ALTA INFLACIÓN, ESCASA DEMANDA Y EXCESO DE STOCK: UN MAL CÓCTEL
EL MERCADO DE ORDENADORES SE DESPLOMA. El pasado 5 de mayo la OMS decretó el fin de la emergencia sanitaria internacional por la COVID-19 tras 1.191 días. Algo más de tres años en los que el mercado de ordenadores personales ha vivido una nueva edad dorada en un momento en el que la mayor parte de los analistas parecían tener prisa por imaginar un mundo sin PC. Según datos de Canalys, el crecimiento interanual el primer trimestre de 2021 superaba el 50 %. Pero todo fue una ilusión y, como sucedió durante los años previos a la aparición del coronavirus, tan solo 12 meses después el incremento era nulo. Así, aunque los envíos anuales en 2022 estuvieron por encima de los niveles previos a la pandemia con 453,7 millones de unidades, según datos de IDC, este 2023 no pinta nada bien.
SE CORRE EL RIESGO DE QUE LOS USUARIOS CAMBIEN SUS HÁBITOS DE COMPRA
El primer trimestre del año en curso ha sido decepcionante. Los envíos mundiales decrecieron un 29 % en comparación con 2022 según el último informe de IDC (Canalys apunta un 33 %). Si hablamos de unidades vendidas, la cifra asciende a 56,9 millones, 23,3 millones menos que en el mismo periodo del año anterior. Los cinco principales proveedores –Lenovo, HP, Dell, Apple y ASUS–, que controlan el 74,1 % del mercado, han experimentado fuertes bajadas: porcentualmente, Apple ha sido el que más ha sufrido, con una caída del 40,5 %; mientras que en número de unidades servidas, Lenovo se ha dejado por el camino 5,6 millones y Dell 4,2 millones en 2022.
Las previsiones apuntan a que los problemas para la industria se mantendrán a corto plazo, una tendencia que se espera mejore a finales de año si lo hace la economía global. La casi obligada actualización de hardware, ante el inicio de la carrera de migración de equipos a Windows 11, también se confía en que impulse el mercado –recordemos que Windows 10 dejará de recibir actualizaciones el 14 de octubre de 2025, 10 años después de su lanzamiento–. Ahora bien, desde IDC apuntan que "Si la recesión en los mercados clave se prolonga hasta el próximo año, la recuperación podría ser un trabajo duro". Y es que la fortaleza del dólar y la inflación global –que según el FMI pasará del 8,8 % de 2022 al 6,6 % este año– han tenido un gran impacto en el poder adquisitivo de los consumidores, y se corre el riesgo de que los usuarios cambien sus hábitos y vuelvan a invertir en smartphones y otros productos tecnológicos.
carlos.gombau@axelspringer.es