Explorers
Una de las rutas más históricas de China es recuperada por exploradores y montañeros, como Jeff Fuchs, que ahora ofrecen transitar estas sendas antes ocupadas por muleros del té.
Nuestros expertos nos redescubren la Ruta del té y los caballos y la ‘amistad’ entre el arte y los animales.
Arriba, la ruta parte de Xishuangbanna y llega a Shangri-la. A la dcha., la China más rural y auténtica, de la mano de los lugareños y sus tradiciones. Sentado en la terraza del café Old Tree, en la pequeña y coqueta plaza de Shaxi –con sus casas tradicionales, su pagoda y su teatro popular–, es fácil imaginar ese mismo espacio lleno de reatas de caballos, cargados del valioso té de Yunnan, descansando en su largo camino hacia los confines del Tíbet. El pueblo de Shaxi es una de las estaciones intermedias de una histórica ruta comercial que, durante siglos, llevó el apreciado té de la provincia de Yunnan desde los valles tropicales donde se produce hasta la fría meseta tibetana y de allí hasta el corazón de la India. Hace ya tiempo que el té no viaja a lomos de caballos, sino en camiones. Pero el esfuerzo de algunos estudiosos y aventureros logró recuperar la red de sendas que transitaban los muleros del té. Uno de estos es Jeff Fuchs, explorador, montañero, escritor y fundador del club del té (y tienda online) JalamTeas. Fuchs fue el primer occidental que recorrió y documentó los 5.000 km que separan el inicio y el final de la Ruta del té y los caballos. Ahora ha diseñado para la agencia Wild China un viaje muy especial, guiado por él mismo, que recorre en 13 días parte de esa ruta, desde Xishuangbanna, al sur de Yunnan, hasta Shangri-La, pasando por Shaxi, Dali y la inigualable Lijiang, Patrimonio de la Humanidad. Una oportunidad única para descubrir la provincia más multiétnica de China –la mitad de sus 55 minorías viven aquí–, y conocer a uno de los exploradores más interesantes de nuestros tiempos. Una China diferente, rural y muy auténtica que se recorre a pie y a caballo, atravesando bosques, altiplanos y parajes imposibles de ver desde la carretera.