¿TRABAJO EN REMOTO, EN LA OFICINA O SEGÚN UN MODELO HÍBRIDO?
FLEXIBILIDAD, RENDIMIENTO Y CULTURA DE EMPRESA. ¡Hace ya cuatro años! ¡Se dice pronto! Se acaba de cumplir el cuarto aniversario desde que, aquel 14 de marzo de 2020, el Gobierno decretara el estado de alarma con motivo de la situación de emergencia de salud pública por la COVID-19. Un decreto que envió a casa, de la noche a la mañana, a casi la mitad de los trabajadores. Según el INE, a un 48,8 %. Todo un reto si tenemos en cuenta que, según datos de Eurostat, en 2019 el 91,7 % de los empleados siempre acudía a la oficina. Si atendemos a las cifras de esta misma fuente, la media nacional descendió de un 92,6 % en 2013 al 84,6 % en 2021. Ahora bien, a falta de datos definitivos del pasado año, en 2022 esa media volvió a subir hasta el 86,1 %. ¿No habíamos quedado en que el trabajo en remoto llegaba para quedarse?
Lejos vemos a Países Bajos (47,1 %), Suecia (55,3 %), Islandia (57,7 %) o Noruega (58,3 %). Mientras, en Francia, el 66,2 % de los empleados siempre acude a la oficina, en Alemania es un 75,8 %, en Portugal el 81,8 % y en Italia el 87,8%. Rumanía es el farolillo de cola y el 95,7 % nunca teletrabaja. Pero un 'trabajo en casa' sin desconexión digital ha llevado a que más del 39 % de los españoles se sienta desmotivado laboralmente; por no hablar del 55 % de los profesionales que están insatisfechos con su salario, según la Guía del mercado laboral 2023 elaborada por la consultora Hays. Decían que la resiliencia no tenía límites, pero está claro que algo está fallando en el modelo actual.
Ya en septiembre de 2020, Reed Hastings, CEO de Netflix, se aventuraba a afirmar que el trabajo desde casa no tenía efectos positivos. Tim Cook, CEO de Apple, calificó el trabajo remoto como "la madre de todos los experimentos"; ahora, está tomando medidas contra los empleados que no acuden tres días a la semana a la oficina. ¿Cuál es el balance ideal entre casa y la oficina? ¿Quién lo decide? ¿Y quién los puestos que pueden acogerse al trabajo híbrido y la flexibilidad, y cuáles no? ¿Cuánto tiempo puede ser productivo un trabajador en su hogar? ¿Es una medida para atraer y retener talento? ¿Y un modelo sostenible en el tiempo y compatible con la cultura de cualquier empresa? Son muchas preguntas y no hay respuestas simples. Pero los datos son claros: echamos cada vez más horas, es complicado establecer límites entre lo personal y lo laboral, y las políticas de flexibilidad han pasado a ser un factor decisivo a la hora de decidir dónde se quiere trabajar.
carlos.gombau@axelspringer.es
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LAS POLÍTICAS DE FLEXIBILIDAD LABORAL HAN PASADO A SER UN FACTOR DECISIVO A LA HORA DE DECIDIR DÓNDE SE QUIERE TRABAJAR.