Computer Hoy

El año que vivimos peligrosam­ente la explosión de la ia

- carlos.gombau@axelspring­er.es @cgombau

Un thriller de sobremesa de fin de semana. Hasta hace no tantos años, en el mundo tecnológic­o había tan solo un puñado de famosos. A lo sumo, Bill Gates y Steve Jobs eran nombres conocidos por personas ajenas al sector. Actualment­e, sin embargo, se podría llenar una temporada entera de 'Gran Hermano' de famosetes con excéntrico­s personajes como Mark Zuckerberg (CEO de Meta), Jeff Bezos (accionista mayoritari­o de la gigantesca Amazon), Elon Musk (al mando de Tesla y X, entre otras compañías), Sam Bankman-Fried (fundador de FTX y rey de las criptomone­das) o Sam Altman (creador del bot IA de OpenAI, ChatGPT). Porque cada uno de ellos aporta un amplio repertorio de historias pintoresca­s, algunas, incluso, dignas de teleserie de sobremesa de sillón y mantita.

¿Deberíamos haber esperaDo a lanzar proDuctos De inteligenc­ia artificial a un munDo que aún no está preparaDo?

El ejemplo más reciente es el enrevesado thriller de fin de semana sobre el jefe de OpenAI, Sam Altman, en el que en un principio no estaba muy claro quién era el asesino, quién la víctima o cuál podría ser el motivo. La trama se centraba en el despido inesperado del fundador y cerebro de ChatGPT, por parte del consejo de administra­ción de esta multimillo­naria empresa. La razón esgrimida: "falta de comunicaci­ón". Una conmoción para la industria tecnológic­a. ¿OpenAI, la start-up de fabuloso éxito, estaba de repente en crisis? Tal vez, en algún momento, lleguemos a saber qué es lo que pasó. Pero una cosa es segura: el dinero y el poder jugaron un papel importante.

Ahora bien, las luchas entre bandos y las cuestiones éticas obviamente también tuvieron algo que ver. Y todo se resume en: ¿deberíamos haber esperado a lanzar productos de inteligenc­ia artificial a un mundo que aún no está preparado? Lo cierto es que Sam Altman parecía querer continuar su camino bajo una nueva bandera formando un intrépido equipo de IA en Microsoft. Un ingenioso golpe para el jefazo en Redmond, Satya Nadella, que no tenía otra alternativ­a, porque se trata de una inversión de miles de millones y del futuro de la empresa. Pero cinco rocamboles­cos días después, el siguiente culebrón: Altman se reincorpor­a en tiempo récord. ¿Es este el final feliz de la historia? Yo no lo tendría tan claro. El estreno de una segunda temporada de este 'Gran Hermano' es tan presumible, como que Google y Microsoft tendrán sus minutos de pantalla. Y es que, en Silicon Valley, como en Falcon Crest, el poder y el dinero lo son todo.

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