Seat Arona
EL DINAMISMO QUE SEAT IMPRIME A SUS creaciones predispone a que la gasolina pueda ser una opción a priori más adecuada que las de gasóleo, castigado su rendimiento cada vez más por las sucesivas medidas anticontaminación. Y a la vista de los resultados de las unidades que han pasado por nuestras instalaciones, nos reafirmamos en ello, a pesar de no haber probado aún la versión TDI de 115 CV, 600 euros más cara que la de 95. Porque la victoria del 1.0 de 115 CV es absolutamente abrumadora. Y es que el 1.0 TSI no sólo «barre» al diésel en aceleración y respuesta a las demandas del pedal derecho, sino que es capaz de igualar sus cifras en la maniobra de adelantamiento, y en el interior se percibe menos sonoridad que en su homólogo de gasolina. Sin embargo, lo más sorprendente es el espectacular consumo que es capaz de arrojar a poco que se sepa sacar provecho a sus virtudes. De hecho, el Arona TSI se ha quedado a apenas medio litro del TDI de 95 CV en su consumo medio e incluso es capaz de aproximarse peligrosamente al de carretera de algún coche diésel de este informe, como el Nissan Juke. De ahí que el plazo de amortización del Arona TDI se vaya a más de 137.000 km… y casi 190.000 si lo comparásemos con la variante de 115 CV, a los que habría que sumar otros prácticamente 50 euros de diferencia en el coste del seguro, a favor del Arona de gasolina.
¿Y las sensaciones?
Conducir ambas versiones del Arona nos va a llevar a conclusiones similares a las que nos sugieren las frías matemáticas. Porque ya desde que se pulsa el botón de arranque e iniciamos la marcha no sólo llega algún decibelio menos a los pasajeros, sino que las frecuencias de este sonido van a resultar menos hoscas y el cambio de seis relaciones —por cinco del diésel— nos permitirá «jugar» más con el cambio, pudiendo elegir más entre la búsqueda de la mayor eficiencia de combustible o del rendimiento dinámico apostando más por las sensaciones deportivas.
Si buscásemos esto último, rápidamente veremos que presentan una diferencia notable a la hora de pasar por la báscula. De hecho son más de 100 kg, que van a producir notables diferencias en su comportamiento en cuanto a velocidad de paso por curva si nos decidimos a «atacar» y aprovechar el beneficio de las transferencias de masas, sobre todo cuando se trata de disfrutar del bastidor de uno de los SUV-B más deportivos que podemos imaginar.