Anticipo de futuro
No deja de sorprender que un pequeño fabricante como es Tesla haya revolucionado el mundo del automóvil. Sus modelos eléctricos han marcado un antes y un después en la historia de la automoción para demostrar que, nos guste o no, este tipo de vehículos s
Tesla es la marca de moda para muchos, un símbolo de distinción para aquellos que les gusta estar siempre a la última en todo. Personalmente tengo que reconocer que tenía muchas ganas de conducir uno de los modelos de la firma americana y comprobar si, de verdad, ya son una alternativa frente a las berlinas tradicionales con motor de combustión. El Model S 100D ha sido el modelo escogido para la ocasión, una versión para la que el fabricante declara 423 CV, una autonomía superior a 600 km —en el antiguo ciclo NEDC— y unas prestaciones de primer nivel.
Durante dos jornadas hemos conducido el Model S 100D por las calles de Madrid y carreteras de la provincia. Es un coche grande y voluminoso, pero resulta mucho más manejable de lo que cabía imaginar. Su conducción también es muy agradable, ya que la práctica ausencia de ruido impone tranquilidad y mucho confort. Ahora bien, tampoco falta emoción a los mandos, ya que a poco que pisemos el acelerador este Tesla sale catapultado como un auténtico misil según confirman nuestras mediciones: 4,26 segundos para el 0-100 km/h y 23,55 segundos para cubrir 1.000 metros desde parado.
Conviene, eso sí, acostumbrarse a dosificar bien el pedal del acelerador, ya que su respuesta puede resultar un tanto violenta y la capacidad de retención es también muy elevada —para aprovechar la regeneración de energía— cuando se levanta el pie, de ahí que sea posible conducir prácticamente sin utilizar el pedal del freno.
En carretera queda claro que el Model S 100D es un coche muy rápido, pero no es una berlina deportiva. Confortable y amplio, su ritmo lo marcan de alguna manera los límites de velocidad a la hora de viajar, y si los respetamos no sólo evitaremos multas, también podremos superar con
tranquilidad los 400 km de autonomía real, si bien es verdad que en su radio de acción influirá mucho el trazado de la vía, el número de ocupantes que viajen en el coche, el uso de la climatización, etc. De todas formas, el factor clave en el consumo de energía será el ritmo que llevemos, pues a poco que nos dejemos seducir por su abundante caballería, veremos como la autonomía baja de forma considerable. No es difícil, ya que el coche gana velocidad de forma fulgurante cuando pisamos el acelerador y el bastidor permite rodar a velocidades elevadas con total facilidad, ya que va siempre muy aplomado y transmite mucha seguridad. Además, la tracción total evita cualquier pérdida de motricidad y la sensación es que el coche va literalmente sobre raíles.
Red limitada
Lo que sí deja claro el Model S 100D es que se trata de un coche perfectamente válido para conducir todos los días, incluso si tenemos que realizar muchos kilómetros, aunque deberemos contar con un punto de carga rápido en nuestro domicilio o disponer cerca de alguno de Tesla, ya que en un enchufe doméstico apenas recargaremos 150 km en una noche. Las principales limitaciones vendrán a la hora de viajar, pues no podemos arriesgarnos a apurar su autonomía y es conveniente tener en cuenta la red de supercargadores que Tesla está instalando en muchos puntos de nuestra geografía ya
que en 40 minutos son capaces de cargar casi por completo las baterías. Por eso es importante ver las facilidades de conexión que tenemos en cada trayecto o asumiremos riesgos inncesarios.
Otra importante limitación está en el elevado precio. Sí, podemos ahorrar bastante dinero en combustible, pero por los más de 112.000 euros que cuesta este Tesla se pueden comprar muchas cosas. Así, de pronto, se me ocurren, por ejemplo, un pequeño utilitario eléctrico para todos los días y una magnífica berlina para viajar.