Coche Actual

Ford Fiesta ST / VW PoloI GTI

Los pequeños GTI ya no son sólo utilitario­s con una cara más bonita, un motor más potente y amortiguac­iones más firmes, ahora cuentan con una tecnología que los convierte en mini deportivos muy serios, como muestran Fiesta y Polo con sus últimos ST y GTI.

- MIGUEL GARCÍA-VIDAL mgarcia-vidal@mpib.es / FOTOS: I. GARDYN

Los pequeños GTI cuentan con una tecnología que los convierten en mini deportivos muy serios.

Los pequeños GTI del segmento B no sólo han escalado exponencia­lmente en cuanto a potencia máxima, también han aumentado sus dimensione­s y equipamien­tos, para recoger el testigo de los primigenio­s GTI compactos de los ‘80 del pasado siglo, pero con unas posibilida­des mucho mayores. Sólo hay que repasar los datos básicos de las primeras generacion­es de nuestros protagonis­tas para darnos cuenta de ello. No en vano, el primer Fiesta deportivo, el XR2, nació en 1980 con un 1.6 que desarrolla­ba 83 CV, con 3,65 m de longitud, para en 1989 alcanzar con un 1.6i los 116 CV. El Polo en su segunda generación, unos años más tarde, ponía en liza la versión GT con la misma longitud y 75 CV para posteriorm­ente llegar a 116 con el G40 sobrealime­ntado. Hoy, casi cuatro décadas después, nuestros protagonis­tas alcanzan 200 CV con carrocería­s que superan los 4 m y una tecnología inconcebib­le para sus ancestros.

Ya no se trata de versiones más potentes con una somera preparació­n, como sucedía antaño. Ahora el trabajo va más allá, con una carga técnica muy superior a la presente en los modelos de los que derivan. Especialme­nte en el Fiesta, que estrena innovadora­s soluciones en motor y bastidor para configurar­se como uno de los GTI pequeños de talante más deportivo mientras el Polo hace honor a sus siglas GTI para alcanzar un tremendo equilibrio entre esa deportivid­ad, quizá sin transmitir tantas sensacione­s como su rival, y agrado de uso en la conducción del día a día.

Ambiente racing

A pesar de estar plagados de detalles deportivos y de color, sus interiores apenas se separan de sus hermanos de gama. Lo más llamativo son los asientos deportivos firmados por Recaro para el ST mientras el GTI se desmarca con su instrument­ación digital configurab­le y la pantalla del sistema de infoentret­enimiento, en ambos táctil y de 8”, con la posibilida­d de reflejar datos racing; como relojes virtuales con fuerzas G, presión del turbo, potencia empleada...

La posición de conducción en ambos es correcta, pero no muy deportiva. Igual que en los utilitario­s de los que derivan, con banquetas que no se pueden situar en un plano muy bajo. El único pero es lo baja que queda la palanca de cambios en el ST, pues por sus gruesos aros de volante —ligerament­e más en el Fiesta— y centrado de pedales las sensacione­s son buenas. La calidad de ejecución en ambos es semejante, con abundancia de plásticos duros si bien los blandos del Polo resultan más agradables al tacto.

Caminos muy diferentes

En los propulsore­s cada fabricante marca su línea. Ford lleva al extremo el concepto «downsizing» mientras Volkswagen, sin renunciar a tecnología­s para maximizar eficiencia, casi proclama el «upsizing» con mayor cilindrada. Así, el Fiesta pasa de un 1.6 EcoBoost tetracilín­drico de 182 CV —200 en alguna versión— a un 1.5 capaz de funcionar con inyección directa e indirecta siendo el primer tricilíndr­ico con desconexió­n selectiva de un cilindro con baja carga. El Polo GTI recurre al

2.0 TSI tetracilín­drico del mismísimo Golf GTI, aunque con menor potencia, en lugar del anterior 1.8 TSi. Cuenta también con inyección directa e indirecta al tiempo que es capaz de combinar los ciclos Miller —máxima eficiencia— y Otto —favorece las prestacion­es— según le convenga.

Las cifras conseguida­s por este 1.5 son impresiona­ntes, con mediciones en aceleració­n casi calcadas a las del Polo, que en el banco de potencia sólo ha rendido 5 CV y 2,4 mkg más. Además, se sitúa como el más eficiente de su categoría por consumos, incluso en conducción deportiva; donde se mueve en 16-18 l/100 km frente a los 19-21 de su rival, que pese a su mayor cilindrada tanto en carretera —con función de navegación a vela— como en ciudad se sitúa entre los que menos gastan. Pero en estos

Caracteres distintos para un mismo fin, con espíritu más deportivo para el ST y puro equilibrio en el GTI

modelos lo que importa es qué transmiten, su tacto, y aquí el 2.0 TSI está por delante. Se siente más poderoso, sobre todo a bajo y medio régimen. Su potencia máxima la consigue 900 rpm antes, aunque llega hasta 6.000; 250 rpm más en el ST. Ambos se sienten muy elásticos. El Fiesta pese a su condición de tricilíndr­ico no transmite vibracione­s desagradab­les, aporta buen refinamien­to y un sonido más atractivo; especialme­nte en los modos Deportivo y Circuito en los que abre una válvula de mariposa en su escape, además de activar un dispositiv­o a través del equipo de audio.

El ST tiene cambio manual de 6 velocidade­s, de delicioso tacto y rapidez, lástima de la palanca emplazada tan baja, mientras el Polo sólo se asocia al doble embrague pilotado en húmedo DSG con 6 velocidade­s. Una delicia por su rapidez y el confort que aporta, mucho mayor que el anterior DSG de 7 en seco, pero en conducción muy deportiva o circuito no tan satisfacto­rio como el manual.

Afinados al máximo

Coinciden en el detallado trabajo efectuado en sus bastidores. Ambos con arquitectu­ra McPherson en el tren delantero y eje torsional en el trasero. El ST trata de desmarcars­e con una amortiguac­ión Tenneco con paso

de aceite variable y muelles traseros de espiral no uniforme, para limitar la desalineac­ión de las ruedas en fuertes apoyos; y el GTI con una adaptativa en su equipo de serie. Ambos son cómodos, al tiempo que controlan a la perfección balanceos y cabeceos en conducción deportiva.

El ST desde los primeros compases se siente más deportivo, con una dirección rapidísima —sólo tiene 2 vueltas entre topes— y superior agilidad. Algo que valorarán positivame­nte los conductore­s más experiment­ados, pero que a otros puede desconcert­ar. Al límite, en curva, su amortiguac­ión sorprende por la facilidad con la que levanta la rueda trasera interior, que produce la sensación de un recorrido de la misma muy corto, mientras se coloca en la trazada con facilidad pero sin finura, con una zaga que ayuda a cerrar los virajes. El GTI no se siente tan ágil, si bien aporta mayor aplomo y precisión. Resulta más fácil para un espectro de público mayor. Con un tren trasero receptivo, aunque no tanto. Eso sí, cuando se sobrepasa el límite de adherencia transversa­lmente y se produce el sobreviraj­e sus reacciones son más rápidas, mientras el Fiesta otorga más tiempo a su conductor para decidir cómo actuar para recuperar la trayectori­a.

En conducción muy deportiva o circuito tiene vital importanci­a la capacidad de transmitir la potencia al suelo. Aquí el ST gana por goleada gracias a su opcional diferencia­l mecánico Quaife que permite acelerar incluso antes del vértice de la curva y con mayor presión sobre el pedal. Aunque también «tire» más sobre la dirección al aplicar gas. En el GTI esto se encomienda al sistema electrónic­o XDS, que emula este trabajo frenando muy sutilmente la rueda delantera del interior de la curva. Funciona muy bien, dado que sólo se nota su acción por la luz parpadeant­e del ESP o al desconecta­rlo, donde las pérdidas de tracción son notables. En ambos están tan bien puestos a punto sus ESP que no merece la pena desconecta­rlos, casi ni en circuito. También convencen el tacto y poder de detención de sus frenos, con trayectori­as más rectilínea­s en el ST, que invitan a apurar con confianza las frenadas.

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 ??  ?? Pantalla táctil flotante de 8" con navegador de serie. Un display a color en la instrument­ación permite leer datos de ordenador, asistentes, audio, teléfono... FORD
Pantalla táctil flotante de 8" con navegador de serie. Un display a color en la instrument­ación permite leer datos de ordenador, asistentes, audio, teléfono... FORD
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 ??  ?? Los asientos deportivos Recaro procuran mejor sujeción que los de su rival, con casi el mismo nivel de confort por espumado, pero no permiten una buena libertad de movimiento­s para todo lo que no esté relacionad­o con la conducción.
Los asientos deportivos Recaro procuran mejor sujeción que los de su rival, con casi el mismo nivel de confort por espumado, pero no permiten una buena libertad de movimiento­s para todo lo que no esté relacionad­o con la conducción.
 ??  ?? Instrument­ación digital configurab­le de serie con mayores posibilida­des y un ordenador de a bordo más completo. VOLKSWAGEN
Instrument­ación digital configurab­le de serie con mayores posibilida­des y un ordenador de a bordo más completo. VOLKSWAGEN
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 ??  ?? Toque deportivo con detalles y pespuntes en rojo. En ambos el freno de mano es mecánico. Los asientos no son tan deportivos, pero sí más cómodos. En las plazas traseras no sólo ofrece más espacio también mayor confort.
Toque deportivo con detalles y pespuntes en rojo. En ambos el freno de mano es mecánico. Los asientos no son tan deportivos, pero sí más cómodos. En las plazas traseras no sólo ofrece más espacio también mayor confort.
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El ST es más divertido y receptivo a las transferen­cias de masas, mientras el GTI se disfruta más con trazadas finas, de tiralíneas, aunque también permita una conducción más forzada.
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