Vuitton y el arte de viajar
No inventó el viaje. Pero Louis Vuitton, en su siglo y medio de vida, ha hecho más que eso: ha ofrecido a generaciones de viajeros productos de lujo para cubrir sus necesidades. Una exposición los recupera.
Desde que en 1854 se asentó en el número 4 de la rue Neuve– des-Capucines para distribuir sus bolsos, baúles y maletas, fabricados a mano con mimo y los mejores cueros, Louis Vuitton es sinónimo de lujo y calidad. Y también de pasión por atender, antes incluso de que surjan, las necesidades de los viajeros. Una tarea que, desde mediados del siglo XIX, ha llevado a la maison a crecer en paralelo al mundo de los viajes: primero inauguró su atelier, en 1859, que en poco tiempo se convirtió en un referente de la marroquinería de lujo; en 1885 abrió tienda en Londres; en 1886 desarrolló la cerradura Tumbler, que hizo los baúles de viaje mucho más seguros; en 1867 ganó la medalla de bronce en la Exposición Universal de París…
Esa historia, narrada a través de sus piezas, llega al Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid con la exposición
Time Capsule, que muestra una cuidada selección de esos objetos –pioneros muchos de ellos–, y de documentos de la firma.
Dividida en seis secciones, los visitantes pueden descubrir en ella el origen y tratamiento de los materiales y las señales identificativas de las piezas Vuitton (los remaches metálicos, los estampados propios, como el gris Trianon o el Monogram, la cerradura multiclave...) y también por qué Louis Vuitton es, desde hace más de 160 años, una fiel compañera en los viajes.