Edad Media en el siglo XXI
Hasta hace apenas unos lustros, los coches no circulaban por las callejuelas de la Medina de la ciudad marroquí. Su atmósfera mágica y el legado de la Edad Media se palpan en buena parte de sus rincones, más allá del riad. Al contrario que otras ciudades, Fez mantiene la pureza de lo antiguo sin perder de vista el nuevo siglo.
A primera vista, Fez parece encarnar el pasado de Marruecos con sus mezquitas del siglo XIX y sus calles libres de vehículos. Pero, tras las contraventanas, se vienen produciendo interesantes cambios. Texto: Anthony Sattin. Fotografías: Ken Kochey.
EEL MÚSICO DEL LAÚD ÁRABE ha estado tocando durante casi una hora en el salón vanguardista del Riad Fès, antes de darme cuenta de lo que estaba haciendo. Mi parsimonia podría deberse a la sopa de cebada, al pastel de codorniz, la pierna de cordero y otras delicias que proceden de la cocina. Podría culpar también a los grados del gris, un vino tan pálido como el agua pero que pega fuerte. Es posible que se deba a mi cansancio tras un día en el zoco y en el hamman. Sea cual fuera la razón, estaba escuchando a medias cómo el hombre con chilaba crema se despojaba de su luto. Pensé que solo rasgueaba las mismas cuerdas, inmerso en su mundo. Luego me di cuenta de que con cada riff cambiaba el tono, y su música nos hipnotizó toda la velada.
La medina de Fez, como la música del laúd, es algo así como una suave y progresiva repetición de patrones, una combinación viva, una nueva nota. Fez es aún la más virgen y menos modernizada medina del mundo árabe y uno de los mayores espacios libres de vehículos del planeta, aunque eso está cambiando. Hace 60 años el escritor Paul Bowles comprobó que muchos de sus habitantes nunca habían visto un coche. Eso no significa que no hubiera ninguno en la ciudad, sino que se encontraban en la Ville Nouvelle, la nueva urbe que se levanta en la antigua Fez. Esa gente convirtió en un guiño al honor el no cruzar el puente para contemplar los cambios. Dicha determinación ha perfilado lo que es hoy Fez, convertida en uno de los últimos bastiones del mundo de la era medieval. En muchas ciudades europeas bien conservadas, como Brujas, el pasado se ha convertido en una mercancía viva que se vende al turismo. En Fez esa antigüedad se ha mantenido gracias al esfuerzo de sus habitantes; los turistas aún son minoría. A pesar de todo, los cambios se vienen sucediendo (despacio), y se está convirtiendo en un lugar cada vez más ocioso. No te dejes condicionar por su etiqueta de ‘ciudad imperial’; Fez es un canto a la historia y a la tradición. No te sientas obligado a visitar todos los lugares de interés solo por el mero hecho de que hay muchos. El edificio más antiguo e impresionante es la mezquita de Kairaouine, a los pies del valle, es tan mayúscula como interesante arquitectónica y culturalmente. Data de la época de la creación de la ciudad, en el siglo XIX y es la segunda de Marruecos en dimensiones. El edificio forma parte de lo que se dice que es una de las universidades más antiguas del mundo. Pero solo GRAN LEGADO
MEDIEVAL En el sentido de las agujas del reloj, desde la izquierda, cama
en Scorpion House; piscina en Riad Fès; escalera abierta y salón en Riad Laaroussa;
hotel Sahrai, abierto este año en Ville Nouvelle; sombreros marroquíes en Le Jardin des Biehn;
y vieiras en el restaurante Maison Blanche.
“La norma aquí es evitar tomar el camino recto si existen
otras alternativas”, ilustra Hamido, nuestro cicerone local.