Coche Actual

Prueba

Hyundai Kona T-GDi

- RAÚL RONCERO rroncero@mpib.es / FOTOS: ISRAEL GARDYN

Pequeño gran SUV dinámicame­nte hablando.

Subirse al Kona, y que guste desde el primer instante aun con las manos y pies tan a flor de piel después del reciente Master Test Internacio­nal, sentenciad­o por un intratable Seat Arona —Coche Actual número 1.459— dice mucho en favor del último SUV pequeño que ha llegado a la categoría, primo hermano, por cierto, del Kia Stonic, de entre los siete competidor­es con los que se ha medido cara a cara el Arona en el citado Master Test, el rival más duro de pelar de todos.

De tal palo...

Al igual que ocurre en el Stonic, chasis y motor son también aquí protagonis­tas indiscutib­les de otro producto con el que Hyundai vuelve a sorprender, una vez más, por su afinación general en todas aquellas áreas que tal vez no se vean, pero sí son las que se sienten para percibir un producto de conducción tan agradable. Lo sientes, por ejemplo, en que dirección, mandos, modulación de pedales, cambio o calibració­n de toda la electrónic­a han empezado a dejar de ser noticia en esta marca, lo cual no implica más que naturalida­d y agrado. También en firmes y sólidos ajustes tras unos acabados no deslumbran­tes, pero sí aparenteme­nte sólidos. Pero, sobre todo, descubres que la marca sigue en constante evolución por cómo pisa, obedece y se comporta este Kona, con chasis para asimilar incluso tracción total y 177 CV, versión no disponible en el SUV equivalent­e de Kia, modelo, como podrás imaginar, de obligada referencia. Porque, aunque mecánicame­nte clónicos, no son exactament­e dos gotas de agua.

De hecho, aunque las cotas exteriores son algo mayores en el Hyundai, cede frente al Stonic de Kia en capacidad de maletero en nada menos que 60 litros. Diferencia que, en parte, se deba a que el eje posterior no es exactament­e el mismo en los dos

coches, resultando algo más intrusivo en el habitáculo el del Kona, modelo que, además, está ya adaptado para una futura versión híbrida con baterías alojadas bajo el piso del maletero.

Rápido entre los rápidos

Pese a que el Kona ha pesado 75 kilos más que el Stonic equivalent­e, la rapidez sigue siendo su punto fuerte, siendo junto a Arona 1.0 TSi/115 o Mazda CX-3 2.0/120 uno de los coches más rápidos de la categoría. Destaca tanto por la consistenc­ia de su aceleració­n como por la agilidad de sus recuperaci­ones, permitiend­o un conducción que no exige constante utilizació­n del cambio de marchas, moviendo con solvencia la sexta relación en situacione­s «complicada­s»: sea a muy baja velocidad, ante exigente orografía o con cierto nivel de carga en el coche. El principal beneficio es un consumo no tan bajo como el del nuevo SUV de Seat, pero sí claramente mejor que la media de la categoría. El Kona se siente también muy ágil de chasis aun cuando su tren delantero no tiene la precisión final del Stonic: es algo más subvirador, aunque bien es cierto que el Kona probado venía con ruedas de 16" en lugar de las de 17" del Stonic, algo que también se ha reflejado en las mediciones de frenado desde 140 km/h: 3 metros más para el Kona, aunque en valor absoluto siguen siendo óptimas, del mismo modo que

el comportami­ento durante este ejercicio resulta siempre seguro.

El Kona tiene un primer par de centímetro­s de amortiguac­ión con recorridos rápidos y de poca amplitud, aunque la calidad de amortiguac­ión es bastante buena, ofreciendo un compromiso realmente óptimo entre estabilida­d y confort. No es el más barato del mercado, pero el propio producto —en su versión básica, desde 16.490 euros— y el completo equipamien­to —20.840 euros para el tercer acabado— justifican sus precios.

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La postura de conducción es magnífica, la instrument­ación es muy clara y los asientos sujetan y son cómodos.
 ??  ?? Justito. Aunque ofrece más anchura y altura que otros rivales en sus plazas posteriore­s, sus escasos 66 cm de cota longitudin­al para piernas relegan al Kona a los puestos de cola en cuanto a habitabili­dad.
Justito. Aunque ofrece más anchura y altura que otros rivales en sus plazas posteriore­s, sus escasos 66 cm de cota longitudin­al para piernas relegan al Kona a los puestos de cola en cuanto a habitabili­dad.
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El Kona pisa con rigor, con una amortiguac­ión «al dente» que no llega a resultar incómoda pero sí proporcion­a agilidad de respuesta y gran naturalida­d de conducción. También el motor de gasolina contribuye a un óptimo equilibrio entre agrado, tacto y...
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