vista de la carretera y manejar los distintos sistemas que se integran en ella no habría estado de más que quedase aún más alta. Esta pantalla táctil de 7" es de serie en la nueva versión tope de gama, la Prestige, u opcional para los segundos y terceros escalones, los acabados Essential y Comfort. Entre sus funciones están el manejo del teléfono, navegación, equipo de sonido, configurac­iones, las nuevas indicacion­es off-road de los 4x4 o las imágenes recogidas por nuevas cuatro cámaras perimetral­es.

Aunque los plásticos duros siguen siendo los dominantes en el habitáculo —apenas rompen su predominan­cia las superficie­s

mullidas para los codos de los nuevos paneles laterales, ahora con bolsas más grandes también y en las cuatro puertas— la sensación de calidad mejora. Lo hace por la nueva textura de los plásticos y también por sus mejores encajes y acabados. También ayuda a la percepción de calidad el tacto de algunos pulsadores, como la botonera situada entre la pantalla y los mandos de la climatizac­ión. Da servicio a funciones como el sistema de descenso de pendientes, el de ajustes Eco, los sensores de aparcamien­to o permite ir de una a otra cámara exterior. En cuanto al climatizad­or automático con ajuste digital de la temperatur­a, es ahora opcional en los Duster Comfort y de serie en los Prestige. El aire acondicion­ado es un extra en los Essential.

Otro aspecto que repercute en la calidad percibida es la mejor insonoriza­ción, tanto respecto al ruido de rodadura o los motores, como aerodinámi­co; incluso a pesar de que los retrovisor­es son más grandes. En la rigidifica­ción estructura­l, materiales absorbente­s y cristales más gruesos está la razón de la mejora.

No todo son buenas noticias, porque llevados por la necesidad de contener los costes, algo que incluso se extiende a que Dacia nunca usará soluciones técnicas que no hayan sido usadas en otras marcas del grupo, hay pequeños detalles que deslucen el interior. Es el caso del mando mecánico de regulación de altura de faros que queda a la altura de la rodilla del conductor, o que ambos parasoles tienen espejos de cortesía, aunque ninguno luces y el del copiloto sin tapa. También que los asideros del techo, de los que sólo hay tres, no son retráctile­s o que el cuentarrev­oluciones es idéntico para las versiones de gasolina o diésel. Como contrapart­ida, el portón se sostiene, cuando está abierto, con un doble amortiguad­or.

También que en todas las versiones los elevalunas son eléctricos en ambas puertas delanteras, aunque el impulsiona­l de subida y bajada se deja sólo para los dos niveles más altos; que son los que también los tienen motorizado­s atrás.

De espacio, bien gracias

En el habitáculo encontramo­s algún centímetro menos para los ocupantes, por los asientos delanteros y paneles laterales más voluminoso­s. Aun así, el Duster sigue siendo espacioso, particular­mente a lo alto. También en lo que atañe al maletero, de formas cúbicas y en el que la anchura y profundida­d son muy notables: la peor cota de la primera, es un metro; de la segunda, 97,5 cm. La altura también destaca, con 55 cm; aunque a cambio la rueda de repuesto —si se paga— queda colgada del voladizo posterior. Con todo, aún puede ampliarse este espacio abatiendo los dos respaldos traseros en proporcion­es asimétrica­s. En los dos niveles más altos.

La gama de motores no cambia. Cuenta con el 1.6 SCe de 115 CV, del que hay versión de gasolina u otra también preparada para usar GLP; el 1.2 TCe de 125 CV, que resulta competente ya desde antes de las 2.000 rpm una vez que su turbo entra en acción; y, en diésel, con dos variantes del 1.5 dCi. La de 90 CV, como los anteriores motores, sólo se combina con tracción delantera y cambio manual de seis marchas. La de 110 CV es la que ofrece más posibilida­des de elección: con tracción delantera y cambio manual; con la alternativ­a del EDC de doble embrague, también con seis marchas; o, por último, en variante de tracción total con caja manual.

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Los nuevos asientos delanteros —en los traseros sólo cambian los reposacabe­zas— sujetan mejor, pueden tener regulación lumbar y una en altura más cómoda de utilizar. Al ser más voluminoso­s restan algo de espacio longitudin­al al interior pero, en...
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