POR EL BUEN CAMINO, AUNQUE EL VIAJE SE PREVÉ ALGO LARGO
SOBRE REACCIONES, DECISIONES Y COCHES AUTÓNOMOS. El Diccionario de la lengua española define reacción, en su segunda acepción, como "Forma en que alguien o algo se comporta ante un determinado estímulo". Así, cuando reaccionamos, el control no lo tiene la razón, sino la emoción. Y se trata de una acción clave cuando nos ponemos al volante, que marca la diferencia entre sufrir un accidente o salvar las dificultades cuando como conductores percibimos un obstáculo o situación de emergencia. En estos casos, no hay tiempo de tener en cuenta lo que sabemos y la información de que disponemos. Es decir, no tenemos un control consciente sobre lo que decidimos. Los fabricantes de automóviles lo saben y apuestan por coches más autónomos impulsados por la inteligencia artificial.
UN VEHÍCULO CAPAZ DE SALVAR TANTAS VIDAS EN UN ACCIDENTE COMO FUERA POSIBLE O UNO QUE PRIORIZARA LA TUYA. ¿CUÁL COMPRARÍAS?
Ya en 1982 El Coche Fantástico nos hizo soñar con coches futuristas inteligentes cuando, Michael Knight mediante, KITT activaba su conducción autónoma. O en 1989 cuando Robert Zemeckis presagiaba en Regreso al Futuro II que en 2015 habría coches voladores y gasolineras regentadas por robots. Y si hablamos de coches del futuro, lo hacemos de vehículos capaces de decidir ("Determinación, resolución que se toma o se da en una cosa dudosa") por sí mismos. Pero, hasta ahora, los automóviles impulsados por IA solo han demostrado ser capaces de recorrer millones de kilómetros por sí solos, y no siempre sin intervención. Y ahí reside la principal dificultad.
El dilema ético y legal de la conducción inteligente es clave. Ante una situación de peligro, el propio vehículo debe decidir valorando y determinando en milésimas de segundo qué es lo mejor a la hora de minimizar el daño. Si estamos al volante, una reacción no es una decisión deliberada, sino un movimiento instintivo sin premeditación o malicia. Pero si un accidente de un coche autónomo deriva en una responsabilidad civil, ¿de quién es la culpa? ¿Del conductor? ¿De la marca? ¿Del programador? No lo olvidemos, los accidentes pueden suceder y sucederán. ¿Quién debería definir los criterios de decisión? ¿Los fabricantes? ¿Los ingenieros? ¿Las administraciones? Y si tuvieras que decidir entre un vehículo capaz de salvar tantas vidas en un accidente como fuera posible o uno que priorizara tu vida por encima de todo, ¿cuál comprarías? No respondas, aunque vamos por buen camino, aún faltan muchos kilómetros para que sean totalmente fiables.